Después de varios años de dramas y fuertes rumores, la princesa Charlene de Mónaco estaría viviendo en el exilio y solo se encontraría con su esposo, el príncipe Alberto II, para participar de los eventos más importantes del principado.
Así lo aseguraron algunos medios de comunicación alemanes y franceses, en sintonía con lo que se anunció hace más de un año, cuando se aseguró que Alberto II pactó con su esposa para pagarle casi 13 millones de dólares por año para participar en sus funciones públicas como princesa consorte.
El diario francés Voici citó a fuente cercana diciendo que Alberto II y Charlene son solo una “pareja ceremonial” que solo se ve con cita previa.
Según el pacto elaborado por los príncipes, la consorte sólo regresa al Principado de Mónaco en ocasiones oficiales, como en el tradicional Baile de la Rosa, el Gran Premio de la Fórmula 1 o la misa del Día Nacional, en noviembre.
Otra fuente, citada por el diario alemán Bild, aseguró que “Alberto y Charlene ahora son buenos socios, se turnan para cuidar a los niños”.
El papel de la princesa consorte no está definido por la Constitución monegasca, pero su aparición en las ceremonias estatales es necesaria. Además, dado que es la madre del príncipe heredero Jacques, ella cumpliría un rol clave como regente si su padre fallece antes de que el niño cumpla 18 años.
El palacio de Mónaco hizo silencio respecto a estas versiones y la última aparición de la pareja fue unos meses atrás, en un viaje en yate junto a sus mellizos, el príncipe heredero Jacques y la princesa Gabriella, duquesa de Carladés, de 8 años.
Desde entonces, Charlene no regresó a Mónaco, alimentando las especulaciones sobre una crisis matrimonial que habían surgido en 2021, cuando se fue ocho meses a Sudáfrica, donde se le realizó una cirugía bajo anestesia general a principios de octubre, la última de una serie de intervenciones decididas tras una infección otorrinolaringológica.
Charlene volvió a Mónaco en noviembre, pero su ausencia en la fiesta del Día Nacional, el mayor evento del calendario oficial, alimentó nuevas especulaciones sobre el estado del matrimonio de la pareja y también nuevas preocupaciones sobre su salud.
Días después, el palacio informó que la princesa se había internado “en un establecimiento especializado por el cansancio ligado a su fragilidad”, lo que confirmaba las afirmaciones sobre problemas de salud mental que Alberto II había dado a la revista People.
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El soberano dijo que el reencuentro de la princesa con sus hijos en el palacio principesco estuvo "bastante bien" en las primeras horas, pero luego se hizo "bastante evidente" que Charlene no estaba "bien".
Alberto II dijo a People que su esposa "se dio cuenta de que necesitaba ayuda", y agregó: "Estaba abrumada y no podía enfrentar los deberes oficiales, la vida en general o incluso la vida familiar". "Estaba claramente exhausta, física y emocionalmente. Estaba abrumada y no podía afrontar los deberes oficiales, la vida en general o incluso la vida familiar", dijo a la revista.
Alberto II dijo que “lo mejor que podía hacer” Charlene “era ir a descansar y recibir un tratamiento realmente enmarcado médicamente”. “Y no en Mónaco. Por razones de privacidad, tendría que estar en algún lugar fuera de Mónaco”, explicó.
Fue entonces cuando surgieron las noticias de que Charlene estaba refugiada en alguna institución mental de Suiza: "El sur de Francia está demasiado cerca, pero Suiza tiene excelentes instalaciones médicas privadas, y Charlene estará bien atendida allí", reconoció un amigo de Charlene.
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A mediados de 2022, medios franceses afirmaron que Alberto II firmó un “contrato ultraconfidencial” con su esposa para pagarle 12,6 millones de dólares por año para participar en sus funciones públicas como consorte.
Inicialmente aclamado como un matrimonio de "cuento de hadas" con un príncipe descrito durante mucho tiempo como el soltero más codiciado del mundo, los rumores persiguen a la pareja desde que se casaron en 2011.
Charlene, especialmente, tuvo que lidiar con la existencia de dos hijos que el príncipe tuvo antes de conocerla con parejas ocasionales.
El año de su ascenso al trono, el príncipe admitió haber tenido dos hijos: Jazmin Grace Grimaldi, que ahora tiene 30 años y fruto del romance con una agente inmobiliaria estadounidense, y Alexandre Coste, de 18 años, cuya madre es una ex azafata de vuelo togolesa.
Ex nadadora de alto nivel, Charlene Lynette Wittstock, nacida en 1978 en Rhodesia (ahora Zimbabue), se casó con Alberto II semanas después de que se informara que ella había sido detenida en el cercano aeropuerto de Niza con la intención de cancelar su matrimonio, agotada por la presión.
Un detective afirmó en ese momento: "Charlene hizo que le confiscaran el pasaporte para que el séquito del príncipe pudiera persuadirla de que se quedara". Se sugirió que había oído hablar de otro hijo ilegítimo, concebido cuando estaba saliendo con Alberto en 2005, y que elevaría su cuenta de hijos nacidos fuera del matrimonio a tres.
ds
