SOCIEDAD
SU FAMILIA AÚN BUSCA JUSTICIA

El crimen sin resolver de la General Paz: 8 años después, ni una pista sobre quién mató a Paula Díaz

Tenía 20 años y murió por un disparo en la cabeza mientras viajaba con su novio en una camioneta que él manejaba. El tiro, de una pistola 9 milímetros, salió de un vehículo blanco que nunca pudo ser identificado. "El dolor más grande que tengo es que nadie se ocupó", dice su mamá.

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En 2014, Paula Díaz fue asesinada de un disparo en la cabeza. No hay testigos ni responsables. | FACEBOOK Justicia por Paula Díaz

Un disparo en la cabeza en plena Avenida General Paz: así murió Paula Fernanda Díaz. Su familia tiene apenas esa certeza. Se sabe que ocurrió en la madrugada del 14 de diciembre de 2014, cuando volvía de un recital con su novio. La bala de una pistola calibre 9 milímetros impactó en su nuca e hizo que, horas después, tuviera muerte cerebral.

Pero a 8 años del crimen, todo lo demás, falta. No hay testigos, ni cámaras de seguridad que registraran de dónde salió el disparo, tampoco sospechas de quién ni por qué gatilló el arma.

Estudiante de gastronomía, amante de la música y el rock nacional, Paula volvía esa madrugada a su casa con su novio Hugo, que manejaba la camioneta Jeep Patriot negra que le había prestado su papá. Habían ido a un recital de Babasónicos y después a tomar algo por la zona de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires.

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Pasadas las 4 de la madrugada emprendieron el regreso hacia La Matanza, en provincia de Buenos Aires, donde ella vivía con su familia. El joven conducía por la zona de Avenida General Paz y Juan B. Justo, y a la altura de las paradas de colectivos, una camioneta Volkswagen Suran blanca que poco antes él había pasado, volvió a adelantarse.

Se escuchó lo que en un primer momento él pensó que había sido una piedra contra el vidrio. Miró a Paula y vio que sangraba. La piedra fue en realidad un disparo, una bala que entró por la ventanilla trasera derecha e hirió a la joven en la cabeza.

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Paula Díaz tenía 20 años. 

El homicidio de Paula Díaz: una bala de pistola 9 milímetros, una camioneta que no se encontró y ningún móvil

De acuerdo a la pericia criminalística, se estableció que el disparo fue desde el exterior hacia el interior, de derecha a izquierda, y de forma descendente. Los investigadores señalaron que la bala salió de una distancia de entre 3 y 10 metros, todos datos que descartan la posibilidad de que se tratara de una bala perdida

En la camioneta se encontró un encamisado de bala de una pistola calibre 9 milímetros, y en la autopsia se verificó que no había signos de proximidad de pocos centímetros en el disparo sino que fue a larga distancia, como señalaron las pericias.

En su testimonio sobre lo sucedido, según consta el acta de procedimiento del hecho, Carrizo aseguró que no tuvo ninguna discusión ni pelea previa con el otro conductor. Relató que, cuando escuchó el golpe, vio que se trataba de una Suran blanca que él había pasado poco antes, y que había personas en la parada de colectivo. Ante la desesperación de ver a Paula herida, no retuvo ningún otro dato identificatorio, como el número de la patente del vehículo.

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El ministerio de Seguridad ofrece recompensa a quien pueda aportar datos para la causa.

Al inicio de la investigación, cuando se verificó el estado de las ocho cámaras de la zona, se constató que siete tenían problemas técnicos, y otra era un domo, que no captó el momento del hecho. El vehículo blanco del que alguien disparó esa noche, alrededor de las 4:30 de la madrugada, nunca se identificó.

En un principio el caso estuvo a cargo del sargento Julio Radice, de la comisaría 44, y en 2016 la causa pasó a la división Homicidios de la Policía Federal, e interviene la fiscalía 40, que dirige Estela Andrades.

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"Venga por favor que a Paula le pegaron un tiro": el relato de la noche en que mataron a la joven de 20 años

El 14 de diciembre de 2014, un celular sonó en medio de la noche en la casa de los Díaz. El que llamaba era Hugo Carrizo, por entonces novio de la joven, y del otro lado de la línea estaba Patricia Galloli, la mamá de ella. “Patricia, venga por favor porque a Paula le pegaron un tiro”, le dijo Hugo, que había llevado a la joven al Hospital Santojanni en su camioneta, escoltado por la policía del destacamento de la zona.

Al reconstruir lo que pasó esa noche, en diálogo con PERFIL, Galloli dice que no atinó a preguntar nada. Cortó, se levantó y con el papá de Paula se fueron en auto hasta el hospital. El trayecto que emprendieron desde Isidro Casanova, dice, fue insoportable.

“Yo me hice como una historieta de que le habían pegado un tiro en la pierna, en mi cabeza era eso”, cuenta Patricia. Sin saber ningún detalle de lo que le había pasado a su hija, durante ese viaje, esa idea funcionó como una suerte de mecanismo de defensa para posponer, al menos por unos minutos, lo que más temía.

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El crimen de Paula no tiene responsables ni sospechosos, y ningún testigo aportó datos.

Al llegar al hospital, se quedó a un costado y dejó que su esposo y su cuñado fueran a pedir el parte médico mientras intentaba “bajar a tierra”, entender lo que estaba pasando. Paralizada, sin querer preguntar nada por miedo a escuchar la respuesta, miró la escena. “De lejos vi la cara de los médicos y la cara de mi marido… Y en un momento viene un amigo de Hugo y le pregunta ‘¿Dónde le pegaron el tiro?’ y él respondió “En la cabeza”. “Ahí se me terminó todo a mi, todo se me terminó. Yo ahí ya perdí las esperanzas de todo, ahí dije ya está”, dice Patricia.

Después a Paula la operaron y le extrajeron una esquirla de bala de la cabeza. ”La vi, le tomé la mano y le dije que decida. Era tan insoportable que ni siquiera tenía fe”, describe su mamá. En horas de la noche del 15 de diciembre, el personal médico les comunicó que Paula tenía muerte cerebral. Como ella siempre decía que quería donar sus órganos, ni lo dudaron: “Fue una decisión unánime de todos”.

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El reclamo de la familia a la justicia: "Nadie se ocupó"

Pero a su muerte le siguieron años de “derrumbe” familiar, como lo define Galloli. “Yo hice marchas, fui a programas de televisión. ¿Pero sabés lo que es nada? Nada. No sé, fue como un misterio”, dice.

“El dolor más grande que tengo es que nadie se ocupó. Alguien hizo esto, yo lo único que necesitaba es que nos presten atención, porque es una vida”, dice sobre la trágica muerte de Paula. También habla del desprecio y el destrato que sintió su familia por la falta de respuestas por parte de la justicia: “Yo llevo una doble carga: no tener más a mi hija y el desprecio de la justicia de mi país. Amo a mi país y siempre lo defiendo, pero me duele mucho”.

Patricia aportó desde su lugar: indagó en los lugares que pudo, contó ante la fiscalía una situación muy conflictiva con el dueño del local que alquilaba, porque por ese entonces ella no descartaba ninguna hipótesis por el crimen de Paula y, al igual que ahora, quería saber la verdad.

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La placa que recuerda a las víctimas de crímenes como Paula y pide justicia por estos casos.

No desestima tampoco que la intención haya sido amedrentar a Paula y a su novio para que frenaran y poder robarles. Y sospecha que “hubo una serie de encubrimientos” al señalar que el arma usada para el crimen “era de tipo reglamentaria, pero no estaba denunciada ni por robo, ni por nada”, además del hecho de que no se consiguieron imágenes de ninguna cámara de la zona para identificar el auto agresor.

En medio del duelo por la pérdida de su hija y sin saber cómo seguir, salió a las calles a buscar ayuda. En los mismos horarios de madrugada en que fue el crimen, en esa zona de la General Paz, durante muchos fines de semana repartió volantes a quienes pasaban y en las paradas de colectivos. Tenía la expectativa de encontrar un testigo entre la gente que volvía o iba a trabajar habitualmente por esas horas, y que podría haber visto algo. Pero no hubo ninguna pista.

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"Necesito el por qué, a mi hija le dieron un tiro en la cabeza y es muy duro", dice la mamá de Paula Díaz

Madre de tres hijos, Galloli cuenta que Paula era la hija del medio entre dos hermanos: uno mayor hoy de 35, y uno menor, de 26. Trabajaban juntas: Patricia organizaba los eventos, y Paula, que estudiaba gastronomía y le gustaba cocinar, se hacía cargo de hacer las comidas en un salón que la familia alquilaba.

“Con mis hijos soy muy compañera y más con ella. Era todo, una hermosura. De una personalidad… muy rebelde en la secundaria, muy intelectual, cuestionaba todo. La gente que la quería no sabes cómo la extraña”, dice.

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Paula Díaz y su mamá, Patricia Galloli.

Unas semanas antes del crimen, una charla con ella durante el desayuno hoy resuena en Patricia como una premonición: “Mami, siento que me voy a morir joven. Siento eso”, cuenta que le dijo Paula. “Y yo me re enojé, no le quise ni preguntar…”, se lamenta su mamá.

“Necesito el por qué. No vino un ángel y se la llevó. Le metieron un tiro en la cabeza a mi hija. Es muy duro. Mi familia necesita saberlo por salud mental”, dice Patricia Galloli sobre el final de la conversación.

 

Búsqueda de autores. El Ministerio de Seguridad de la Nación, a través del Programa Nacional de Recompensas, solicita información que conduzca directamente a encontrar a los autores del crimen de Paula Fernanda Díaz, ocurrido el 14 de diciembre de 2014 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La recompensa es de $500.000, y pueden contactarse de manera anónima llamando al 134.

 

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