ECONOMIA
COMO CONVERTIR DATOS EN CONOCIMIENTO

Qué deberían aprender los bancos de ‘Stranger Things’

Así como la serie que hoy causa furor se hizo usando Big Data, el negocio financiero puede hacer lo mismo.

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RELACION CON LOS CLIENTES. Las entidades financieras cuentan con valiosa información de los comportamientos de las personas. | Joaquin Temes
Todas las organizaciones, independientemente de la industria en la cual se encuentren, deben repensar su modelo de negocio. En el marco de la transformación digital, que requiere reinventarse convirtiendo datos en conocimiento, quien no se adapte podrá poner en peligro su subsistencia. Hay algunos sectores que ya fueron impactados por esta transformación de tal forma que el software es parte vital de su organización.

El caso emblemático es el del negocio de alquiler de películas y videojuegos, que fue arrasado por las propuestas de tarifa plana mensual de streaming por internet, que no sólo se ocupa de transmitir contenido, sino de reunir información. Netflix hace un uso magistral de los datos para conocer en profundidad a su audiencia y ofrecerle una experiencia a medida. Tal es el caso de Stranger Things, la serie inspirada en los años 80 que nació con éxito asegurado, ya que se realizó utilizando Big Data para relevar experiencias de consumo de su público más extenso, la generación X.

Pero otros sectores todavía están adaptándose a la transición. El de los servicios financieros está viviendo un período de cambios impresionantes y la tecnología está desafiando cada vez más su tradicionalismo.
Cadena de valor: los bancos están cediendo espacio intermedio, por ejemplo, ante las tarjetas de crédito, ocupando ellos sólo el lugar de aprobación de la transacción y perdiendo por ello una enorme cantidad de información. Apropiarse de esa información, cargada de preferencias y comportamientos de compra del consumidor, va a permitir elaborar estrategias mucho más enfocadas.

Iconización de las marcas: los usuarios dejaron de percibir el valor de las marcas por sus “activos”. La confianza antes atribuida a enormes y suntuosas sucursales hoy es relativa a la performance y la funcionalidad de sus aplicaciones. Quieren servicios sencillos de usar, seguros, rápidos y disponibles en cualquier lugar. Hoy las “sucursales” deben estar donde está el cliente.

Sucursales físicas cada vez menos relevantes: si contar con una numerosa red de sucursales solía ser sinónimo de fortaleza y robustez, esto pronto podría convertirse en un gran dolor de cabeza. Airbnb está sacudiendo la industria de la hotelería aunque en realidad no posee ninguna habitación. Lo mismo está sucediendo con la banca virtual: ya hay varios casos de empresas que ofrecen soluciones totalmente online y no cuentan con ninguna sucursal, como la mexicana Bankool.


Nuevos sistemas de pagos: para dar solución al tiempo que implica la realización de una transferencia bancaria existen en el mercado soluciones alternativas o complementarias a las tarjetas de crédito como Mercado Pago, PayPal, Dwolla, Google Checkout, etc.

Competidores inesperados: empresas de distintos rubros comienzan a incursionar en métodos de pago alternativos.

Moneda digital: los bancos están desafiados por este nuevo tipo de moneda basada en la misma tecnología que el BitCoin, el blockchain, una base de datos compartida que registra operaciones de compraventa, entre otras transacciones. Algunos bancos están empezando a encontrar beneficios en su uso ya que, de estandarizarse, supondría grandes 
ahorros.