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Coronavirus

Correlación entre economía y medio ambiente

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El coronavirus obligó a cerrar escuelas en todo el mundo. | Pablo Temes

Al irrumpir la pandemia como principal problema global a comienzos de 2020, el deterioro del medioambiente era considerada la amenaza global más relevante por gran parte de la dirigencia y la opinión pública del mundo occidental. Se trata de un debate que genera complejidades, ambigüedades y contradicciones en torno a cuánto crecimiento económico hay que sacrificar para preservar el medioambiente y cuál es el costo económico de transformar la estructura productiva reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles.

Pero el coronavirus ha generado una situación inigualable para aportar datos fehacientes en este debate.

Se estima que la economía mundial este año caerá 4,1%. El segundo trimestre del año ha sido el momento de mayor caída con 19,6%: 39,7 en EE.UU.39,4 en Europa y 39,5 en Brasil. China, en cambio, creció 54,6% porque su caída fue del 35,8% en el primer trimestre.

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En realidad, para quienes les preocupa el medioambiente ha tenido lugar un experimento excepcional. No se trata de un cálculo estadístico: un estudio publicado en mayo que abarca 69 países, el 85% de la población mundial y el 97% de todas las emisiones globales de carbono, da cuenta que éstas bajaron un 17% en los primeros cinco meses del año debido a la pandemia -un nivel que se registró por última vez en 2006- y podría disminuir un 7% hacia fin de año. El 43% de esa reducción se debe a la reducción del tráfico de automóviles, colectivos y camiones y el 19% a la caída de la producción industrial.

En los primeros tres meses de pandemia China aumentó el promedio de días sin contaminación atmosférica en un 21,5% en comparación con las mismas fechas del año anterior. A modo de ejemplo, entre el 1° de enero y el 11 de marzo, durante los primeros días de cuarentena, la calidad del aire en Madrid pasó a ser “muy buena”, algo que sucedía con poca frecuencia. Todos los estudios indican que esos primeros meses de cuarentena en el mundo generaron la disminución de emisiones más significativa en más de una década. China y Estados Unidos, los dos emisores de carbono más grande del planeta, redujeron entre enero y mayo 242 mil y 207 mil kilos de carbono respectivamente.

Estos datos demuestran que hay mediciones inmediatas que pueden utilizarse para analizar cuán efectiva es la reducción de la actividad económica para reducir el deterioro del medioambiente.

Mientras tanto el debate sigue. En septiembre, militantes ambientalistas cortaron el tránsito en el centro de Londres, perturbando la llegada del primer ministro Boris Johnson al parlamento, en protesta contra los planes de reactivación económica que anunció, porque la mayor actividad económica iba a volver a amenazar al medioambiente.

La caída en el consumo de hidrocarburos como petróleo, gas, etc., ha permitido verificar cuánto ayuda al medioambiente la reducción de estos consumos. Como dato de color, impactaron a comienzos de marzo las fotos de ciervos avanzando en ciudades medianas de Estados Unidos. Se decía entonces que era consecuencia del drástico cambio en las condiciones medioambientales que había generado el cese económico impuesto por la cuarentena. Pero visto seis meses después, con la reanudación de la actividad y la relajación de las restricciones, se observa que fue un episodio aislado.

La caída económica que ha generado la cuarentena otorga una oportunidad excepcional para medir la correlación entre la preservación del medioambiente y sus efectos concretos sobre diversos aspectos de la realidad. En particular, la caída económica sin precedentes que ha tenido lugar en el segundo trimestre del año -en China ocurrió el primero- es un “laboratorio” excepcional para este tipo de estudios, cálculos y estimaciones. Es una oportunidad excepcional para un debate central para el futuro de la humanidad.

*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.