El Gobierno se prepara para, en dos semanas, envíar el Presupuesto nacional 2011. El problema
que existe para el oficialismo es no contar con ley de presupuesto propia o
aceptar la que le dicte la oposición. Si la segunda opción se hace realidad, el
único camino a seguir sería la reconvención, es decir, utilizar la ley del año anterior ajustándola
por decisiones administrativas con los superpoderes, según informó
Ámbito Financiero.
Partidos opositores como la UCR, la Coalición Cívica, el macrismo y el Peronismo Federal
saben que temas como el 82% móvil a jubilados, el reparto de los ATN, el futuro de los superpoderes
o hasta la reforma del INDEC,
terminarán fundiéndose dentro de la discusión de la caja total del Estado que se dará en el
debate del Presupuesto. Por eso a nadie sorpredió que en el Senado algunas de esas
votaciones se postergaron hasta el 6 de octubre, cuando ya se conozca el proyecto definitivo de
Presupuesto para el año próximo.
Imponen. La oposición sabe que tiene una ventaja. Con los números que hay en las
Cámaras,
podría por primera vez imponerle un Presupuesto a los Kirchner. Sino, puede
obligarlos a pagar el costo de reconvenir el sancionado el año pasado para llegar así a las
elecciones sin Presupuesto nacional.
El matrimonio K se viene preparando desde hace un tiempo frente a dos opciones: que
la Presidente vete el Presupuesto nacional 2011 o que no se apruebe en medio de
una guerra donde el Gobierno no querrá negociar con la oposición.
Con la actualización del Presupuesto plurianual que hizo el Gobierno,
comenzaron a ajustarse algunos cambios que no estaban contemplados en la ley para este
año, como la reforma en los ministerios. Además, tomando en cuenta que se espera una suba
en la recaudación, los Kirchner podrían seguir administrando bajo las normas de 2010 (que ya
incorporaron un plan de obras más que ambicioso e irrealizable) y sumarle a eso los excedentes de
ingresos, sin control alguno del Congreso