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Agua en tromba

Hache-dos-o, agua. Al principio creímos que iba a ser una tormenta en un vaso de agua y dijimos “¡al agua, patos!”, total, el clima nos va a bailar el agua y todo va a ser rápido, como cambiarle el agua al canario.

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Hache-dos-o, agua. Al principio creímos que iba a ser una tormenta en un vaso de agua y dijimos “¡al agua, patos!”, total, el clima nos va a bailar el agua y todo va a ser rápido, como cambiarle el agua al canario. Pero como la cosa venía con cielos negros por el Sur y vientos cálidos del Norte, estuvimos bastante entre dos aguas, tratando de ver para qué lado iba a agarrar este verano atroz. Francamente, estábamos con el agua al cuello y veíamos todo bastante dudoso. En otras palabras, nada era claro como el agua. Pensamos, bueno, en estos días de verano todos nuestros proyectos se van a hacer agua y lo que pensábamos va a quedar en agua de borrajas. Lo que queríamos era traer agua a nuestro molino para poder descansar un poco, desenchufarse de los días de trabajo y obligaciones y dar curso al agua para que corriera de arrecife en playa. Todo era bastante trabajoso, como quien pretende sacar agua de las piedras. Se nos hacía vertiente arriba porque era como llevar el gato al agua y ya nos veíamos venir un disgusto que iba a ser como la gota de agua que rebasa el vaso. Estuvimos contemplando el panorama como quien mira ir y venir el agua del mar y concluimos en que agua que no has de beber, déjala correr. Mientras tanto, conticuere omnes y dejamos de hacer consideraciones acerca del futuro. Nos pusimos agua de colonia y tomamos agua mineral y bebimos agua de seltz. Recorrimos la región aguas arriba y aguas abajo y decidimos no meternos a nadar, no fuera que nos fuéramos a topar con aguas vivas. Era preferible dejar el paisaje y dedicarnos a las ciencias en busca de las aguas madres, mientras las mareas obedecieran como siempre a la luna y trajeran aguas muertas, en cuyo caso podríamos hacernos un viajecito e irnos a un spa en donde gozar de las aguas termales.
No hay nada que hacer. El Padre del Mar ha decidido jugarnos una mala pasada y crece y crece y no deja de crecer, como si estuviera pasando por los males de la adolescencia y tratara de que tuviéramos un disgusto fenomenal, aguas en tromba como suele decirse. Suele decirse mucho con respecto al agua: hachedoso. Si el agua sigue creciendo, agua negra para todo el mundo.