A menudo se ha dicho que la pandemia ha distorsionado nuestro sentido del tiempo. Esto ha parecido más cierto que nunca durante el último mes, en el que muchos países pasaron de un extremo a otro debido a la presencia de Ómicron.
En diciembre, cuando se identificó por primera vez que la variante era más transmisible y podía evadir las vacunas, hubo una verdadera sensación de pánico cuando los países tomaron medidas para promulgar prohibiciones de viaje y restricciones sociales que llevaban desmantelando durante la mayor parte de 2021. Pero a medida que pasaban las semanas del nuevo año, los estudios y las evidencias del mundo real comenzaron a confirmar que las personas se estaban contagiando pero no se enfermaban tanto, y que la nueva variante causaba una afección más suave que antes.
Y así, rápidamente cambiamos el chip de nuevo. La propagación rápida pero suave de Ómicron se convirtió en una razón para normalizar nuestro enfoque del virus. Desde España hasta Japón, los políticos piden que veamos el Covid-19 como la influenza, por ejemplo —una parte de la vida cotidiana—.
Eso se refleja en el ranking de resiliencia Covid-19 de Bloomberg de enero, el cual muestra que los brotes alcanzan su punto máximo y vuelven y bajan más rápidamente; además, como Ómicron es más suave y cada vez hay más personas vacunadas, las muertes se mantienen en un nivel más bajo. Eso permitió que lugares desde el Reino Unido hasta Tailandia, y de Irlanda a Finlandia eliminaran las restricciones en cuestión de semanas, elevando sus puntajes en la lista mensual de los mejores y peores lugares para estar en la pandemia.
A excepción de China y Hong Kong —que aún se apegan a su enfoque de tolerancia cero—, los países en el ranking ahora se alinean en gran medida con la misma estrategia: permanecer abiertos mientras impulsan las vacunas para poder proteger a las personas. En el primer puesto de enero, los Emiratos Árabes Unidos, es un defensor clave del enfoque, y también registra un brote de Ómicron menor que el de otros lugares.
Dado que las vacunas son un diferenciador clave en la clasificación, Filipinas vuelve a caer al final de la lista en el puesto 53, ya que el problema de una oferta anterior para los países en desarrollo se convierte en un desafío logístico de poder llegar a personas en lugares rurales donde no hay infraestructura sanitaria.
Hace poco más de un mes, se pensaba que Ómicron sería la nueva amenaza que daría nuevo inicio a la pandemia. Ahora parece ser más un catalizador para salir de las condiciones de crisis que han reinado en gran medida durante dos años.