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Ansias y temores frente a 2024

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Congreso. Si están representados los distintos sectores políticos es un reaseguro de que las voces de toda la ciudadanía estarán presentes. | cedoc

Comienza el nuevo año, algo que en general siembra esperanzas y alegría. Este año es distinto, tenemos los argentinos mucha incertidumbre y también temores frente a lo que nos depara 2024. Terminamos 2023 con el decretazo y la ley ómnibus que mandó el Ejecutivo al Congreso, juntos implican un cambio de 360 grados de nuestra vida.

Prácticamente no quedan leyes sin tocar y cambiar. Y la pregunta es: ¿necesitamos ese cambio tan drástico? El Presidente considera que sí, pero no parece que toda la población acompañemos esa creencia. Como dije el domingo pasado, las feministas no le tenemos miedo al cambio, en general nos gusta, ya que todas las conquistas por las que luchamos implican cambios. 

Pero ahora se está volviendo a cambiar lo que habíamos conseguido, o sea en muchos aspectos, se vuelve atrás y mucho más, de lo que teníamos antes de los cambios, que se lograron con leyes que ampliaron derechos. Eso es un retroceso y no hay forma de ocultarlo. 

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Todas estas propuestas se hacen en búsqueda de la libertad de las personas se dice. Nos preguntamos: ¿qué libertad? Una libertad que, en muchos casos, retrotrae derechos conquistados y que es planteada por quienes asumen el poder. Se plantea que eso es lo que quiere el 56% que votó en el balotaje. Cabe aclarar que quienes auténticamente eligieron a este gobierno son el 30% inicial, el 26% que se agregó es una mezcla de ciudadanos y ciudadanas que, al tener solo dos opciones, votó en contra de que continuara el gobierno anterior. Esto quiere decir que no necesariamente compartían las propuestas de la fuerza política ganadora, sino porque no quería volver a seguir con el gobierno anterior, pero no convencida del cambio que esta opción planteaba. Esto no parecen comprenderlo quienes ganaron, ya que actúan como si el 56% fuera su base electoral. 

Este es uno de los problemas que tiene el balotaje, permite que se confunda a quienes realmente votan a una fuerza política, porque no hay otra opción, frente a quienes realmente lo apoyan. Esto quienes tienen experiencia política lo saben, y por eso son cautelosos en sus propuestas. Esto no ocurre ahora, ya sea por falta de experiencia o por interés en ignorar su debilidad se mueven autoritariamente. Nuestra Constitución es sabia en ese sentido y frente a la tentación de los gobiernos de actuar por decisión propia, plantea la división de poderes. 

Tener un Parlamento donde están representados los distintos sectores políticos proporcionalmente a su caudal electoral es un reaseguro de que las voces de toda la ciudadanía estén presentes. Esto se completa con el Poder Judicial que vela por los excesos y por el respeto a las normas y a la Constitución. Todo esto puede tener distorsiones, pero no justifica su eliminación. 

En el momento actual el profundo cambio propuesto se suma al pedido del Presidente de que le concedan por dos años poderes legislativos, y que estos se puedan extender a otros dos años. O sea, todo el período de gobierno sería bajo la sola autoridad del Ejecutivo. Esto es algo que no se justifica en la situación del país, que el Ejecutivo considera catastrófica, pero que esta es una forma de justificar el autoritarismo y el gobierno despótico unipersonal. Esta es una situación nueva y que requiere la mesura, pero también la firmeza de nuestros representantes, a quienes elegimos para eso. Para que se plantee el cumplimiento de la Constitución y que los cambios que se hagan, sean discutidos y adoptados por la mayoría, mayoría que implica reconocer a muchos que no piensan igual, pero que tienen que poder expresarse, porque para eso se los votó. 

En ese sentido, algunas de las propuestas de cambios electorales tienden a disminuir la voz de las minorías y eso debe ser un punto no negociable ya que sería destruir nuestro sistema democrático. Llamamos a toda la ciudadanía a participar y expresarse frente a estas propuestas que bajo la urgencia por la situación del país esconden estas actitudes autoritarias y despóticas características de las dictaduras.

Esta forma de libertad la rechazamos por autoritaria e injusta.