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A quién le habla Milei

Hay que reconocerle al Presidente su habilidad comunicacional para generar atracción hacia la agenda que él pretende imponer. Vía descalificaciones, acusaciones, insultos y otras yerbas similares intenta plantear la batalla política y cultural.

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Javier Milei. | Télam

Hay que reconocerle al Presidente su habilidad comunicacional para generar atracción hacia la agenda que él pretende imponer. Vía descalificaciones, acusaciones, insultos y otras yerbas similares intenta plantear, como explicó en su reciente visita a Corrientes, la batalla política y cultural.

Se monta, claro, sobre el desprestigio abrumador de gran parte de la dirigencia argentina. Esa a la que la sociedad aún le factura que desde hace décadas cada vez se viva peor y con angustia creciente.

Javier Milei, que hace apenas dos años iniciaba su carrera política con una banca de diputado, interpretó como nadie ese hartazgo mayoritario. Y lo sigue usufructuando a la hora de hablar o postear contra quienes elige cuidadosamente como sus enemigos.

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Una incómoda sociedad

Resulta innecesario repasar la lista de exabruptos, estudiados a partir de la intuición personal de Milei y del aporte profesional de Santiago Caputo (el asesor premium) y Fernando Cerimedo, a cargo de la propaladora de redes.

El recordatorio es prescindible porque casi a diario se suman nombres, destinatarios. Y arbitrariedades, como las que marcan quién es casta (porque critican) y quién no (porque lo apoyan o callan).

Como nota al pie, surge como toda una curiosidad el inhabitual cuidado verbal que ha tenido hasta ahora el Presidente sobre Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Sigamos.

20240220 Javier Milei, presidente de Argentina
Javier Milei.

Alrededor de Milei están convencidos, o se convencen, de que esta estrategia es exitosa y forma parte de la comunicación directa con la población. “Les dice a los políticos las mismas cosas que la gente piensa y dice de ellos”, sostiene un funcionario como argumento de empatía.

Se desmerece en ese ámbito la reacción negativa que provoca este tipo de ofensas dialécticas. “Ellos nos necesitan más a nosotros, que nosotros a ellos”, es la lógica desde ese sector gubernamental hacia mandatarios provinciales y legisladores.

Dicha valentía podría contraponerse con la intención oficialista de reflotar en el Congreso el tratamiento del proyecto de ley Bases, con varios cambios. O con la idea de que el Poder Legislativo deje vigente el mega DNU, lo que por estos días empieza a verificarse bajo riesgo acelerado.

El pragmatismo de Milei, entre el Papa y Macri

Acaso el tema haya estado presente en las cumbres que la vice Victoria Villarruel y el ministro del Interior, Guillermo Francos, tuvieron en Salta por separado con cinco gobernadores: el anfitrión Gustavo Sáenz, el misionero Hugo Passalacqua, el tucumano Osvaldo Jaldo, el catamarqueño Raúl Jalil y el vice jujeño Alberto Bernis. Varios de ellos fueron considerados traidores por Milei. Pero parafraseando al Presidente, el Gobierno es loco pero no boludo.

Les convendría a las autoridades evitar dejarse llevar por el canto de sirenas de obsecuentes, redes sociales estimuladas y audiencias cautivas respecto a la empatía de la comunicación presidencial. Ya tuvimos experiencias lejanas y recientes de liderazgos que pasaron a gran velocidad de la cúspide a las profundidades.

A fin de cuentas, la sociedad termina evaluando gestiones de gobierno, en vez de posteos o decires. Si la actual administración no logra revertir en el mediano plazo los altos índices de inflación y pobreza, la caída de ingresos y el frenazo de la actividad económica, la tolerancia social volverá a tomar examen. En anteriores oportunidades, con notas de reprobación, razón por la que las últimas tres personas que presidieron la Argentina se quedaron sin poder volver al cargo. Dependerá de Milei y su equipo si la historia vuelve a repetirse.