El gobierno de Costa Rica busca reforzar la confianza de los inversionistas tras una venta masiva de bonos y la moneda del país en 2018, anticipando que está cerca de obtener luz verde para regresar a los mercados crediticios más importantes del mundo.
El presidente Carlos Alvarado señaló que espera obtener la aprobación del Congreso en junio para vender US$1.500 millones de deuda en el extranjero. El gobierno emitirá los bonos tan pronto como pueda conseguir la aprobación legislativa, y solicitará que se emitan US$1.500 millones adicionales más adelante, indicó Alvarado.
El pánico ayudó a unir a los parlamentarios del gobierno y de la oposición para aprobar alzas de impuestos postergadas durante mucho tiempo, mientras que la perspectiva de fondos frescos desde el exterior también calmó los nervios. "Se están haciendo cosas que no se han hecho en mucho tiempo", afirmó el mandatario, refiriéndose a un nuevo ambiente de cooperación entre partidos. "Persistirán fuertes incentivos políticos para lograr mayorías", indicaron.
Los bonos en dólares de Costa Rica anotan un rendimiento de 12% este año, cifra que duplica con creces el promedio de los mercados emergentes.
La economía de Costa Rica evitó por poco una crisis a fines del año pasado cuando inversionistas locales comenzaron a oponerse a financiar uno de los mayores déficits fiscales de la región. La aprobación de bonos externos requiere una mayoría de dos tercios en el Congreso unicameral de 57 miembros de Costa Rica, donde el partido oficialista PAC de Alvarado tiene 10 escaños, lo que lo obliga a buscar votos de la oposición.
El presidente, de 39 años, novelista y exministro de Trabajo, asumió el cargo en mayo del año pasado. La nación ha sido tradicionalmente un oasis de riqueza y estabilidad en una región plagada de conflictos y pobreza. Enfrentamientos violentos y una crisis económica en la vecina Nicaragua contribuyeron a la desaceleración, al igual que una huelga de trabajadores del sector público.
El Banco Central pronostica que el déficit fiscal se reducirá a 5,8 por ciento en 2020 frente al 6,2 por ciento de este año.
El crecimiento se desaceleró a un mínimo en cinco años de 2,7 por ciento el año pasado, un shock para un país que logró expansiones de 4 por ciento o más en los últimos años.
Al referirse a la reiterada incapacidad del país para aprobar medidas a fin de frenar el déficit, Alvarado comparó a la nación de 5 millones de dólares con una computadora portátil cuyo software no se actualiza hace años. La desaceleración económica de Costa Rica ha terminado, pero el repunte todavía está en sus primeras etapas, advirtió. Alvarado agregó que busca un crecimiento constante y sostenido en lugar de un auge insostenible.