CIENCIA
El "efecto Cenicienta" dura 24 hs

Crece la polémica por los riesgos de las ‘lolas express’

La técnica consiste en inyectar solución salina en las mamas. Es un paso previo al implante, pero también se pide para fiestas.

Experto. Ponton se entrenó con el cirujano que creo la técnica.
| Marcelo F. Aballay

Lucir un escote perfecto, sin pasar por el bisturí, ya es posible. Sólo que, como en La Cenicienta, el efecto dura 24 horas. El procedimiento estético nació en Estados Unidos, donde el cirujano plástico Norman Rowe lo bautizó “Instabreast”, y desde hace un tiempo está disponible en la Argentina.

La técnica consiste en inyectar entre 250 y 350 cm3 de solución fisiológica en las mamas para aumentar su volumen hasta el tamaño deseado. A las 24 horas ese líquido, que se usa habitualmente en cualquier procedimiento médico, se reabsorbe en el cuerpo y se elimina naturalmente. Su costo ronda los $ 4 mil, demora treinta minutos y debe ser realizado por cirujanos plásticos.

“La idea es que la mujer pruebe, haga un test previo al implante mamario. Y no es para todas las pacientes, sino en determinado porcentaje que necesita una experiencia más próxima a una simulación 3D o a colocar un relleno en el corpiño para saber cómo se siente”, explica a PERFIL el cirujano plástico Augusto Pontón, director del centro de estética Time, y quien se entrenó con Rowe. De hecho –apunta el experto–, de las cincuenta pacientes que se realizaron el procedimiento estético en su clínica, el 98% finalmente decidió ponerse implantes mamarios.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

A pesar de nacer bajo la idea de “test previo al bisturí”, en poco tiempo las mujeres comenzaron a darle otro uso. En EE.UU. es común que muchas recurran a las “lolas exprés” cuando tienen un evento, como una cita o un cumpleaños.

La moda podría imponerse también en Argentina. “¿Cuántas mujeres han deseado tener mamas mayores que el tamaño habitual para lucir el escote de un vestido en algún momento de su vida pero sin que sea permanente?”, se pregunta Pontón. Es que tener pechos más grandes continúa siendo objeto de deseo entre las argentinas. Hoy el implante mamario es la cirugía estética más solicitada, con 54 operaciones por día.

Debate. Las “lolas exprés” generan polémica entre la comunidad médica, que discute su finalidad y sus efectos secundarios. “La infiltración de solución fisiológica para el aumento del volumen de las mamas resulta exagerada para obtener resultados por 24 horas. La infiltración repetida podría llegar a ocasionar retracciones cicatrizales de la glándula, por lo que se alteraría la mamografía. Como complicación se podría producir un hematoma por lesión vascular”, opina Francisco Fama, representante de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora (Sacper).

Para Fernando Felice, director médico del Centro Vesalio y profesor de la UBA, se trata de un procedimiento netamente comercial que no está pensado en el paciente: “Hablamos de un aumento mamario que podría tener complicaciones, como infección, inflamación o hematoma, y que ofrece un resultado que con mucha suerte dura 24 horas”, sostiene.

Sergio Korzin, director del Centro Médico Uriburu y miembro de Sacper, dice que aunque se trata de un procedimiento muy sencillo porque implica la colocación de solución fisiológica, su finalidad no es clara. “No termino de entender bien para qué sirve, cuál es la ventaja de tener mamas más grandes sólo por un día”.

Pontón defiende que el procedimiento de aumento exprés de las mamas es inocuo y que tras 24 horas no quedan secuelas. “La tasa de reabsorción de la solución es muy baja, no produce aumento de la volemia, alteración de la función renal ni aumento de la presión arterial”, asegura. Y menciona que está contraindicado para pacientes que no coagulan bien o que sufren hipertensión arterial o algún proceso infeccioso. “Esto es el futuro”, afirma mientras habla de las sustancias que están en estudio para extender el efecto más allá de 24 horas.


“Decidí operarme”. Julieta Vergara, de 37 años, quería ponerse un implante de mamas pero tenía dudas. “Me daba temor la cirugía, pero también, el cambio estético. Tras haber sido mamá, no me convencía la idea de encontrarme con un cuerpo diferente”, contó a PERFIL. La solución la encontró de la mano del cirujano Augusto Pontón, que le inyectó 300 cc de suero fisiológico para tener “lolas exprés”.

“Antes me hice una ecografía mamaria para chequear que todo estuviera bien. El procedimiento no me dolió nada porque fue con anestesia local. Sólo sentí las mamas un poco más rígidas, pero después se fueron ablandando”, relató. Julieta se quedó tan conforme con la imagen que le devolvió el espejo durante un día que optó por hacer del cambio algo permanente. “Me sentí bien y finalmente me decidí a operarme”. Para ella, el procedimiento no es para cualquiera. “Pienso que deberían hacerlo sólo las mujeres que no se animan a operarse, porque no es un juego”, concluyó.