Con los resultados de las elecciones el kirchnerismo seguirá siendo la primera minoría en la Cámara de Diputados logrando así un motivo de celebración a pesar de haber perdido en gran parte del país. Según el escrutinio provisorio, el Frente de Todos estaría teniendo una bancada de 118 diputados contra 116 con las que se quedaría Juntos por el Cambio, frenando así el impulso de un sector de la oposición de arrebatarle la presidencia a Sergio Massa.
Así, el balance general da que la principal alianza opositora se llevó 61 (queda igual de lo que estaba) de las 127 bancas en juego en todo el país, contra solo 50 del Frente de Todos (pierde dos). Sin embargo, a pesar de ese triunfo, a JxC le queda un sabor amargo ya que la lectura política es que después del contundente resultado de las PASO se ilusionaban con sumar más diputados todavía.
De todas formas, la construcción de mayorías para el Gobierno en la Cámara baja se le hará más cuesta arriba que antes. Hasta ahora la película del Congreso era que el FdT lograba aprobar los proyectos con facilidad en Senado y los más controvertidos se trababan en Diputados, porque no conseguían sentar a todos los eventuales aliados. Ahora esa situación se complicó en las dos cámaras.
Por qué el oficialismo festeja una derrota
“Tenemos la primera minoría”, destacó Massa en el discurso del búnker. Significa que su puesto no corre riesgos. Sin embargo, ahora empezará la discusión fina para ver quién consigue más apoyos para el armado de las comisiones a partir del 10 de diciembre. Ya sucedió en 2009, cuando después de las elecciones legislativas se armó el “Grupo A”, donde diferentes bloques opositores sumaron más votos y se distribuyeron las presidencias de las principales comisiones. Es una movida clave para marcar los tiempos de Diputados, sobre todo para impulsar o frenar determinados proyectos.
En esta lógica, los dos tendrán dificultades, porque el universo de los no alineados se volvió más heterogéneo que antes. El FIT crece y pasa de dos a cuatro diputados. Son difíciles de convencer por el kirchnerismo y prácticamente imposibles por JxC. Aparece una bancada de liberales (entre cuatro y cinco), con Javier Milei y José Luis Espert a la cabeza. Podrán ser más cercanos a JxC, pero sobre todo para el rechazo a propuestas kirchneristas.
Habrá que ver también cómo juega todo el peronismo no kirchnerista. Su principal exponente será Juan Schiaretti, que logró renovar solo dos de tres bancas en juego en Córdoba. Tendrá tres diputados ese bloque, aunque buscará sumar aliados. En Consenso Federal quedan dos (Graciela Camaño y Alejandro “Topo” Rodríguez). Y probablemente se sume Florencio Randazzo, que tendrá que pelear en el escrutinio definitivo los pocos votos que le faltan para pasar el piso del 3% del padrón. Son 6 diputados que difícilmente se sienten a negociar con el gobierno cuestiones controvertidas.
También habrá dos socialistas y un riojano (Felipe Álvarez, que en las elecciones estuvo cerca de JxC). También figuras difíciles para el oficialismo.
El universo más cercano se reduciría entonces a dos del oficialismo rionegrino, dos del misionero y uno del neuquino. Además, llega un santacruceño, Claudio Vidal, que jugó por fuera del Frente de Todos pero podría terminar siendo aliado.
Habrá bancas, sin embargo, que prometen definirse en el escrutinio definitivo. En provincia de Buenos Aires, está la de Randazzo, que se la lleva él o Hugo Bontempo, de la Ucedé, que va tercero en la lista de Espert. En La Rioja, el radicalismo pelea por quedarse con la segunda banca en juego (está a 75 votos). En Jujuy, el FIT podría perder su banca en manos de JxC.
GZ / ED