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falsas encuestas

Inercia de preferencias

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Ya señalamos en PERFIL que en estos días tan alejados del escenario electoral se difunden por los medios –en especial, los opositores– encuestas que son metodológicamente incorrectas y están dirigidas a impresionar a la dirigencia política en general, a los gobernadores e intendentes sujetos de alianzas futuras en particular y en el oficialismo muy especialmente a impactar sobre la voluntad política de Cristina Kirchner.
Al respecto señalaba Julio Burdman que estas encuestas “son metodológicamente inválidas, Rodney Barker, politólogo del London School of Economics, sostiene que la gran mayoría de todas las cosas que hace la comunidad política (que incluye a una minoría intensa de políticos, militantes, periodistas, discutidores de política en la mesa familiar y lectores de El Estadista y otras publicaciones similares) está dirigida a sí misma. Que los políticos están permanentemente demostrando autoridad y poder, pero sólo para impresionar a sus pares, y que recién salen a cazar votos del gran público en los días previos a las elecciones. Las encuestas que quieren construir la grilla mucho antes que los partidos también forman parte de la comunidad política, y están dirigidas a los propios políticos”.
Profundizando la causa de la publicación de estas falsas encuestas, su impacto busca replicar en su ámbito específico, el electoral, el fenómeno de la “inercia inflacionaria”. que viene dada por las expectativas de los distintos agentes económicos, particularmente de aquellos que fijan precios en sus respectivos mercados.
Si se tiene la apreciación de que la inflación futura va a ser igual a la pasada, más allá de que hayan desaparecido las causas que la generaron, los aumentos en salarios y en los precios de la economía se otorgarán bajo este supuesto y, de este modo, las expectativas de inflación se validarán, reiniciándose total o parcialmente el ciclo inflacionario.
En el caso de las encuestas falsas, si los que definen candidaturas, desde “formadores de opinión” hasta los sujetos de alianzas partidarias territoriales, fijan sus expectativas de acuerdo con los señalamientos de las encuestas truchas, más allá de su aberración metodológica, estas expectativas se replicarán en la elección de candidatos y en el armado de alianzas, con lo que se logrará el efecto buscado: construcción de la grilla de preferencias mucho antes de que la “opinión pública” ingrese siquiera en clima electoral.
Este mecanismo central en la construcción del candidato es el que denominamos “inercia de preferencias”.
Ahora bien, el mecanismo de inercia de preferencias por parte del festival de encuestas que se propala por los medios hoy es tan elemental y grosero, que está muy severamente cuestionado por técnicos, analistas, políticos y en general el público interesado
en el tema.
Por caso, recientemente fue puesto en crisis al interior del oficialismo –la única fuerza competitiva que aún no definió una candidatura nacional “market friendly”– por el discurso de Máximo Kirchner –luego hecho propio por toda la agrupación que lidera–, que objetivó la ausencia de candidato presidencial oficialista utilizando la fórmula retórica “gánenle a Cristina”, poniendo en suspenso todo el dispositivo de construcción anticipada de grilla de preferencias desplegado por el sistema de medios opositores.
En este sentido, el de Kirchner en el estadio de Argentinos Juniors resultó un discurso muy pertinente en perspectiva de ordenamiento interno del FpV de cara a la disputa por las candidaturas, limitando el efecto de inercia de preferencias, construido por las “encuestas” que propalan los medios opositores que pretenden construir una grilla de candidatos opositores y oficialistas bajo la fórmula retórica “son los que más miden”,
que resulten afines a sus intereses y al de las corporaciones que representan.
Elemental y de manual, pero no por eso menos habitual. ¿O no lo ven ustedes así y acaso creen en las encuestas que se publican por ahí, estimados lectores de PERFIL?

*Director de consultora Equis.