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Nuevos trajes espaciales de la NASA: costarán US$ 3.500 millones y son de ciencia ficción

Unisex, de talle único, con muchos bolsillos y una escafandra que absorbe hasta medio litro de vómito, a los trajes que se usarán en la Misión Artemis se ingresa por la espalda, desde un vestidor externo a la nave. El sideral contrato firmado por la NASA con Axiom Space y Collins Aerospace.

Nuevo traje espacial
Nuevo traje espacial | Gtlza. Prensa NASA

Desde 1968, cuando la misión Apolo 8 despegó de Cabo Cañaveral llevando al espacio los primeros humanos que se aproximarían a la órbita lunar, los trajes espaciales cambiaron algunas veces, pero no tantas. 

Por eso, 51 años después de Apolo 17, la última vez en que los terrícolas pisaron el suelo lunar, para la NASA urgía renovar el guardarropas espacial.

En los últimos 40 años de aventuras aerospaciales los viajeros vistieron el traje espacial de la Unidad de movilidad extravehicular (EMU) que debutó durante el Programa del Tansbordador Espacial en la década de 1980. Aunque resultó fantástico para lo que se proponían hace medio siglo, los nuevos desafíos que tienen por delante, requieren otra vestimenta más apropiada. 

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Piénsese solamente que la Luna tiene, según datos de NASA, una amplitud térmica que oscila entre -184º C durante la noche y 214º C durante el día.

Nuevo traje espacial
Simulación del nuevo traje espacial diseñado por Collins Aerospace, con sede en Carolina del Norte.

Después de muchas idas y vueltas, finalmente hoy la NASA confirmó públicamente que cerró el trato con las empresas Axiom Space y Collins Aerospace para que vistan a los tripulantes de las próximas misiones lunares Artemis de la NASA.

 

Traje espacial de la NASA

Cabe aclarar, que Artemis es un proyecto que comparten la NASA, la Agencia Europea del Espacio, y también las agencias espaciales de Japón, Canadá y Australia.

 

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Lo más importante, es que todos los responsables de Artemis están conformes con el diseño del nuevo traje espacial. No es que se hayan puesto exquisitos sino que están en juego un presupuesto multimillonario, la comodidad y eléxito de los astronautas (un hombre y una mujer, uno de ambos, negro) para llevar a cabo todas las tareas de investigación que deberán realizar sobre el suelo lunar y –si todo sale bien- el marciano.

El diseño, las pruebas y la confección de esos trajes le costará a la NASA y sus socios la friolera de US$ 3.500 millones hasta 2034. Por  lo tanto, los que se usen en la Luna deberán regresar intactos –o casi- a la Tierra para poder volver a lucirse en los vuelos tripulados a Marte, en 2034.

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Pensemos que, en su posición más próxima a la Tierra, el sueño de llegar a Marte significará que Artemis deberá recorrer 59 millones de kilómetros –si sucede en el perihelio- y que sus tripulantes estarán fuera de sus casas unos 27 meses, si se piensa que tardaría 9 meses, en promedio, el viaje de ida, otro tanto el de vuelta y un tiempo similiar de permanencia en el Planeta Rojo, antes de regresar a casa. 

Marte es un desierto con 0º C de día y -129º C de noche, una tremenda amplitud térmica por su distancia del Sol, que es 78,3 millones de kilómetros mayor que la nuestra. 

Nuevo traje espacial
Nuevo traje espacial. Facha tiene, pero costó US$ 3.500 millones y se espera que sea eficaz en 80 requisitos.

Súmese que es un completo desierto rojo, sin agua en la superficie visible, y con tormentas de viento conocidas como “diablos de polvo”. Y no obviemos la radiación cósmica, el mayor escollo. Si en la Tierra sobrevivimos exponiéndonos a un promedio de 0,33 milisieverts de radiación cósmica por año, en Marte, esa exposición supera los 250 milisieverts anuales. 

Por lo tanto, se ha dicho alguna vez para alimentar nuestra imaginación que un humano solo sobreviviría allí unos pocos días sin contraer cáncer.

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Dicho lo cual, se comprende que elaborar un traje espacial apropiado ha sido un verdadero desvelo para la NASA, que a la hora de soñar no ahorra en gastos

Desde 2007, hasta ahora, sin contar este nuevo acuerdo comercial, la NASA gastó unos US$ 420 millones para diseñar un traje espacial, pero nunca llegó a nada que realmente le sirviera y, como Elon Musk, veía cómo sus dólares se esfumaban. 

Después de tantos intentos fallidos, parece que al fin, el acuerdo con Axiom Space, de Texas, y Collins Aerospace, con sede en Carolina del Norte, le cierra.

Nuevo traje espacial
Nuevo traje espacial. Tendrá muchos bolsillos para llevar herramientas y guardar las muestras que recojan en la superficie lunar.

Entre ambas, desarrollarán cada una de forma independiente nuevos trajes espaciales y prendas especiales que usarán los astronautas como parte del contrato de Servicios de Actividad Extravehicular deExploración (xEVAS) de la NASA. 

 

Nuevos trajes espaciales

El diseño de los nuevos trajes espaciales fue y sigue siendo un secreto guardado bajo siete llaves tanto por Axiom Space y por Collins Aerospace. De todos modos, se fueron filtrando algunos datos. Ambas empresas debieron presentar diseños que respetaran 80 requisitos de la NASA, un cliente difícil, si los hay.

Esos requisitos responden a las características exclusivas que tendrán las misiones de Artemis, algo que ni por asomo tuvieron las de Apolo en los años 60 y 70.

Para empezar, con lo caro que es, el nuevo traje es de “talle único” y fabricado en una tela absolutamente innovadora y desconocida, creada especialmente para la ocasión, que se adapta a todos los sexos, los cuerpos y alturas humanas. Lo tiene que poder usar cómodamente tanto una mujer blanca de 1,50 m de altura como un hombre negro de 1,90 metro, pese 42 kilogramos o 110 kilos. 

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Los astronautas de Artemis permanecerán más tiempo en la Luna, realizarán más caminatas sobre su superficie, explorarán más rincones remotos y se aventurarán en la tenebrosa oscuridad de sus cráteres del polo sur, los que podrían contener agua congelada. 

Un plan de viaje tan ambicioso requiere poder caminar con mayor comodidad y destreza que los héroes de las misiones Apolo, cuyos pasos parecían de niños torpes en un pesado andador.

Los protagonistas de Artemis realizarán como mínimo seis caminatas explorando la superficie de nuestro satélite. Ninguna de ellas durará menos de ocho horas y lo más probable es que la mayoría de esas travesías sean en la oscuridad total.

El traje será lo suficientemente práctico para que cada astronauta pueda ponérselo y sacárselo sin ayuda de otro. Preparase para salir del módulo no podrá insumirles más de 90 minutos, incluido el tiempo de vestirse. 

Los nuevos diseños de Axiom y Collins, ambos, están pensados para ingresar a ellos por detrás, desde la espalda. Esto es absolutamente novedoso, porque permite que, en vez de tener que ponerse el traje dentro de una esclusa que reduce el cambio de presión de aire, para salir después al exterior de la nave espacial (así es ahora en la Estación Espacial Internacional), estos diseño 2023 podrá conectarse externamente a una esclusa de aire especial, llamada “puerto de traje”. Será como tener un vestidor que es un balcón externo: te vestís y ya estás afuera.

Para volver a la nave, el mecanismo es idéntico, pero inverso y aporta una gran ventaja: eliminar el peligro del regolito. 

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Si puede haber algo peor que el frío, la falta de gravedad y la radiación altísima, eso es el polvo lunar. La superficie de nuestro satélite está cubierta por “regolito”, un polvo compuesto de partículas pequeñísimas, abrasivas y tan filosas que asfixian.

Además del peligro del regolito, los astronautas se exponen al peligro del vómito. Por más que puedan elegir la versión disecada o en pomo de sus sabores preferidos, el menú especial no es lo mejor de la vida. Sumado a una intensa caminata espacial, el riesgo de no saber con qué se encontrarán “a la vuelta de la esquina”, ser astronauta no es para cualquiera. 

Por lo tanto, los nuevos trajes espaciales pueden absorber y limpiar hasta medio litro de vómito de ojos, nariz y boca, en caso de que el caminante espacial tenga la bastante probable desgracia de que se sienta mareado y regurgite dentro del casco, mientras está fuera de la nave.  

NASA y la ciencia ficción


El traje se está fabricando en una tela especial blindada y aislante. Sino en la Luna, se sospecha que en Marte hay tormentas de micrometeoritos, cuerpos filosos como dagas que tienen un diámetro a dos milímetros. Son como cuchillos danzantes que hace miles de millones de años se concentraron en el cinturón de asteroides situado entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Los nuevos trajes espaciales son tan resistentes que reducen a 1 en 2.500 las posibilidades de que los micrometeoritos atraviesen la tela.

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Desde acá, el espacio nos suena muy silencioso, pero por las dudas, el nuevo traje está pensado para absorber los sonidos superiores a 115 decibeles, el umbral tóxico que puede lesionar el oído medio (una sopladora de hojas de jardín, una amoladora, etc).

El mecanismo de salir y regresar a la nave espacial con un puerto de traje, reducirá la cantidad de polvo lunar que potencialmente ingrese a la nave. Es como dejar los zapatos que se usan en la calle, en la puerta de casa.

Hasta hoy, un traje espacial pesa en tierra, unos 130 kilogramos sin nadie adentro. Al haber menos gravedad en la Luna, se supone que allí pesaba poco, pero esa liviandad tenía su contrapeso en la articulación robótica de los diseños Apolo

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Marte representa la décima parte de la masa terrestre y su tamaño es la mitad. Por eso, su gravedad superficial allí también es apenas un tercio que la de la Tierra. En Marte, los astronautas pesarán la mitad. En la Luna, en cambio, pesarán seis veces menos que acá.

Esta nueva versión que convenció a la NASA es la de un traje articulado: quienes vistan el nuevo traje podrán girar el torso y flexionar las articulaciones de las extremidades y los brazos. También podrán agacharse con mayor facilidad, movimientos antes impensados.
A diferencia de  las versiones de los 60 y los 80, este traje tiene que tener muchos “bolsillos”, compartimentos para transportar todas las herramientas que deberán cargar durante la travesía lunar de una jornada laboral terrestre: linternas poderosas, cinceles, rastrillos, cuchillos, martillos… 

El suelo lunar es increíblemente duro y no es menos importante que si se tomaron el trabajo de llegar hasta allí, los héroes del espacio tengan lo que precisan para clavar la bandera de Estados Unidos en la nueva sede del cosmos.