Alberto Fernández asegura que la única razón detrás del pase de la secretaría de Comercio al Ministerio de Economía tiene que ver con “coordinar mejor las políticas macroeconómicas con las políticas microeconómicas”, como los controles de precios que lleva adelante Roberto Feletti y que hasta ahora no alcanzaron para frenar la suba de la inflación.
Aunque el secretario responde al kirchnerismo y al igual que este sector, tiene críticas a la política económica, el Presidente confía en el eje Guzmán-Feletti pero mira con preocupación la continuidad de la guerra en Ucrania y sus consecuencias negativas en lo que llama “el hemisferio sur”.
El secretario de Comercio coincide con el Presidente: “Veníamos planteando la necesidad de alinear la política de la secretaría con la política económica y trabajar coordinadamente. No se puede hacer solo una política de precios con una secretaría. Una política antiinflacionaria claramente tiene que exceder los programas que nosotros podemos implementar”, decían en su entorno más íntimo después de que el último martes Roberto Feletti visite a Martín Guzmán y se entere del movimiento.
Después de ese encuentro y con varias tazas de café vacías en la mesa, el funcionario puesto por Cristina Kirchner se fue convencido de que el vínculo será mejor que el que tuvo con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, de quien dependía hasta ahora.
Semanas atrás, Alberto Fernández decidió no hacer cambios en el área económica y envalentonar a Martín Guzmán. Le pidió al ministro y a su gabinete que comience a explicar la gestión y que, incluso, responda las críticas que llegan desde la propia alianza y la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Ahora también el ministro de Economía deberá mostrar resultados en los números de la inflación.
Fernández esperaba que la curva del segundo trimestre empezara a mostrar el descenso en los aumentos de precios, pero la guerra desatada por Rusia puso en alerta un Presidente que necesita mostrar resultados con urgencia. En este contexto, viajó a Europa y les pidió a Felipe Sánchez (España), Olaf Scholz (Alemania) y Emmanuel Macron (Francia) encontrar un camino institucional para frenar el conflicto.
“En el análisis de la inflación el contexto internacional hoy no puede estar ausente”, dice Fernández mientras espera que el cambio de estructuras pueda agilizar la gestión para ordenar los precios. El jefe de Estado habla de la guerra, pero también de las sanciones impuestas a Rusia “que están generando consecuencias muy negativas en el hemisferio sur”, explica.
“Mi planteo en Europa fue decirles que la guerra estaba dejando de ser entre la OTAN y Rusia, que había que pararla ya, y que si la solución era subir las tasas como anuncia la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central de la Unión Europea, lo único que generarían es una enorme depresión de la economía global donde todos perderíamos”, detalla Fernández ya en suelo argentino y pocos días después de conocer el 6% de la inflación de abril.
El Presidente cree que en nuestra región aún no se tomó dimensión de lo que significa la continuidad del conflicto bélico, mientras en Europa ya se habla de “crisis alimentaria mundial”, “hambruna” y “gobiernos desestabilizados”.
Fernández se molesta cuando recibe críticas internas a la carrera contra la inflación que está dando. “¿Vos pensas que yo quiero frenar los salarios?, todos queremos que los salarios estén por encima de la inflación y que se recupere lo perdido en los cuatro años anteriores”, dice cada vez que alguien pone en duda para quién gobierna o hacia dónde va la gestión económica.
Y recuerda: “Se está metiendo una idea errada cuando lanzan críticas y nos debilita la imagen a todos, a muchos más que a mí. Aumentamos las becas progresar, se reabrieron las paritarias, los salarios reales subieron, pusimos 180 millones para dar un bono. Lo hago y no hago un relato con eso”.