Camilla Parker Bowles, la reina consorte de Inglaterra, quiere que su coronación sea barata y sin controversias. Y es por eso que la esposa del rey Carlos III decidió no encargar una nueva corona para la ceremonia, al tiempo tiempo que desechó la idea de usar un diamante "maldito" reclamado por India.
Por esta razón la corona de la reina María, bisabuela del rey Carlos III, fue retirada de la Torre de Londres para ser sometida a trabajos de modificación, ya que con ella será coronada la reina Camilla, de 75 años, el próximo 6 de mayo en la Abadía de Westminster.
Los secretos de la Corona Imperial
Por primera vez en varios siglos la corte británica decidió no crear una nueva corona para la reina consorte, como era costumbre, y anunció que esta decisión se tomó "en aras de la sostenibilidad y la eficiencia" que Carlos III busca imprimir en su reinado.
El "Joyero de la Corona" trabajará meticulosamente para hacer algunos cambios y adiciones menores en la corona, de acuerdo con la larga tradición de que la inserción de joyas es única para la ocasión y refleja el estilo individual de cada reina consorte.
De esta forma, la corona de la reina María se someterá a cambios que rendirán homenaje en particular a la fallecida Isabel II, ya le serán incorporados los diamantes Cullinan III, IV y V, que formaron parte de la colección personal de joyas de la fallecida monarca y solía usarlos como broches.
Además, se quitarán cuatro de los ocho arcos desmontables de la corona original para crear una impresión diferente a cuando la reina María usó la corona en la coronación de su esposo, el rey Jorge V, en 1911.
Una corona que no avivará controversias diplomáticas
La corona que lucirá la reina consorte fue construida por los joyeros reales Garrard's en 1911 por encargo por la reina María (1867-1953), siguiendo una tradición que permitía a cada nueva reina consorte disponer de una nueva corona.
La reina María fue la esposa del rey Jorge V y abuela de la reina Isabel II y es recordada por su temple de acero, la pasión con la que defendió las costumbres de la "era victoriana" y la devoción hacia la monarquía, que antepuso a cualquier deseo personal, según sus biógrafos.
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Protegida por la reina Victoria, María fue duquesa de York desde su matrimonio con Jorge, princesa de Gales en 1901 y reina consorte en 1910. Un año después fue coronada junto a su marido en la Abadía de Westminster, una ceremonia para la que ordenó una nueva corona.
El diseño se inspiró en la corona de la suegra de María, la reina Alejandra, creada en 1902. Sin sus arcos superiores, María usó la corona en la coronación de su hijo, el rey Jorge VI, en 1937. Desde entonces, ninguna reina la volvió a utilizar y se conserva en la Torre de Londres.
Camilla será coronada como reina consorte inmediatamente después de que Carlos III sea ungido y coronado como rey por el arzobispo de Canterbury en una ceremonia más simple y menos costosa que otras coronaciones del pasado.
Pero la elección de la corona de Camilla no fue fácil. Se creyó en principio que sería coronada con la "corona de la Reina Madre", que la abuela de Carlos III utilizó en 1937. Sin embargo, la joya está adornada por el controvertido diamante "Koh-i-noor", que según la leyenda está maldito.
Propiedad de numerosos príncipes orientales a lo largo de los años que con demasiada frecuencia perdieron sus imperios y sus vidas: según una leyenda fuertemente difundida desde el año 1306, la desgracia caería sobre todos los hombres que lo poseyeran.
La piedra de 105,6 quilates se encontró originalmente en las minas Golconda de la India en el siglo XIV y según las leyendas los reyes que han usado el diamante tuvieron muertes prematuras y trágicas.
El diamante pasó de dinastía en dinastía en los reinos de príncipes mogoles, guerreros iraníes, gobernantes afganos y los maharajás punyabíes después de muchos combates y derramamiento de sangre, y tras el final de la Segunda Guerra Anglo-Sikh y la anexión del Reino de Punjab, los tesoros fueron confiscados para Gran Bretaña.
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El diamante llegó a Londres en 1856 como regalo del sultán Abdulmedjid, gobernante del Imperio Otomano, para la reina Victoria, y fue presentado como un gesto de gratitud por el apoyo británico durante la Guerra de Crimea.
Después de que la East India House (la Compañía Británica de las Indias Orientales, con monopolio exclusivo de los negocios en Asia desde el siglo XVII) tomó posesión del diamante en 1849, a bordo de uno de sus barcos, no pasó mucho tiempo antes de que el cólera se apoderara y matara a decenas a bordo.
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Inmediatamente después de su llegada a Gran Bretaña, la reina Victoria fue atacada por un hombre con un bastón mientras su carruaje atravesaba las puertas del palacio. Menos de un mes después, en julio de 1850, el primer ministro Robert Peel murió después de caerse de su caballo y ser pisoteado, todas las desgracias atribuidas a la llegada del diamante en ese momento.
Sin embargo, la mayoría cree que la maldición recae solo sobre los hombres vinculados a la piedra, no sobre las mujeres. La piedra se colocó en la corona de la reina María para su coronación en 1911, y luego en 1937, en la corona de la reina Isabel y nunca más volvió a ser utilizada por hombres.
Paralelamente, el diamante fue formalmente reclamado por India, Afganistán y Pakistán, pero las peticiones llegadas por vía diplomática siempre fueron firmemente rechazadas por el Reino Unido. Temerosos de que la utilización del diamante amargue la celebración y abra nuevas disputas, Carlos y Camilla decidieron que ella utilizara otra corona.
Los planes para la coronación de Carlos III y Camilla
El rey y la reina (que serán los monarcas que con más edad llegan a su coronación) llegarán desde el palacio de Buckingham sin otros miembros de la familia real, en lo que se conoce como la "Procesión del Rey", y luego retornará con una comitiva, que se conoce como la "Procesión de la Coronación".
La corona de San Eduardo, la pieza central de las Joyas de la Corona británica, con incrustaciones de rubíes, amatistas, zafiros, granates, topacios y turmalinas, ya fue modificada para adaptarse a la cabeza del rey.
La corona fue hecha para el rey Carlos II en 1661 para sustituir una corona medieval que, según se cree, se remonta a Eduardo el Confesor. La original fue fundida por los diputados británicos en 1649 tras la ejecución de Carlos I.
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Durante cientos de años, la corona sólo se llevaba en las ceremonias de coronación porque era demasiado pesada. Se modificó para hacerla más ligera para la coronación del rey Jorge V en 1911, pero sigue pesando 2,23 kilos.
Carlos III sólo utilizará la Corona de San Eduardo en el momento de ser coronado. Cuando abandone la Abadía de Westminster, llevará la Corona Imperial de Estado, más liviana, que también se utiliza para ocasiones como la ceremonia de apertura del parlamento.