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Cine

The Batman: la trasfiguración de la venganza

Matt Reeves plantea una versión existencialista del famoso murciélago.

The Batman
The Batman | Instagram

La nueva entrega de Batman es una fulgurante combinación de acción, policial negro, política, cine de superhéroes, evocación nostálgica y existencialismo. Luego de una larga y expectante espera, la película arribó a los cines y ya ha logrado conquistar a miles de espectadores.

El Batman que nos entregan el director Matt Reeves y el actor principal Robert Pattinson posee una gran cuota de sensibilidad, un saldo con su pasado que lo ha convertido en un hombre reacio al cariño, sediento de justicia (algo que el protagonista confunde durante toda la película con venganza) y un paladín de la moral. En todas las entregas del "hombre murciélago" sabemos que la premisa es la puja entre la moral y la delincuencia, básicamente el bien y el mal. Sabemos que Bruce Wayne y su alter ego intentan acabar con los malhechores por una deuda con la injusta muerte de sus padres, que hasta el momento sigue sin esclarecerse.

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Pero, los tiempos han cambiado y la noción de delincuencia ya no es tan tajante como lo vimos en las entregas de Tim Burton o de Joel Schumacher. Mientras el cine atestigua el lanzamiento de películas que nos acercan a los villanos (Joker y Cruella son prueba de esto), la nueva película de Matt Reeves toma esta idea de la construcción del delincuente como el resultado de una sociedad injusta para entregarnos un Acertijo signado por la psicopatía, la sed venganza con una sociedad que lo marginó y una clase alta que lo ignoró.

El espíritu anarquista y revolucionario del Acertijo nos recuerda por momentos a El club de la pelea, en donde el doble personaje de Edward Norton forma un ejército de hombres que viven bajo el anonimato de la marginación y que están dispuestos a derribar la sociedad y las instituciones tal como las conocemos. De hecho, la estructura de policial negro del filme también recuerda a otras películas de Davi Fincher como ZodiacPaul Dano, intérprete del Acertijo, recibe su gran momento casi al final de la película para exponer al espectador por qué es quien es, por qué está enojado y qué es lo que la sociedad del debe. Básicamente, el director se toma unos poderosos minutos para humanizar al asesino que mantuvo en vilo a Ciudad Gótica.

Por su parte, la Gatúbela de Zoë Kravitz pasa bastante inadvertida en el filme, sobre todo porque es casi inevitable compararla con aquella femme fatale que nos entregó Michelle Pfeiffer en Batman regresa. Esta nueva Gatúbela se siente como una forzada inclusión del cupo femenino; forzada porque justamente desarrolla un rol decorativo, en el que su belleza es su principal atributo. Con lo cual, el filme esgrime un feminismo de cartón. Como dato de color, también parece recoger la referencia de Natalie Portman en Closer, conquistando la pantalla con pelucas de colores en clubes nocturnos.

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En la terna de los villanos también aparece El Pingüino, de la mano de un irreconocible Colin Farrell. Lejos del animalizado villano que nos entregó Danny De Vito también en Batman regresa, éste es un hombre de la noche, que se codea con los magnates y se desarrolla en el negocio de la droga que es uno de los principales factores de decadencia de la sociedad que nos presentan y no posee un aspecto caricaturesco. Posiblemente su momento estelar es la maestra persecución que comparte con Batman y que da cuenta de que estamos ante un tanque de Hollywood.

En lo que respecta a nuestro héroe, Batman tiene revelaciones y epifanías de gran envergadura en este filme. En primer lugar descubrirá que “el mal” se ubica en los estratos más altos de la sociedad, no en las calles que habitan los malhechores, sino que se enfrenta a un sistema más complejo de desentrañar. Esto también lo enfrentará a la duda de la moralidad intachable de su padre, magnate que también formó parte de la casta que azota a Ciudad Gótica.

En segundo lugar, el justiciero descubrirá que al definirse como la propia venganza está más cerca que lejos de lo que busca combatir, y es en ese momento en que el aspecto existencialista se pone en funcionamiento. Batman pasa toda la película nombrándose a sí mismo como “La venganza”, hasta que escucha lo mismo de los labios de su oponente, lo cual lo lleva a reformular el concepto radicalmente y, en consecuencia, a reformularse a sí mismo.

Como buena peli de entretenimiento, The Batman consigue llenar todos los casilleros con éxito: la acción y los efectos especiales y visuales son superlativos, el equilibrio entre drama, diálogos y escenas frenéticas roza la perfección, haciendo que las casi tres horas de metraje se vuelvan imperceptibles. La película también agrega un condimento alternativo al mostrarnos un Batman más debilitado que empoderado, surcado por la tristeza permanente, la reticencia al sol y la clara referencia a la figura de Kurt Cobain.

Por momentos, Robert Pattinson parece igualarse al personaje del vampiro que lo catapultó a la fama, exhibiendo una delicada palidez, el pelo desgreñado y la incomodidad para habitar la sociedad. En su personaje están en tensión la niñez, la ira y la moral que lo ataja de cometer homicidios y convertirse en lo que él intenta combatir y es esto lo que lo convierte en un personaje de gran complejidad, porque no solo es un héroe sino también un auténtico abatido.

The Batman está recibiendo la alabanza de la crítica y el público, luego de las grandes expectativas que se formaron a su alrededor, las que parece haber cumplido con creces. Está claro que las películas de Batman han dejado de ser una mera propuesta de aventuras y esto es posiblemente una deuda con la celebrada trilogía de Christopher Nolan, quien llevó el universo del superhéroe a un planteo político y social que tiene su correlato con la contemporaneidad. Matt Reeves toma este legado y lo lleva un paso más allá, sobre todo por la gran construcción del protagonista. También parece abrevar de la reciente Joker, en la que Ciudad Gótica se parece más a la Nueva York de Taxi Driver que a una evocación de cómic.

Finalmente, The Batman es una película que cumple con la agenda de cine de superhéroes pero se juega a ir un paso más allá, mientras nos ofrece el universo clásico del murciélago que todos los fanáticos esperan pero desarrollando a su protagonista como un auténtico humano. Esto nos hace pensar en la noción de demiurgo que manejaban los griegos, la idea de héroe que es mitad dios y mitad humano. Pues Batman está en este filme ejerciendo con más esplendor que nunca su humanidad.

cp