Nueva Zelanda logró combatir una mortífera infección infantil con un nuevo tipo de vacuna. Una década después, científicos del país del Pacífico Sur determinaron que podría ser vital en la lucha contra una vieja enfermedad de transmisión sexual que ha reaparecido: la gonorrea.
Hay esperanzas de que la rápida extensión de la enfermedad pueda desacelerarse mediante una vacuna que ya está en el mercado para prevenir una prima bacteriana, una cepa de la llamada bacteria meningococo, que ha causado epidemias de meningitis en los dormitorios universitarios, como pasó hace poco en campus de San Diego y Massachusetts. Si bien la gonorrea no es letal, ahora se está cerca de no poder detenérsela debido a la resistencia a los antibióticos.
Los médicos también informan que hay cepas de gonorrea que se comportan como infecciones relacionadas que persisten en la garganta, donde los gérmenes pueden extenderse de forma subrepticia a través del beso. Eso da más urgencia a la búsqueda de nuevas formas de combatir el flagelo, que se ha extendido de grupos minoritarios como los hombres homosexuales a toda la comunidad.
Los casos aumentaron 19 por ciento en los Estados Unidos el año pasado y la tendencia fue similar en el resto del mundo. Si bien no existe una inmunización contra la gonorrea, estudios indican que una vacuna de GlaxoSmithKline Plc podría ofrecer al menos una protección parcial.
‘Muchas preguntas’
“No hay nada en relación con el desarrollo de un nuevo medicamento”, dijo Helen Petousis-Harris, una especialista en vacunas de la Universidad de Auckland que trabajó con colegas para demostrar por primera vez que una vacuna contra el meningococo B se relacionaba con la protección contra la gonorrea. “Eso ha abierto todo un programa de trabajo que hay que continuar y ha planteado muchas preguntas que necesitan respuesta”.
La vacuna que Nueva Zelanda utilizó entre 2004 y 2006 para inmunizar a 1,1 millones de personas de entre seis meses y 20 años de edad era diferente de las típicas vacunas meningocócicas. Apuntaba a estimular anticuerpos contra un elemento adicional común a ambos gérmenes llamados vesículas de membrana externa. Los científicos especulan que podría tratarse de una fuente importante de protección cruzada.
No se sabe aún cómo podría funcionar esa protección cruzada ni durante cuánto tiempo. La respuesta a esas preguntas es clave para determinar si las vacunas que combaten esas vesículas de membrana externa, como la Bexsero de Glaxo, podrían contribuir a frenar la extensión de la gonorrea.
El trabajo de Petousi-Harris, que apareció en la publicación médica The Lancet el año pasado, estima que la vacuna contra el meningococo B tuvo un 31 por ciento de efectividad contra la gonorrea. Eso reforzó el interés en ese campo, según investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergia de la Uniformed Services University en Maryland.
“Si bien (la vacuna) Bexsero podría no ser la respuesta exacta, estamos mucho más cerca de una respuesta para una vacuna contra la gonorrea”, dijo en entrevista telefónica Leah Vincent, una científica del instituto.