El titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli, negó esta semana gestiones para la compra de un sofisticado software espía que permite controlar de forma remota celulares y computadoras. La información había trascendido en mails de una empresa italiana dedicada a la venta de herramientas de espionaje informático avanzado filtrados por WikiLeaks y revelados en Argentina por PERFIL.
“Escuchaste los aplausos”, decía Parrilli a los periodistas, con una sonrisa, al salir del auditorio de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Allí realizó el jueves una exposición, como parte de sus contactos con el mundo empresarial para disipar los temores causados por la nueva normativa sobre inteligencia para frenar “golpes del mercado financiero”.
—Queríamos consultarle sobre lo que trascendió a través de WikiLeaks con relación a la compra de un...
—No tenemos nada que ver con eso. Absolutamente. Ni la Presidenta nos lo ha pedido ni tenemos previsto hacer ningún tipo de esas cosas.
—Quien aparece como intermediario en los mails dice que su empresa es proveedora de la inteligencia del Estado…
—No. No sé. Desconozco totalmente. Yo no tengo nada que ver con eso. Y no está, le repito, ni previsto por nosotros ni es lo que nos ha pedido la Presidenta que hagamos.
A pesar esta rotunda negativa, fuentes del sector privado vinculado a la venta de este tipo de sistemas y testimonios oficiales off the record coinciden en señalar que la intención de compra existió, tal como se refleja en los mails difundidos por WikiLeaks.
Nueva orientación geopolítica. Fuentes de inteligencia indicaron además a este medio que la compra a una empresa italiana es coherente con la nueva “orientación geopolítica” de la AFI en sus adquisiciones. En el pasado, indicaron, se privilegiaba la compra de tecnología promovida por los servicios norteamericanos, con los que se colaboraba. Los cambios en la ex SIDE ocurridos desde la muerte de Nisman han reorientado las compras a empresas europeas.
En las comunicaciones confidenciales filtradas hace ya tres semanas, una empresa argentina, Tamce SA, aparece como intermediaria para la venta del programa de espionaje Galileo, desarrollado por la italiana Hacking Team, que tiene un costo que puede elevarse a más de un millón de dólares para intervenir unos cincuenta dispositivos.
El titular de Tamce SA, Nicolás Ruggiero, habla de contactos con Presidencia, experiencia de ventas a los servicios de inteligencia argentinos y menciona una reunión con el actual director de la AFI. También se habla de una empresa competidora israelí, NSO Group, que ya había realizado una “demo” ante funcionarios de la AFI.