Hace diez días, cuando estaba preparando las valijas para tomarse unos días en Chile con su familia, María Eugenia Vidal comenzó a meditar la decisión. Es que, hasta ese momento, había decidido no explicitar a quién votaría. Íntimamente ya lo sabía pero había elegido no hacerlo público ya que, creía, podía dañar la tan mentada unidad que venía impulsando desde que se bajó de la precandidatura presidencial.
Desde hace meses Vidal siempre dijo que, si bien se mantenía “neutral”, no descartaba que, cerca de las fechas de las PASO, dé a conocer su decisión sobre a quién votaría. Por ello, era natural para los vidalistas que termine votando al jefe de Gobierno.
A su regreso del viaje, el lunes a la noche fue a cenar al cuarto piso del departamento que alquila Horacio Rodríguez Larreta sobre Avenida Libertador. Allí, junto a otros de sus colaboradores, confirmó que había decidido dar a conocer que lo votaría. Fue enfática en que se trataba de un tema clave y que era consciente de las repercusiones que podía tener. Pero también que era su convicción más profunda: es amiga y conoce a Larreta desde hace 27 años cuando entró como pasante al Anses y fue, a sus 23 años, quien colaboró para el libro “Domando al elefante blanco”, un libro sobre la experiencia de gestión. “No voy a especular. Esta es mi convicción”, le dijo en la cena al jefe comunal.
Con todo, la elección fue absolutamente personal. Aunque contó con el apoyo de muchas figuras clave de su entorno: desde Emmanuel Ferrario, el vicepresidente de la Legislatura porteña quien twitteó apoyándola, pasando por Federico Salvai, su ex jefe de gabinete en la Provincia, hasta Milagros Maylin, quien le dedicó un cariñoso posteo en Instagram con una anécdota de los años de gestión en La Matanza.
A pesar de ello surge un dato clave: buena parte de los “vidalistas” están en la boleta de Patricia Bullrich y Néstor Grindetti en la Provincia. Por ello, en las últimas 48 horas dedicó casi todo el día a contarles a sus colaboradores y asesores su decisión. Se encontró con apoyos prácticamente unánimes. Algunos la emocionaron. Los que la conocían bien – como Santiago López Medrano, precandidato a intendente bullrichista en San Martín y ex ministro de Desarrollo Social bonaerense – no se sorprendieron.
Uno de los primeros con los que habló de su decisión fue con Cristian Ritondo, jefe del bloque de diputados del PRO, y la cabeza de la lista bullrichista en Provincia. El diálogo fue tenso pero llegó a buen puerto. Aún Ritondo no había hablado de “desilusión”, tal como se expresó hoy.
También se lo comunicó ayer a Bullrich, quien agradeció que se lo haya avisado antes de darlo a conocer masivamente. En la última reunión que habían tenido la diputada ya le había anticipado que si se pronunciaba por alguno de los dos se lo haría saber. Tampoco habían aparecido aún las duras críticas del jefe de la campaña bullrichista, Juan Pablo Arenaza, quien la trató de “empleada del mes” o de Hernán Lombardi. Lo de Arenaza fue lo más sorprendente para ella: venía de ser el nexo entre la diputada y la precandidata presidencial en los últimos años.
En este marco, desde fines del año pasado, el presidente del bloque del PRO quiso cerrar un acuerdo con Bullrich que lo llevara como candidato para gobernador y a Vidal para la jefatura de Gobierno porteño. Ella siempre se negó.
Pero no solo eso: tanto Larreta como Bullrich le ofrecieron todo tipo de lugares en sus listas y en sus eventuales gobiernos. La respuesta nunca cambió: “no”.
Aunque sabía que Mauricio Macri hubiera preferido que se mantenga neutral o que, en todo caso, juegue para Bullrich, decidió seguir adelante. “Mauricio y Horacio son del PRO desde que empezamos”, se la escuchó decir en los últimos tiempos.
En este marco, hoy Vidal dio a conocer públicamente su apoyo con una carta-hilo de Twitter que escribió ella de puño y letra. Allí mezcló argumentos políticos con algunos personales – como los años que son amigos y el conocimiento profundo sobre el jefe de Gobierno -.
Juntos fueron a Río Gallegos a impulsar al candidato a gobernador del PRO, el periodista Mario Markic – quien debuta en la arena electoral -, quien fue convencido por Vidal para sumarse.
Ahora en el larretismo esperan que, sin la mochila de la neutralidad, Vidal pueda acompañar al precandidato presidencial en el último tramo de su campaña que lo llevará a Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos, en un raid final de los últimos diez días. Incluso que esté presente en el cierre en La Plata junto a Diego Santilli y el intendente local del PRO, Julio Garro.
En el búnker de Olazabal, donde ya está instalado un contador con números azules, evaluaron en estas horas que, tras el apoyo de Facundo Manes y de Rodrigo de Loredo, dos radicales de peso, sumar a Vidal ahora podría ser clave. Y atribuyeron al bullrichismo "nervios" por esas movidas en el sprint final de la campaña.