No cuenten con que Powell pise los frenos.
Ese el mensaje de los analistas veteranos de la Reserva Federal para cualquier inversor que albergue la esperanza de que la turbulencia en Turquía y la liquidación en los mercados emergentes disuadan al presidente Jerome Powell de subir las tasas de interés.
Los acontecimientos internacionales contuvieron al banco central estadounidense en 2015 y 2016, pero hay diferencias importantes entre aquellos años y hoy. Había más desempleo en Estados Unidos y la inflación subyacente era más baja. Pero lo que tal vez sea más importante, el nexo de la turbulencia era China, cuya economía es la segunda más grande del mundo y tiene más de diez veces el tamaño de la turca.
“La conclusión general de la historia es que, por lo común, EE.UU. puede ignorar lo que ocurra en los mercados emergentes, a menos que tenga que ver con China”, dijo Michael Gapen, economista jefe de Barclays Plc para EE.UU. y exdirector de sección del consejo de la Fed en Washington.
Los inversionistas están de acuerdo con esa evaluación. Pese a los temores de contagio de Turquía, las perspectivas de que la Fed suba las tasas en septiembre eran de 90 por ciento, sin cambios respecto a la semana anterior, según la fijación de precios en los futuros de los fondos federales, y la probabilidad de que se promulgue otra suba en diciembre se estimaba en cerca de 55 por ciento.
Efectos
Hasta ahora, los efectos han sido limitados. Aunque los mercados accionarios de EE.UU. sufrieron un sacudón estos días en respuesta a la turbulencia en Turquía, siguen rondando picos históricos. Los nervios en los mercados emergentes dieron impulso al dólar, lo que podría afectar marginalmente el crecimiento económico de EE.UU. al encarecer las exportaciones de las empresas. Pero ese posible peso fue compensado parcialmente por una caída en las tasas de interés en el largo plazo.
En mayo, Powell sostuvo que los mercados emergentes estaban en una buena posición para aguantar la normalización en curso de la política monetaria estadounidense. “Han registrado progresos considerables en la reducción de vulnerabilidades desde los años ochenta y noventa, cuando eran propensos a crisis”, dijo en un discurso pronunciado el 8 de mayo en Zúrich.
Pero ese progreso no ha sido uniforme, lo que dejó a algunos —como Turquía— expuestos mientras el banco central estadounidense retira liquidez del sistema financiero mundial al achicar cada vez más su balance y elevar gradualmente las tasas de interés.
“Argentina, Colombia, Sudáfrica y México se destacan por su fragilidad” y por sus grandes déficits de cuenta corriente, su deuda externa considerable y su inflación elevada, escribió el lunes Tom Orlik, economista jefe de Bloomberg Economics.
Beligerancia
El lunes, Argentina intervino para estabilizar el desplome de su moneda y subió su tasa de interés de referencia, que ya era la más alta del mundo, 5 puntos, a 45 por ciento.
Un factor que aumenta el estrés es la postura beligerante del presidente Donald Trump en materia de comercio.
“EE.UU. no está tratando de contener la ansiedad y los temores, como suele hacer”, dijo David Hensley, director de economía global de JPMorgan Chase & Co. en Nueva York. “Más bien anda echando leña al fuego”.