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Historias que inspiran

Cuando querer es poder

Lautaro Morínigo (11 años) desarrolló un proyecto de anteojos 3D que llegará a una óptica de su ciudad. Su experiencia es un buen ejemplo de cómo el espíritu emprendedor y la creatividad pueden ser estimulados y acompañados desde los primeros años escolares.

Historias que inspiran
| MECCYT

“Un día fui con mi mamá a la óptica para comprar lentes para mi hermano y al escuchar cuánto costaban pensé en los nenes que no lo podían comprar. Me dio esa sensación de querer ayudar a alguien, de que tenía que hacer algo importante en mi vida”, explica con autoridad Lautaro, un niño de la provincia de Jujuy de apenas 11 años en los que, sin embargo, caben dosis gigantes de ingenio y solidaridad. Esa sensación que tuvo Lautaro Morinigo motivó el deseo de desarrollar un proyecto innovador que diera respuesta a esa problemática.

Además de ir a la escuela todos los días, desde febrero de 2018 Lautaro asiste dos veces por semana a Infinito por Descubrir (IxD), espacio en el que pudo cumplir su sueño: allí realizó un proyecto de diseño e impresión 3D de marcos personalizados para anteojos de niños. “Lo trajimos porque nos pareció un lugar donde puede desarrollar proyectos propios, interactuar con diferentes tecnologías, materiales, instrumentos musicales, en definitiva, un conjunto de propuestas que no existe en otros lugares”, explica su mamá, Nancy, sobre la iniciativa.

Al principio, la curiosidad de Lautaro lo llevó al laboratorio de multimedia, en donde definió su primer propósito: armar un video con todos los proyectos que niños y adolescentes realizaban en el lugar. Para abordar todo el trabajo y aprendizaje que implicó el proyecto audiovisual, empezó a asistir todos los martes y los jueves después del colegio.

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Al poco tiempo, toda la familia cambió su rutina. Su hermano Marko se anotó al MiniLab, un espacio ideado para los más chicos, y su mamá, mientras los esperaba, aprovechaba para estudiar las materias del Profesorado de Tecnología que está cursando.

Inquieto, Lautaro siguió probando distintas experiencias en lo audiovisual, hasta que saltó al laboratorio de fabricación con una idea concreta: realizar anteojos personalizados para niños a través de la impresora 3D.

Con la atenta mirada de Emanuel Romero, uno de los especialistas en nuevas tecnologías que asisten a los chicos en el centro, primero investigó en Internet si existían experiencias previas de este tipo. A continuación, consiguió el modelo, lo descargó y realizó una impresión de prueba.

Una vez que aprendió a utilizar las herramientas, probó con Tinkercad, un software online gratuito que le permitió realizar sus propios diseños hasta que llegó al prototipo final: marcos de anteojos que se abren desde el frente, unidos por imanes y realizados en PLA Flex, un material más flexible para que los chicos no lo rompan. “Los imanes de neodimio los recicló de una lectora de DVD vieja, por lo que también tuvo que aprender a desarmar estos equipos”, amplió su guía Emanuel.

Hoy, el sueño de Lautaro avanza a paso firme, dado que está en tratativas para que una óptica jujeña se incorpore al proyecto, pero con algunos requisitos: que los usuarios puedan elegir el color y agregarle distintos diseños como, por ejemplo, el de un superhéroe.

Para Marcelo, el papá de Lautaro, IxD “ayuda a mantener algo que tienen todos los niños y que no debería perder ninguna persona: la curiosidad. Y eso es lo que hace que los chicos avancen día a día, descubriendo nuevas cosas e incorporando distintos conocimientos desde la ciencia, la música y el arte”.

El pequeño Lautaro, por su parte, destaca otras virtudes: “Elegí IxD porque es un lugar bastante increíble, hay buenos profes, siempre con una sonrisa, siempre te tratan bien. Nos cuidan, nos apoyan, nos dan proyectos. Acá se pueden hacer realidad los sueños”.

 

Centros de innovación

Infinito por Descubrir es una iniciativa de educación no formal impulsada por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, en conjunto con gobiernos provinciales y municipales, organizaciones de la sociedad civil, empresas privadas y comunidades.

Mediante talleres, laboratorios y el trabajo de especialistas en nuevas tecnologías, los centros de innovación proponen crear entornos de aprendizaje donde la curiosidad sea la protagonista, además de poner al alcance de la comunidad herramientas que les permiten a los chicos experimentar y comenzar a explorar sus pasiones.

Los centros permanentes están emplazados en Jujuy, Mendoza, Misiones y Bahía Blanca (Buenos Aires) y funcionan de martes a sábados con entrada gratuita. Más información en https://www.argentina.gob.ar/educacion/aprender-conectados/ixd