SOCIEDAD
en américa latina

La mortalidad por calor aumentó un 160% en los últimos veinte años

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Asfixiante. Formosa registró 44 grados de sensación térmica. | shutterstock

Según los modelos de clima que manejan los expertos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) este verano, en el AMBA y en la costa atlántica, será menos duro que la temporada estival anterior. Pero aunque las condiciones puedan ser algo más benévolas, el calor seguirá teniendo probabilidades de hacer estragos y brindar desde olas y altas temperaturas a precipitaciones intensas en todo el país, y –por sobre todo– en las provincias del noroeste argentino.

Por otra parte, una investigación publicada en la revista médica especializada The Lancet sobre el impacto del cambio climático en la salud, concluyó que “la mortalidad por calor aumentó un 160% en América Latina en las últimas dos décadas”.

Sin ir más lejos, esta semana Jujuy y Mendoza presentaron alerta naranja por calor extremo. El viernes pasado Formosa registró 44 grados de sensación térmica, según el SMN.

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Ante esto varios expertos recordaron qué precauciones tomar para hacerle mejor frente al calor. En primer lugar, son los adultos mayores y los más pequeños los que deben cuidarse especialmente en aquellos días de calor, en los que las condiciones pueden generar consecuencias y malestares: básicamente deshidratación. 

Julio Bruetman, jefe del Servicio de Clínica Médica en el Hospital Británico, explicó que “el golpe de calor es el aumento de la temperatura del cuerpo por exposición a altas sensaciones térmicas, que puede ser provocada por una estancia prolongada al sol o por la realización de ejercicios vigorosos en ambientes con poca ventilación o muy calurosos”. Y detalló que “estas situaciones pueden llevar a que la persona sufra una rápida pérdida de líquido y sales corporales que son esenciales para la vida. Un cuadro así puede dar lugar a una deshidratación, lo que daña el buen funcionamiento del organismo y genera diversos síntomas. 

Entre estos, lógicamente, sobresalen los siguientes: sed y boca pastosa o seca; aumento de la temperatura del cuerpo por encima de lo normal; sudoración excesiva; sensaciones de sofoco; disminución de la sensación de orinar; debilidad general; desmayos, mareos o convulsiones; calambres y confusión.

¿A quiénes afecta principalmente? “La deshidratación puede sucederles a todos, en cualquier grupo etario y género. Pero tienen más probabilidad de padecerlo, y sufrirlo en formas más graves, los adultos mayores y los niños pequeños”, advirtió Bruetman.

En el caso de los mayores, la regulación del agua corporal, las sales y la temperatura del cuerpo se van modificando con el envejecimiento y el paso de los años. También puede suceder que la sensación de sed esté disminuida y la liberación de calor ante temperaturas extremas sea más lenta e inadecuada. Por eso el control de la temperatura corporal es menos preciso y se necesitan temperaturas peligrosamente altas para que la persona reconozca tener calor.