MEDIOS
REPORTAJE ABIERTO EN LA FERIA DEL LIBRO

Cómo fue la persecución a Fontevecchia durante la dictadura

Entrevistado por Longobardi y Tenembaum, el CEO de Perfil recuerda el hostigamiento a la revista La Semana durante los años de plomo y su cinematográfico escape. Video.

Un escape "ridículo", aseguró Fontevecchia
| Cedoc

La Feria del Libro de este año fue centro de grandes encuentros y entrevistas. Uno de los momentos más jugosos fue el reportaje abierto realizado por los periodistas Marcelo Longobari y Ernesto Tenembaum al director de Perfil, Jorge Fontevecchia, fundador de la revista Noticias y su antecesora La Semana.

En el fragmento de la entrevista presentado hoy, se recuerda cómo fue la presión de la dictadura militar sobre la prensa, y en particular sobre la revista La Semana y su director Jorge Fontevecchia.

"Todo comienza por la Guerra de Malvinas, ya la revista La Semana era una revista medianamente importante. Y quería cubrir la guerra, pero ante nuestra ignoracia sobre cómo cubrir una guerra nos pusimos a buscar un columnista que sepa de temas militares y que fuera razonablemente equilibrado y encontramos un reciente premio Pulitzer que se llamaba Jack Anderson", describió.

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Pero la publicación no pasaría desapercibida para la dictadura. "Le contratamos un artículo que se publicó a los trece días. El contaba lo que sucedía, que Argentina perdió la guerra porque no tenía la capacidad de competir, y que igualmente hizo un buen papel, y lo publicamos. Entonces me cita el Estado Mayor Conjunto y me atiende un señor muy enérgico, era Camps, el famoso general Camps. Y me dice 'Jovencito, usted es un idiota, no sabe nada de guerras, los norteamericanos están haciendo inteligencia con nosotros tratando de desmoralizar al pueblo argentino, usted es un traidor a la patria, cuando termine la guerra lo vamos a fusilar'", recordó el titular de Editorial Perfil.

Ante el asombro del auditorio en la Feria, Fontevecchia continuó: "Yo salí de ahí compungido, pensando... Cuando terminó la guerra, la dictadura quedó tan golpeada, pero... clausuraron La Semana. El Gobierno estaba tan debilitado, ya faltaba un año y medio para llegar a la democracia, y la Corte Suprema de Justicia mediante un amparo ordena reabrir la revista, es una revista clausurada por la dictadura. Fue algo inimaginable un año antes. Entonces se reabre La Semana y nosotros publicamos una tapa que era de Astiz, que en ese momento no se sabía quién era. Había sido agregado naval en Sudáfrica. Yo me acuerdo que (Raúl) Alfonsín, que era una persona cercana, me dijo 'Hijo, no publique eso' y me explicó lo que luego sería la teoría de la obediencia debida, mediante la cual se preveía denunciar a los comandantes pero no a los subalternos y por eso me advirtió que si publicábamos algo de algún subalterno, no lo iban a tolerar, y tenía razón".

"Al día siguiente de ser publicado eso, el gobierno militar de ese entonces publica un decreto acusándome de espía inglés. Entonces era necesario para pedir asilo conseguir una embajada que hubiera apoyado a la Argentina, no podía ser la de Estados Unidos por ejemplo. Entonces necesitaba contacto con ese sector con el cual yo no tenía contacto. Y Alberto (Cormillot) que está ahí sentado consiguió la embajada de Venezuela" (*).

Ante la pregunta sobre la historia de cómo fue la ayuda de Cormillot, Fontevecchia recordó: "Antes de eso, Cormillot me llama y me dice 'te conseguí la embajada de Siria'. ¿Siria? me pregunté. Sólo recordaba al Tigris, al Éufrates. ¿No me podría haber un lugar mejor? Pero luego me dice que me había conseguido además a Venezuela. Alberto (Fontevecchia), había consultado a gente de la embajada de Estados Unidos y nos dijeron 'rajen de acá que los van a meter presos'".

Sobre cómo fue el escape, el CEO de Perfil detalló: "Me estaban buscando. Yo llego a la editorial un día y me encuentro que había un comisario en la entrada. Se me presenta y me dice que necesitaba hablar conmigo. Yo tuve un instante de lucidez y creo que tiene que ver con haber pasado la experiencia de haber estado detenido en El Olimpo unos años antes. Entonces se me ocurrió tratarlo como a un vendedor y le digo 'espere que ya lo hago pasar'. Me fui y llamo al abogado y le comento que había un comisario y le pregunto que qué debía hacer. '¡Rajá!', me dice, 'después vemos'".

"Entonces por otra puerta, salí, fuimos a la cochera, y un amigo de la familia tomó el riesgo de llevarme en el baúl del auto. Me lleva a la casa de él, prendemos el televisor y en el noticiero dicen que el Ejecutivo había decidido arrestarme acusado de ser espía inglés y que me estaban buscando. A partir de ese momento, asumí que no podía mostrarme de la misma manera y por eso lo de salir vestido de mujer... Una historía ridícula. Pero hay que ponerlo en contexto, en ese momento estaba de moda la película Tootsie", comentó Fontevecchia. (Risas).

"Y hay que tenerlo de amigo a Cormillot, es vital para situaciones de emergencia", destacó Longobardi.

(*) En un homenaje que la UBA brindó en honor del doctor Alberto Cormillot en 2011, Jorge Fontevecchia brindó un discurso en el cual recordó: "Cormillot por su pertenencia peronista clásica tenía mejores contactos en lo que por entonces se llamaba tercer mundo o nacionalismos populares pero lo que más decidió a llamarlo primero que a nadie en esa noche de prófugo errante, fue su capacidad de acción, nuevamente ser agente adecuado de lo que pase. Y, él no solo consiguió una sino que consiguió dos, me llama a las 4 de la mañana y me dice: 'preparate, te paso a buscar, vas a Siria'".