Un día finalmente volvió. Después de un año donde cedió su micrófono a Laura Fernández y Ángel de Brito, Marcelo Tinelli regresó con ShowMatch, en lugar del clásico “Bailando…”, y sumó como estreno un nuevo certamen, “La Academia”. Y a partir del 28 de mayo, agrega el viernes para dedicarlo solo al humor, con su versión masterchef: “el Politichef”. La trascendencia de Tinelli como uno de los que pasarán a la historia como uno de los mejores de la televisión argentina se manifestó –otra vez– en la expectativa de su retorno. No solo para ver qué proponía o el rating, sino por cómo sería la logística dado los protocolos sanitarios vigentes. Y esta vez el rating pasó a un segundo plano ante lo sanitario.
Desinformado. El conductor explicó que el día del debut se habían hecho 190 hisopados y que se cumplía con todas las medidas. La cantidad de gente en ese megaestudio provocó interrogantes, sobre todo de gente del espectáculo, respecto de por qué a los teatros no se les habilita la apertura. También se señaló que ShowMatch pareció no respetar distancias, el jurado no estaba dividido por paneles transparentes como sí el “Cantando” en 2020; o la secuencia de Tinelli con Lourdes Sánchez –esposa de su productor Chato Prada– preguntándole por qué se cubría la cara con el tapaboca. Por motivaciones que solo el conductor sabrá, de los comentarios que debe haber leído, el que pareció molestarlo más fue el de Daniel Gollan. Consultado en una conferencia de prensa sobre el parte de los casos de coronavirus, el ministro de Salud bonaerense dijo: “Las imágenes de los contagios en el fútbol y el programa de Marcelo Tinelli son absolutamente negativas de cara a todo lo que se está haciendo para generar conciencia sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer”. Al día siguiente, con tono que denotaba enojo, Tinellí se subió a una información incompleta para atacar a Gollan con una causa judicial que caducó. Ese fragmento fue servido en bandeja por el conductor a El Trece, canal que fue parte de la promoción de la denuncia sobre el Plan Qunita iniciada por Graciela Ocaña, tomada por Claudio Bonadio, y desarmada por inconsistencias de las pruebas en 2019.
Prejuicio caduco. Otra secuencia cuya incomodidad Tinelli pudo sortear pero que tuvo rebote fue lo dicho por la debutante Mar Tarrés. Esta joven comediante dijo, en relación a su deseo de estar en pareja: “Yo quiero un judío con plata; porque los judíos ahorran, tienen plata ahora, ¿entendés?”. Maria Braylan, directora del Centro de Estudios Sociales de la DAIA, comentó que “detrás de esto no hay ignorancia, los nazis desataron el mayor genocidio de la historia y eran gente culta. Lo peligroso no es solo que haya pasado esto en un programa que lo ve tanta gente, sino que nadie haya frenado la situación al aire”. Y por caso, Roberto Moldavsky habló del tema con la periodista Marcela Coronel: “Las cosas tienen que ver con quién las dice; Capusotto hace humor con los judíos y todos nos reímos. No conozco a Mar Tarrés, no me parece que sea para condenarla. Creo que fue un chiste desafortunado, malo. En la Argentina hay una especie de antisemitismo que quedó de alguna época y que algunos repiten. Yo no la llevaría al museo del Holocausto a hacer un curso. Estaría bueno explicarle lo que está diciendo”.
Rivalidad obvia. Podría decirse que de quienes son líderes o referentes, que caigan es más noticia que su apogeo y permanencia. Y si en redes Tinelli y su numeroso elenco se cuela con potencia en todas las plataformas existentes por razones varias y nunca taxativas, es el rating el que define su audiencia. Durante las cuatro emisiones, El Trece acortó la brecha que lo separa de Telefe; el viernes, sin Tinelli, volvió a alejarse. Ante sus competidores directos Dr.Milagro y Masterchef, ShowMatch la peleó en el debut y después fue en descenso pero no tanto como “hacer tablas” . Como señaló una periodista experta en rating: en 2019, Tinelli arrancó con 20,9 y este 2021, con 18,8; es decir sigue la tendencia general a la baja de la televisión abierta.