Status Civitatis Vaticanæ o el Estado Ciudad del Vaticano es una ciudad Estado soberano dentro de la capital de otro país, Roma. Algo así como la Franja de Gaza y Cisjordania dentro de Israel, pero con mucho más dinero, independencia e intangibilidad. El Vaticano es un Estado desde el 7 de junio de 1929. El más pequeño del mundo: 44 hectáreas y sin salida al mar.
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El Vaticano es una monarquía absoluta con una máxima autoridad, el Papa, cargo religioso administrativo que si bien no se hereda, como el resto de las monarquías europeas, sí emana de la voluntad y el poder de Dios.
El Papa recibe ese poder supremo en un Cónclave teocrático del Colegio Cardenalicio, una suerte de “guardia vieja” integrada por 221 cardenales –la máxima distinción dentro de la carrera eclesiástica- que a puertas cerradas en la Capilla Sixtina del Vaticano, bajo los frescos pintados por Miguel Angel Buonarotti, eligen a quién será el próximo embajador supremo de Dios en la Tierra, a sabiendas de que el Santo Padre los está mirando y les hará rendir cuentas como advierte el magnánimo Juicio Final del pintor italiano que sobrevuela sobre sus propias casullas rojas.
No es una decisión menor ya que, una vez que está tomada, el elegido será el embajador de Dios en este Valle de Lágrimas, el jefe supremo de la Iglesia católica en el mundo, la autoridad máxima en la Ciudad del Vaticano y la suma de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial en el ejercicio de sus funciones.
Y también militar, por mucho que le pese a nuestro querido y pacifista Papa Francisco, porque el Santo Padre es el jefe de la Guardia Suiza, el ejército más pequeño del mundo -de un centenar de soldados- creado por el Papa Julio II en 1506.
Vaticano, estado armado
Efectivamente, la Guardia Suiza está integrada por soldados profesionales que, aunque hoy parezcan ornamentales, tuvieron varias ocasiones de demostrar su bravura. Por ejemplo, en 1527, cuando se enfrentaron a los españoles del Emperador Carlos I, durante el Saqueo de Roma. Rodearon en círculo al Papa Clemente II y, como en una escena de Errol Flynn, a punta de lanza, lo escoltaron subiendo de espaldas la escalinata del altar mayor hasta que el Sumo Pontífice logró escaparse por el Pasaje di Borgo, un túnel secreto que conecta el Vaticano con el Castillo de Sant’Angelo, y así salvar su vida.
Lejos quedaron esas primeras legiones integradas por mercenarios. Hace siglos que son profesionales bélicos. Además de espada y alabarda, este cuerpo de elite aprende por un lado técnicas de defensa personal, como los guardaespaldas de jefes de estado y, a la vez, entrenamiento militar en manejo de todo tipo de armas modernas, como fusiles de asalto, subfusiles, ametralladoras, pistolas automáticas suizas SIG Sauer P220 y P226 e, incluso, explosivos.
Sí, deben seguir siendo suizos, solteros, católicos, tener 1,74 m de altura y entre 19 y 30 años. Sólo pueden integrar la Guardia Suiza los egresados de las Fuerzas Armadas Suizas. Si se casan en ejercicio, deberán prolongar dos años más su permanencia en la fuerza vaticana.
El actual uniforme -no tan antiguo como la fuerza, aunque merecería un rediseño- está plagado de simbolismos medievales. Su casco de metal coronado con un penacho rojo, por ejemplo, recuerda su honor de dar su sangre –si fuera necesario- para resguardar al Papa.
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Vaticano y Santa Sede
En la Ciudad del Vaticano se encuentra la Santa Sede, la máxima insitución de la Iglesia Católica, Apostólica y Roma. En general se utilizan ambos términos como sinónimos, pero el primero se refiere a un espacio geográfico y el segundo, Santa Sede, es un término institucional con personería jurídica y es sujeto al derecho internacional, como cualquier estado.
Actualmente, 180 estados mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede, es decir, la reconocen como Estado. China, Vietnam, Corea del Norte y Arabia Saudita están entre los países que le niegan estatus jurídico y no mantienen relaciones diplomáticas con la Ciudad del Vaticano.
Fortuna del Vaticano
Aunque todos, católicos o no, sigamos preguntándonos qué diría Jesús de las fortunas que acumuló la iglesia católica en dos mil años de existencia, lo cierto es que el Estado Ciudad de Vaticano es muy rico.
Todas las informaciones financieras y económicas de la Santa Sede estuvieron casi siempre desfiguradas y ocultas tras un espeso manto de neblina. Piénsese por caso, en la quiebra del Banco Ambrosiano, en 1981, cuando manejaba los dineros católicos apostólicos y romanos, mezclándolos con el lavado de fondos de la mafia italiana.
Sin embargo, el primer Papa que se propuso actualizar las cuentas del estado vaticano fue Juan Pablo II, en 1984.
El “Papa de los jóvenes” designó a cinco empresas financieras italianas con clientes internacionales para dirigir la economía del Vaticano. Dispuso también que cinco cardenales revisaran los libros presentados por las financieras. Y así, en este enjambre del control sobre el control, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que había sido creado en 1967, sigue encargándose de la economía, hace imprimir euros con diseño propio (es como el banco central de la Santa Sede) y echa un ojo sobre las finanzas, además de pagar los sueldos del personal y controlar la administración de los bienes terrenales santos.
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Justo es decir que el Papa Francisco fue en busca de mayor claridad e impulsó una reforma fiscal más honda. Luego de pedir “recen por mí”, ordenó que el control financiero del estado que representaba no estuviera exclusivamente en manos italianas sino compartidas con otras de Suiza, Singapur y Estados Unidos.
Así salió a la luz en 2015, según lo publicado por la agencia Reuters en su momento, que durante el año fiscal 2014, el estado Vaticano tuvo “ganancias netas” de US$ 76 millones, veinticuatro veces más que las reportadas en el año fiscal en el que asumió el papado, 2013, cuando los libros decían que “sólo” habían ingresado a las arcas vaticanas 3,16 millones.
Cuentas del Vaticano: estado bimillonario
¿De qué vive el Vaticano? Esa campaña de honestidad del Papa Francisco dio pie para que el 24 de julio de 2015, Nasdaq.com sorprendiera con un artículo titulado “¿Cuánto dinero tiene el Vaticano?”
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Y aunque el título es alentador, la respuesta decepciona: “Nadie lo sabe a ciencia cierta”. Sin embargo, ofrece varias puntas que vale la pena citar ya que el informe Nasdaq es el más serio de las investigaciones en la materia y, aún ocho años después, sorprende.
La investigación de Nasdaq parte de algunas certezas:
- La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica tiene 17.400 clientes y administra US$ 64 mil millones de activos y US$ 764 millones en acciones
- La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica guarda en la Reserva Federal de EE. UU. más de US$ 20 millones en oro.
Otras fuentes estimaban que el tesoro vaticano ascendía entonces a 10.000 millones de euros entre divisas, valores y oro.
Un trabajo español más reciente, publicado hace 4 años en nuevodiario.es.com, pondera sólo el oro que posee la Santa Sede y sentencia: “La Iglesia Católica Romana controla aproximadamente 60.350 toneladas de oro, dos veces el tamaño de las reservas oficiales de oro en total en todo el mundo, o aproximadamente el 30,2% de todo el oro extraído”.
Impresiona, sobre todo cuando se recuerda a los visitantes arrodillados y cabizbajos bajo la opulencia de las cúpulas de la Catedral de San Pedro, apenas una pequeñita punta del iceberg.
Algunos investigadores italianos, en paralelo, contabilizaron que, además de lo atesorado en arcas, sólo en bienes inmuebles, el Vaticano posee un patrimonio arquitectónico de 2 billones de euros y no todos son italianos.
Cuentas oscuras en el Vaticano
Dar con cifras unívocas es sumamente difícil ya que todo lo concerniente a las riquezas vaticanas es un secreto guardado bajo siete llaves. Pero aun imprecisa y vetusta –son cifras de hace ocho años, insistimos- la riqueza que esconde el Vaticano se hace añicos con la prédica milenaria de pobreza, humildad y ayuda al prójimo.
El único dato oficial al respecto fue publicado por APSA en 2020 mediante un documento de 50 páginas. Respecto a las propiedades, el organismo anunció que el Vaticano tiene 4.051 propiedades en Italia y 1.120 en otros países. Este cálculo no incluye las sedes diplomáticas.
Respecto a los bienes italianos, la Santa Sede dijo que en su mayoría están alquilados a precios especiales para que funcionen como escuelas, conventos y hospitales. Admitió que también tiene viviendas de lujo en Londres, París y Ginebra, que se compraron siguiendo el consejo de sus asesores financieros, pero que algunas, lejos de mantener la capitalización del dinero católico, fueron malas inversiones que se les pasó por alto a los prelados de la iglesia, que deberán ir a la justicia por “malversación de fondos”.
El documento oficial también señaló que la administración católica tiene déficit –¡nadie se salva! De 64,8 millones de euros. No pensemos, de todos modos, que la culpa es de la pandemia porque no pudieron pasar la canastita en misa. Lo que sostiene a la inmensa Iglesia Católica, con 1.340 millones de fieles, tampoco es la venta de souvenirs ni la recaudación por entradas a los Museos Vaticanos. La Iglesia recibe fuertes donaciones.
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Riqueza inmobiliaria del Vaticano: otra cuenta
Uno de los trabajos privados que nunca fue desmentido fue el del italiano Giovanni Vegezzi, que recibió información del Gruppo Re, un asesor inmobiliario del Vaticano.
“La Iglesia posee el 20% de [todos] los inmuebles italianos `”, y según sus cálculos, eso equivale a 300.000 edificios, de los cuales, 115.000 estarían en Roma.
“Su número va creciendo ya que solo en la capital italiana hay cada año 10.000 testamentos en favor de la Iglesia”, señala el investigador italiano cuyo texto se encuentra fácilmente en internet y publicó El Economista.
“Si a estos se añaden los 700.000 inmuebles que la Iglesia controla en todo el mundo, el valor del patrimonio podría dispararse a los dos billones de euros”, afirmó Vegezzi según lo calculado con sus fuentes informativas.
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