“Creí que me iba a morir”. Seguramente, Carolina Aguirre, la escritora y guionista que hace del universo femenino exitosos guiones de televisión, jamás imaginó que sería el personaje central de una historia de terror de la vida real, donde ella misma fuera víctima de la violencia de género. En un texto estremecedor, relató la experiencia que vivió sobre un episodio con un ex novio durante un viaje.
“Yo soy escritora. No tengo nada más para decir, ya escribí todo. Yo hago eso. Escribo. Igualmente, gracias por ofrecerme el espacio y pensar en mí”, se limitó a decir Aguirre a PERFIL al ser consultada sobre las repercusiones de Colombia. O cómo volver a casa después del infierno, el texto publicado en la revista dominical de La Nación, donde denunció que su ex la golpeó y la manipuló psicológicamente en reiteradas ocasiones.
Si bien Aguirre nunca mencionó al agresor, el replique en las redes generó que saliera a la luz el nombre de Mariano Feuer. Consultor y experto en estrategias de marketing viral, el periodista manejó las redes sociales de Amado Boudou y de Alicia Kirchner, entre otros políticos kirchneristas. Feuer mismo se hizo cargo y en cinco tuits, mientras comenzaron a aparecer otros testimonios de ex parejas y compañeras de trabajo que aseguraron haber pasado por situaciones similares, e hizo su defensa asegurando que hay que creerle a la víctima “aunque me perjudique”. Y sostuvo: “Si hay una denuncia, responderé y nunca me esconderé”.
PERFIL se contactó con Feuer, quien prefirió no hablar. “Estoy destrozado”, fue su escueto mensaje a través del teléfono. Las esquirlas del caso hicieron que varias personas que lo conocen salieran a despegarse de él. Este es el caso de Capitán Queruzo –así se hace llamar en Twitter–, su ex socio. “Podré quedarme sin socio, sin compañero, sin trabajo, sin clientes, sin empresa. Pero me quedé con mis convicciones. Fin”, escribió en las redes.
Para el psiquiatra Enrique Stola, experto en temas de género y activista feminista, Aguirre encontró la forma de compartir su dolor con los demás de una manera contundente. “Es un excelente trabajo literario, que muestra lo que es la violencia de género y desmenuza todos los pasos que se dan en muchos vínculos en donde hay este tipo de violencia. Es muy sólido y totalmente creíble”, dice. Ada Rico, presidenta de la ONG Casa del Encuentro, describe muy bien el círculo de este tipo de violencia. “Es un caso testigo, grafica el miedo mismo cuando pide que no la dejen sola en esa habitación con ese hombre. Ella es parte de ese estado de aislamiento que sufren las mujeres, queda sumergida y hasta lo acepta porque lo tiene naturalizado. Aguirre sigue todas las instancias del proceso y describe muy bien al manipulador que quiere generar desconcierto”, opina.
Caso testigo. Nora Leal Marchena, médica psiquiatra, coautora del libro Violencia del apego a lo social, sostiene que hay una tendencia a suponer que las víctimas son sólo mujeres vulnerables. “Se habla de mujeres aisladas de su entorno, con baja autoestima. Si bien esto se cumple con alta frecuencia, los casos nos muestran que nadie está a salvo de los psicópatas”, explica.
Por eso, el caso de Aguirre no deja de ser un estímulo para otras mujeres, según todos los especialistas consultados por PERFIL. Y así lo resume Stola: “Tengo pacientes que sufren este tipo de violencia y han leído el texto de Carolina. Se sintieron muy identificadas porque a ellas les pasó lo mismo y ven que les puede pasar incluso a las mujeres como ella, que son inteligentes, que han ganado premios y tienen cierto reconocimiento social. Pero lo más importante es que esa vergüenza que tienen por lo que les tocó se diluye a partir de textos y experiencias como éstos”.
Terapeutas peligrosos
En su texto, Carolina Aguirre da cuenta de lo disconforme que se encuentra ante la respuesta que recibe de su analista cuando le cuenta lo que está viviendo. Enrique Stola, reconocido por su formación en temas de género, propone los siguientes ítems para llevar adelante una terapia correcta cuando se trata de violencia de género extrema (VGE).
Las mujeres tienen derecho a una vida libre de violencias, por lo que en el consultorio, y en sintonía con ese derecho, no debe permitirse nunca la presencia del macho violento ni mantenerse ningún contacto con él.
La terapia de pareja está contraindicada en VGE. Es un vínculo en donde el varón despliega su dominación, por lo tanto hay asimetría de poder y no hay posibilidad de generar espacios de salud.
La medicación no puede ser el eje del tratamiento sino un soporte para la psicoterapia.Quienes estamos en el rol de terapeutas debemos estar alertas al relato de la paciente y hacer visibles las actitudes o conductas manipuladoras y violentas a las que es sometida.