Wells Fargo & Co. está analizando si debe reactivar su negocio cada vez más pequeño de prestar dinero a estudiantes dando servicio a deudores que tienen préstamos del gobierno estadounidense.
La firma con sede en San Francisco ofrecería préstamos para permitir que los clientes cancelen su deuda estudiantil con respaldo gubernamental, dijo en una entrevista John Rasmussen, responsable de préstamos personales del banco. Wells Fargo se quedaría con los préstamos como lo hace en la actualidad con la deuda estudiantil privada. El Estado posee unos US$1,4 billones en préstamos estudiantiles, lo que representa más del 90 por ciento del mercado.
“Continuamos evaluando las necesidades de nuestros clientes en lo que se refiere a refinanciar préstamos federales como privados”, dijo Rasmussen. “Estamos midiendo cómo sería, cómo lo haríamos de una manera real centrada en el cliente”.
No hay ninguna decisión tomada en cuanto a la expansión al refinanciamiento de préstamos federales, dijo Rasmussen. La medida contribuiría a aumentar la cartera de créditos estudiantiles que se había contraído a US$11.500 millones a fines de junio desde US$12.200 millones un año antes. El daño a la reputación de Wells Fargo derivado de una serie de escándalos con los consumidores, así como los repagos acelerados de préstamos en el contexto de una economía en vías de mejorar, contribuyeron a reducir la cartera, dijo Rasmussen.
El banco ha identificado a los estudiantes como un mercado de gran crecimiento para aprovechar en un momento en que pilotea una prohibición punitiva de la Reserva Federal que afecta el crecimiento. Además de las cuentas de depósito, las tarjetas de crédito y una aplicación de banca móvil, la empresa ve el refinanciamiento de préstamos federales como una forma de establecer relaciones con clientes en edad universitaria.
La sanción de la Fed prohíbe a Wells Fargo aumentar sus activos totales por encima de los niveles de fines de 2017. Se mantendrá vigente hasta que el banco resuelva lo que el organismo calificó de esquema de abusos y fallas. Entre los escándalos del banco, los empleados abrieron millones de cuentas falsas en su afán de conseguir bonificaciones ligadas a las iniciativas de “venta cruzada” de la empresa.
Michael Tarkan, analista de Compass Point, dijo que la ofensiva de expandirse al crédito estudiantil resulta lógica para el banco. Hay abundantes deudores con solvencia crediticia que pagan más por los préstamos estatales de lo que pagarían en el mercado privado, dijo en una entrevista.
“Es posible que hayan analizado ingresar en este espacio hace un año, pero dado lo que ocurría con la venta cruzada, supongo que habrán dejado algunas de esas iniciativas en suspenso”, dijo Tarkan.
Al centrarse en el crédito privado a la educación, el banco se había limitado a sólo un 8 por ciento del mercado. Al 31 de marzo, US$1,5 billones en deuda estudiantil total estaban pendientes, según MeasureOne, un proveedor de datos sobre préstamos estudiantiles.
