CIENCIA
biofeedback o neurofeedback

Una nueva técnica permite entrenar el cerebro para combatir el estrés

A partir de sensores que miden la frecuencia cardíaca, la presión arterial y otras variables biológicas, el paciente reconoce su estado emocional y se ejercita para modificarlo.

Proceso. El doctor López Rosetti opera un psicoescaner que permite realizar mediciones físicas y biológicas en el paciente cuando se lo somete a estímulos estresantes.
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Problemas en el trabajo, una situación económica complicada, la muerte de un ser querido. Estas y otras tantas situaciones de la vida cotidiana generan sentimientos de angustia y estrés que parecen incontrolables y que atentan contra la salud de las personas. Sin embargo, existen hoy técnicas que, magnificadas con la ayuda de la tecnología, le enseñan al paciente a controlar estas emociones y a aprender a manipularlas hacia un estado de mayor calma.
Biofeedback es el nombre de la técnica que permite obtener un mayor conocimiento de muchas de las funciones fisiológicas del organismo utilizando instrumentos tecnológicos que proporcionan información sobre las ondas cerebrales, el tono muscular, la conductancia de la piel, la frecuencia cardíaca y la percepción del dolor, con el objetivo de que la persona pueda revertir una situación que la estresa. “Cada vez más argentinos consultan porque se sienten estresados. Con el biofeedback el paciente aprende sobre sus emociones para luego intentar manipularlas para sentirse menos estresado o sin dolor. El principio es que, al quedar frente a frente con las alteraciones, pueda desarrollar las habilidades para reducirlas”, explicó Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (Sames) y flamante director del primer Servicio de Medicina del Estrés del país que se acaba de inaugurar en el Hospital Central de San Isidro.

Allí, junto a los médicos clínicos y psicólogos, trabaja un grupo de profesionales que opera un psicoescaner, que permite realizar mediciones físicas y biológicas en el paciente cuando se lo somete artificialmente a un estímulo que simula ser estresante. “Lo que medimos es cuánto se eleva la presión arterial, la frecuencia cardíaca y otras variantes biológicas que determinan el grado de vulnerabilidad de la persona. Cada paciente presenta características singulares que deben ser contempladas para acompañarlo en su tratamiento”, describió López Rosetti.

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Para aplicar la técnica de biofeedback, también conocida como neurofeedback, se utilizan sensores que se colocan en los dedos, en la cabeza y las orejas. Así, se obtiene un mapa de cómo el cerebro está funcionando en relación a su electricidad y, en algunos casos, se refleja la información que se obtiene en un monitor. Luego de conocerse el funcionamiento cerebral, el próximo paso es promover un condicionamiento mental para normalizar el patrón de las ondas eléctricas modificadas debido al estrés. Por ejemplo, el paciente puede concentrarse en una imagen negativa que ve en una pantalla y, mediante ejercicios de respiración y pensamientos positivos que lo relajen, alcanzar la calma, lo que se reflejará en otra imagen que le remita paz.

Fundamentos. Las ondas cerebrales tienen distintas frecuencias dependiendo de cómo se encuentre la persona. Por ejemplo, las frecuencias de entre 13 a treinta ciclos por segundo predominan durante períodos de tensión, esfuerzo mental o estrés, mientras que frecuencias de ocho a 12 ciclos por segundo indican el predominio en el estado de calma y relajación. “Esto no ocurre como por arte de magia, conlleva un tratamiento comprometido, mediciones específicas para cada persona y la constancia en la ejercitación mental, que es tan importante como el ejercicio físico”, dijo Horacio Antonetti, alergólogo especializado en estrés y docente del Posgrado de Medicina del Estrés en la Asociación Médica Argentina.

Cualquier persona puede practicar una terapia de biofeedback, con seguimiento y acompañamiento profesional. La duración de los tratamientos varía de paciente a paciente. La forma en que se lleva a cabo la terapia consiste en sesiones semanales de aproximadamente una hora. “De acuerdo a la evolución se puede empezar a obviar el uso del equipo y se intenta que el paciente logre el mismo efecto con las indicaciones correspondientes y continúe practicando en forma diaria el ejercicio de relajación de manera independiente en su hogar”, agregó Antonetti. Como Marcelo Torres, un publicista de 37 años, quien aseguró que tras tres meses de entrenamiento hoy logra controlar su nivel de estrés y ansiedad.