SOCIEDAD
OLA DE INSEGURIDAD

La falta de control sobre los vigiladores privados se conecta a los continuos robos en countries

Cómo es el negocio de las agencias de seguridad. Las internas entre ellas: competencia eilegalidad. Los temores de quienes fueron a buscar tranquilidad y ahora enfrentan una supuesta guerra entre ejércitos particulares. Las sospechas de dormir, encerrados, con el enemigo.

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SANTO Y SEA. Segn las empresas del sector, los vigiladores reciben una capacitacin, que incluye nociones de derechos humanos. | Cedoc

Solo en el partido de Pilar trabajan cerca de 6.000 efectivos de seguridad privada, que superan 13 veces a la cantidad de policías que patrullan la zona. Osvaldo Pugliese, jefe de Gabinete de esa intendencia los define como “ejércitos privados, que aunqueparadójicamente superen en número a la fuerza pública, son producto lógico del desarrollo económico y la explosión de emprendimientos de la zona”.

Las agencias de seguridad son un negocio que se expandió junto con el desmedido crecimiento de los countries y barrios privados, a partir de los 90. Se convirtieron en el brazo armado que permitía soñar con un paraíso seguro detrás de las murallas. Hoy se calcula que en todo el país hay cerca de 140 mil vigiladores registrados, más otros 70 mil trabajando informalmente. Pero los cada vez más frecuentes episodios de asaltos y hasta toma de rehenes en algunos de estos emprendimientos –en lo que va del 2007 ya se produjeron más de 12 casos- ponen este ideario de “apacible paraíso” bajo cuestionamiento.

“¿Quién cree que los countries o barrios cerrados son seguros sólo por tener un acceso y un cerco perimetral con personal de vigilancia? Si bien en términos inmobiliarios resulta redituable transmitir esa sensación de inviolabilidad, técnicamente estos sitios con tantos kilómetros de perímetro, en la mayoría de los casos sin tecnología adecuada, vecinos a extensos terrenos baldíos, con cierta concentración económica y casi todos con vías de escape inmediatas, presentan un alto cuadro de posibilidad delictiva”, asegura Aquiles Gorini, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (CAESI).

Pesadilla puertas adentro. El martes 20 de febrero, tres delincuentes entraron a robar en la casa del contador Matías Brea en el country Olivos Golf Club. Brea - que además es presidente de la comisión directiva- se encontraba con su mujer, sus dos hijos, dos amigos y una empleada, cuando los ladrones forzaron la puerta. Todos fueron atados, mientras los apuntaban con una pistola 9 milímetros. Los ladrones se llevaron 10 mil dólares y 3 mil pesos en efectivo, entre otros bienes.

Hasta acá esta historia no difiere de otros tantos robos que se han cometido durante estos últimos meses en countries o barrios privados. Pero lo que la diferencia de las demás, es la respuesta que dieron desde Codecop, la compañía encargada de la seguridad del lugar. “Había catorce casas antes de la que fueron a asaltar, todas vacías. No eligieron cualquier casa, sino la del presidente de la comisión directiva. Además el robo ocurre justo cuando estamos en pleno concurso para ver quién se queda con este country”, mencionó un directivo de la empresa. Y despertó la polémica.

La mayoría de las Cámaras que nuclean a las agencias de seguridad negaron la posibilidad de que este robo, el primero en cinco años de servicio en el lugar, hubiera sido “encargado” por otra agencia que quiere quedarse con el manejo en el Olivos Golf. Sin embargo no es la primera vez que esta sospecha se dispara en el mundillo country. Algunos propietarios consultados para esta nota reconocen que entre muchos de ellos existeel temor de quedar en el medio de una guerra entre estos ejércitos privados.

“El negocio de la seguridad es muy competitivo.
Hay empresas que buscan monopolizar el mercado y hacen lo que sea para conseguirlo. Desde organizar sorpresivas operaciones de robos, hasta arreglar con administradores, que los eligen y respaldan a cambio de una recompensa económica. No es casual que administradores que van cambiando de country por episodios de robos, siempre contraten a la misma agencia”, comenta un consultor en seguridad, que pide mantener su nombre en reserva.

El último informe del Foro de Profesionales Latinoamericanos de Seguridad analiza la hipercompetencia y concentración del negocio, aunque a otro nivel: “La tendencia a la concentración es rápida y evidente. Por el momento continúa siendo un sector muy fragmentado, con enorme cantidad de empresas oferentes, muy aguda rivalidad, enorme lucha por el precio y un sustantivo porcentaje de nuestros mercados abastecido por la oferta informal o ilegal. Esto se mantendrá algunos años”.

Un negocio millonario. Cada agencia gana entre un 3 y un 7% de lo que factura. Y esta cifra varía de acuerdo al country, a los servicios prestados y a la tecnología utilizada. Aunque se podría estimar que losmontos por asegurar un country o barrio cerrado van desde los 50 mil a los 400 mil pesos por mes. Entre los costos fijos de la agencia, el más alto es el de los vigiladores, por el que cobran 13 pesos más IVA la hora.

La mayoría de los contratos son anuales, y por lo general se miden de acuerdo a su eficacia: por eso se dan de baja ni bien ocurre algún delito. El 90% de los trabajos se consigue a través de licitación, que no es más que un concurso de precios. “La compra de servicios de seguridad por licitación es algo horroroso. La gente elige no por calidad o confianza, sino por quien le ofrezca el servicio más barato. En esto hay costos fijos y se debe desconfiar de los que ofrecen lo mismo a un precio mucho menor”, explica Edgardo Frigo, director académico de la Federación Panamericana de Seguridad Privada.

Desde las Cámaras que regulan esta actividad afirman que la fuerte competencia por reducir costos muchas veces favorece a aquellas empresas que se manejan en la informalidad, o son ilegales.“El mercado es atractivo y para los improvisados es fácil desarrollarse. Sólo necesitás diseñar un uniforme y conseguir un grupo de hombres. Aunque ahora hay controles, para terminar con la informalidad se va a necesitar mucho tiempo”, comenta, Carlos Zeballos, gerente comercial de la agencia Codecop.

Para Jesús Daniel Cadenas, gerente de la Cámara de Empresas de Seguridad de la provincia de Buenos Aires (CAESBA), los controles realizados desde la Dirección Fiscalizadora de Agencias de Seguridad de la provincia no son suficientes. “Hay muchas empresas que trabajan al margen de la ley, y desprestigian todo el mercado. Las multas son altísimas, te cobran hasta 48 mil pesos por no tener un vigilador habilitado. Pero hay que encontrarlos, y la dirección fiscalizadora no cuenta con los elementos necesarios para un control efectivo. Tiene pocos recursos y le falta personal”.

Vigiladores en la mira. El Tortugas Club es uno de los countries más tradicionales de Buenos Aires. Pero en estos últimos meses ocupó la primera plana de los diarios por sus graves problemas de seguridad. Por tercera vez en menos de un año y por segunda vez en 17 días, tres de sus propietarios sufrieron importantes robos en sus casas.

Pero más allá de este récord, los habitantes de Tortugas y de la zona de Pilar no olvidan el asalto que sufrió el 30 de marzo de 2006 el abogado Alejandro Novak. Cuatro ladrones entraron en su casa y se escaparon con un botín de unos 7.000 pesos, una computadora portátil, y alhajas. Lo que más conmovió a la “comunidad countrista” fue que seis meses después, la justicia detuvo a Julio Cesar Romero, un vigilador encargado de custodiar una de las garitas del country. Se lo acusó de haber cobrado 3.000 pesos por dejar entrar y salir a los ladrones.

Para muchos de los que decidieron irse a vivir a un country, existe el temor de que quienes cobran por cuidarlos detrás de las murallas, esos perfectos desconocidos que conocen todo de su vida, puedan convertirse en futuros “entregadores”. Gustavo Ruckauf, director de capacitación del Centro Argentino de Seguridad, explica que hay muchos recursos para controlar de cerca a los propios vigiladores. Hay quienes les hacen cumplir 45 días de pasantías, otros instauran sistemas de rotación de personal cada seis meses o fortalecen el rol de los supervisores, que funcionan como nexo entre la agencia y sus empleados.

Otro punto a tener es cuenta es l a selección del personal. El artículo 8 la ley 12.297, que regula el funcionamiento de las agencias en la provincia de Buenos Aires, establece que no podrán desempeñarse como agentes de seguridad privada miembros de las Fuerzas Armadas, policiales, de organismos de inteligencia, o de servicios penitenciarios que estén en actividad, o que hayan sido excluidos por delitos o faltas. Tampoco quienes hayan sido beneficiados con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final pueden ser contratados. Además se establece una serie de requisitos para obtener la habilitación de cada vigilador. Es necesario cumplir con una capacitación que incluye nociones de derecho penal, defensa personal, tiro, primeros auxilios y derechos humanos. Además se exige certificado de antecedentes y reincidencia, y un examen psicofísico.

Pero en muchos casos, de la teoría a la práctica hay grandes diferencias. Así lo explica Cadenas, de CAESBA: “ No todas las empresas cumplen con todos los requisitos. Si lo hicieran, no estaríamos hablando de tantos robos en barrios privados. Muchas agencias no chequean bien el personal y, por la necesidad de incorporar gente, toman personas más vinculadas al delito que a la seguridad. Después nos meten a todos en la bolsa. Aunque tampoco hay que engañarse, con un vigilador que cumpla todos los requisitos se minimizan los riesgos. Pero los lugares cien por ciento seguros no existen en la Argentina, ni en el resto del mundo”.