POLITICA

La columna de Lanata que desató la polémica

El periodista escribió una columna en el diario Clarín sobre las denuncias contra Bergoglio sobre su supuesta complicidad con la dictadura.

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El periodista escribió una columna en el diario Clarín sobre las denuncias contra Bergoglio sobre su supuesta complicidad con la dictadura. En ella el concuctor de "Periodismo para todos" afirmó  que "la reacción del Gobierno frente al nombramiento de Bergoglio no sólo fue patética por el repentino cambio de posición, que provocó vergüenza ajena: también lo fue porque se basó en datos que fueron desmentidos por sus propios protagonistas. Y, en verdad, resultó ser un boomerang fatal: a los supuestos secuestrados por la delación del Papa le aparecieron decenas de otros a los que el Papa había ayudado".

Posteriormente el periodista señanló que "la difundidísima denuncia de Yorio y Jalics hecha por Horacio Verbitsky fue desmentida, durante la semana, por el propio Jalics que dijo: “Estos son los hechos: no fui denunciado por Bergoglio ”. El domingo 17 de marzo su compañero de Página 12 Santiago O’Donnell, avergonzado por la situación, publicó una nota autocrítica. Pero le cambiaron el título, aunque se trataba de una columna de opinión. “Mi columna se llamaba “Perdón” y no “Dudas”. Me cambiaron eso sin avisarme. Subiré al blog el original. Disculpen”, twitteó el mismo domingo, “Si uno mete la pata hay que pedir perdón ”. La actitud de Verbitsky fue exactamente la contraria: ratificó la información desmentida por su protagonista, y la amplió: “Otros dos curas, Luis Dourrón, que luego dejó los hábitos, y Enrique Rastrellini, también actuaban en el Bajo Flores. Bergoglio les pidió que se fueran de allí y cuando se negaron hizo saber a los militares que no los protegía más, y con ese guiño los secuestraron”.

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Lanata realiza luego un repaso sobre la historia y la militancia de Horacio Verbitsky sobre quien señala que "dejó de pertenecer a los Montoneros en 1977. Varios trabajos que analizaron la guerrilla en Argentina lo muestran como el segundo hombre en Inteligencia de la organización, después de Rodolfo Walsh. Curiosamente, Walsh fue asesinado y Verbitsky ni siquiera salió del país: se mantuvo con su nombre y documento real durante toda la dictadura en Buenos Aires. Hace un tiempo este dato trascendió en medio de una polémica con Marcos Aguinis, que incluyó un cruce de cartas acusatorias con Pedro Güiraldes, hijo del comodoro Juan José Güiraldes, (a) “El cadete”.“