El auto del comisario de la Bonaerense Hernán Martín (43), asesinado a tiros hace dos meses por oficiales de la Policía Federal Argentina (PFA) en una estación de servicio de Avellaneda, presentaba 31 orificios de bala. El dato surge del informe preliminar de la pericia balística, que señala que ningún disparo fue realizado desde el interior del rodado.
El estudio –al que tuvo acceso PERFIL– estuvo a cargo de Juan Peratta, perito en balística del Ministerio Público Fiscal, y forma parte de la causa que investiga la fiscal penal María Soledad Garibaldi, que ya tiene siete cuerpos.
El viernes 29 de marzo a las 10 de la noche, el comisario Martín intentó escapar de la estación de servicio Shell a bordo de un Toyota Etios blanco que pertenecía a la flota de autos de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Lanús-Avellaneda. Martín era el jefe del Gabinete de Narcotráfico de la Brigada.
Dos agentes encubiertos de la PFA habían intentado detenerlo en la playa de estacionamiento como segundos antes habían hecho con su compañero, el capitán Eduardo Franicevich, quien supuestamente había recibido un sobre con dinero de una coima de la mujer de un narco que habría sido secuestrada y extorsionada. Como los policías no pudieron frenar el paso del Toyota Etios, comenzaron a disparar. Una, dos y hasta nueve veces como mínimo.
Colador. En el informe pericial (Nº 111/2019) está el detalle de la cantidad de impactos que presenta el auto. La inspección externa señala 12 orificios: tres en la puerta trasera derecha, uno en el parabrisas (de salida), dos en la luneta, uno en la puerta delantera derecha, uno en la tapa del baúl, dos en la puerta trasera izquierda, uno en el vidrio de la ventanilla trasera izquierda y otro en el faro trasero izquierdo.
Si bien la pericia balística no halla perforaciones de proyectiles disparados desde el interior del Toyota Etios, distintas fuentes consultadas aclararon que eso “no significa que el comisario Martín no haya gatillado”.
De hecho, los voceros remarcaron que los peritos levantaron en el interior del coche cuatro vainas servidas de un arma calibre 9 milímetros como la que portaba el jefe policial: una estaba en el tablero, y las otras tres, en la guantera de la puerta delantera.
“No se puede tomar esta pericia de forma aislada sino que debe ser evaluada en conjunto con otros estudios”, indicó a PERFIL una fuente judicial.
Según el informe preliminar de autopsia, el cuerpo del jefe policial presentaba siete impactos de bala, dos de ellos en el cuello y la cabeza. El estudio forense, firmado por la médica Patricia Elizabeth Ares, detalla que los tiros que recibió el comisario Martín fueron realizados “de atrás hacia delante y de arriba hacia abajo”.
Para los investigadores será clave la pericia dinámica del tiroteo (3D), porque es la que determinará cuántas líneas de fuego hubo y si los dos efectivos de la Federal que resultaron heridos fueron baleados por Martín o por hombres de la misma división (una situación habitual que en la jerga se conoce como “fuego amigo”). El sargento Sergio Arán (41) fue herido de dos balazos, y el cabo Claudio De Carlo (38) presentaba cinco impactos.
Además de este estudio, falta la pericia de cotejo balístico para saber de qué armas provinieron los disparos que hirieron a las tres víctimas e impactaron en el auto. También restan los análisis de dermotest y los resultados de las pericias realizadas a los teléfonos de todos los involucrados.
Contraataque. Edgar García, el abogado que representa a la viuda de Martín y a Eduardo Franicevich, uno de los tres detenidos, dice a PERFIL que para él “la causa está orientada a encubrir a los responsables de la muerte del comisario” y que los efectivos de la Federal pertenecerían “a una red de compra y venta de estupefacientes de la zona”, una hipótesis que suena disparatada pero que ni el propio ministro de Seguridad de Buenos Aires se anima a descartar. “Cualquier teoría puede ser cierta”, dice Cristian Ritondo, quien resalta que pese a que pasaron casi dos meses del hecho todavía “no está claro lo que sucedió en Avellaneda”. “Como ministro pedí la causa para interiorizarme de un episodio gravísimo que ocurrió en la provincia de Buenos Aires”, enfatiza, y aclara que por el momento no tiene elementos como para asegurar que haya habido fallas en el procedimiento.
Por su parte, el abogado de la viuda adelantó que, teniendo en cuenta el informe pericial balístico, se presentará en la causa como querellante. “Vamos a solicitar la imputación de los policías de la PFA por los apremios ilegales que recibió el capitán Franicevich al momento de la aprehensión, y por otras irregularidades, como la no identificación de los efectivos, y por la muerte del comisario Martín, causada por los agentes federales”, adelantó el letrado.
Sobre la situación procesal de los oficiales encubiertos de la PFA que intervinieron en el operativo, aseveró que ninguno de ellos “está sumariado por el Ministerio de Seguridad ni fue notificado de una imputación penal”. “También solicitaré que Sandra Ojeda, viuda del comisario, sea aceptada como particular damnificada, ya que antes la fiscal no la había aceptado”, agregó García.
En la causa hay tres integrantes de la Brigada que todavía permanecen detenidos: el jefe de operaciones Raúl Elías Hernández, el teniente primero Claudio Saldivia y el capitán Franicevich. Solo el comisario inspector Aníbal Ochoa recuperó su libertad, aunque sigue siendo investigado y continúa apartado de la fuerza preventivamente.
En tanto, el comisario inspector José Hernández, el jefe de la DDI, tiene un pedido de detención que está en suspenso porque su abogado defensor presentó una eximición de prisión que todavía no fue resuelta por la Cámara de Apelaciones de Buenos Aires.
El cabo baleado ya está en su casa
Claudio De Carlo, el cabo de la Policía Federal Argentina (PFA) que recibió cinco impactos en el operativo realizado en la estación de Avellaneda, abandonó el hospital esta semana, después de permanecer internado durante más de cuarenta días.
De Carlo estaba internado en el Hospital Churruca, pero esta semana inició su recuperación en su domicilio.
Sergio Arán, el otro efectivo herido, dejó el hospital horas después del ataque porque las heridas que presentaba no revestían gravedad. Al día siguiente del hecho fue visitado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el jefe de la PFA, Néstor Roncaglia, quienes lo felicitaron por su labor.
Ritondo y Perroni recibieron a la viuda
Sandra Ojeda juró por sus hijos limpiar el nombre de su marido, el comisario Hernán Martín. A dos meses del caso, y cuando la investigación sigue planteando interrogantes, la mujer está decidida a avanzar hasta las últimas consecuencias.
Hace dos semanas fue recibida por el ministro de Seguridad de Buenos Aires, Cristian Ritondo, y el jefe de la Bonaerense, comisario general Fabián Perroni. “En enero pasado mi esposo fue ascendido a comisario, y en toda su carrera como policía nunca le iniciaron un sumario. En las tres semanas que estuvo en la DDI no pudo armar semejante organización”, dice Ojeda a PERFIL.
Ojeda y Martín se casaron en 1998 y tuvieron tres hijos. La familia quedó devastada el viernes 29 de marzo, cuando se enteraron de que el comisario había fallecido en el tiroteo.