Juan Mercier tiene 37 años pero en esa corrida, en ese toque y avance a la carrera, parece el mediocampista de Platense.
Exquisito. Mercier se abraza a Avila para festejar su gol, que le dio el triunfo al Ciclón. |
fotobaires
R.P.
Juan Mercier tiene 37 años pero en esa corrida, en ese toque y avance a la carrera, parece el mediocampista de Platense. O el de Argentinos. El de hace más de una década. Pero no: estamos en el 2017 y el Pelado, con la camiseta de San Lorenzo, avanza por el Bosque para darle a su equipo un triunfo valioso ante Gimnasia. Un triunfo que lo devuelve a la pelea: fue 1 a 0 y al ver la tabla, al menos hasta hoy, el pueblo azulgrana todavía encuentra una mínima ilusión: acumula 40 puntos, cinco menos que los líderes Newell’s y Boca.
Sin embargo, el objetivo principal de San Lorenzo es la Libertadores y el miércoles deberá ganar en Brasil ante Paranaense para seguir con vida, por lo que Aguirre apostó ayer por un equipo con mayoría de suplentes. El Ciclón no tenía margen y debía ganar si quería seguir cerca de los primeros puestos. Por eso lo buscó y lo consiguió, empujado siempre por Mercier.
El partido fue desde el inicio muy intenso, de ida y vuelta, y en ese escenario San Lorenzo empezó mejor, ganó metros e incomodó al local. En una mitad de cancha muy poblada, la visita impuso condiciones y logró generar chances para abrir el marcador, pero primero Bergessio y después Corujo se toparon con Alexis Martin Arias, el buen arquero del lobo. Gimnasia apenas puso acercarse con jugadas de pelota parada, con un tiro libre de Lucas Licht y un cabezazo de Mazzola.
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En la segunda parte San Lorenzo siguió con la misma intensidad y doblegó a Gimnasia. El ingreso de Rubén Botta le dio frescura al equipo azulgrana, que logró la victoria por una escalada perfecta de Mercier. El volante cortó por delante de la mitad y buscó a Bergessio, que devolvió de primera, permitiéndole al capitán romper la última línea y, solo frente a Martín Arias, definir cruzado.
Era una ventaja merecida que incluso se pudo ampliar, pero otra vez el arquero local lo impidió ante la definición de Bergessio. No importó. Porque San Lorenzo ya sabía que, al menos por un rato, había recuperado la ilusión.
