El mismo día que se hizo el reportaje largo de esta edición a Jaime Duran Barba en PERFIL, con pocos minutos de diferencia en el CCK se realizaba el homenaje a Raúl Alfonsín a diez años de su muerte y la presentación del especial que produjo la revista Noticias –de la que el ex presidente fue columnista–, que se difundió por Telefe ayer (mirá el documental en este enlace).
Salir corriendo al terminar el reportaje para llegar a tiempo a dar el discurso de apertura del homenaje a Alfonsín motivó reflexiones sobre lo mucho que había cambiado la política entre las últimas dos décadas del siglo XX y las dos primeras del siglo XXI. En el CCK estalló un aplauso cuando en el anticipo del programa apareció Alfonsín diciendo con su tono enérgico: “En esta sociedad machista, donde a la mujer no se le permite siquiera compartir la patria potestad de su propio hijo”, haciendo recordar a todos que no solo no estaba permitido el divorcio legal sino tampoco que las mujeres decidieran sobre sus hijos. En la lista de cambios que produjo Alfonsín y olvidamos por la gigantesca y merecida visibilidad que tiene haber juzgado y encarcelado a las cúpulas militares, está que hasta tuvo que cerrar el área del Estado que censuraba las películas cortando las partes que le parecieran inconvenientes, dependencia que hoy resulta inimaginable que haya existido.
El contraste con el empirismo ascético con el que Jaime Duran Barba aconseja desarrollar la tarea política con los instrumentos de la ciencia y no del arte trasciende a Alfonsín y Macri para pasar a ser universal y valer también para comparar a Mao Zedong con el actual presidente de China, el ingeniero Xi Jinping. Durante el año, Editorial Perfil condujo dos revistas en China; en los viajes a que esa tarea obligó, siempre surgía en conversaciones con expatriados en China cómo esa sociedad hipercapitalista seguía venerando al mismo tiempo a Mao, quien fracasó tanto en economía con el Gran Salto Adelante, que condenó al hambre a millones de chinos, como luego con la Revolución Cultural. Y la respuesta es simple: porque Mao fue el artífice de los cambios que fundaron la China moderna, donde el comunismo inicial era apenas un eslabón del capitalismo posterior, pero cambió la relación entre las mujeres y los hombres, y los jóvenes y los viejos.
Tanto Alfonsín como Duran Barba escribieron semanalmente en Perfil: el ex presidente lo hizo en Noticias, el consultor en el diario
En el siglo XX quedaban muchas injusticias cuya resolución dependía de voluntad y legislación: desde la igualdad en la teoría y en la práctica, tanto de género como racial en países como Estados Unidos, hasta la creación de derechos básicos como el acceso a la educación y la salud, la instalación de la democracia, la abolición de la dictadura y el fin de las guerras como medio aceptado más frecuentemente para resolver los conflictos.
Es difícil encontrar a quienes se pueda clasificar de héroes entre los jefes de Estado del siglo XXI, porque en los países medianamente desarrollados ya no es más el derecho lo que cambia la vida de las personas, sino la tecnología.
El protagonismo que tiene en la política Jaime Duran Barba es el mejor significante del cambio de época que se produjo en los 35 años que nos separan de la asunción de Alfonsín. Y no es solo Duran Barba, apenas en nuestro continente existe la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (Alacop) y la American Association of Political Consultants (AAPC, de Estados Unidos). A los interesados en introducirse en el tema, recomiendo el blog español Maquiavelo & Freud - Psicología para cambiar la política, de Daniel Eskibel (ver: https://maquiaveloyfreud.com). O el del consultor de la última campaña de Cristina Kirchner y hoy de la de Sergio Massa, Antoni Gutiérrez-Rubí (ver: www.gutierrez-rubi.es), quien compartió con Jaime Duran Barba el simposio sobre consultoría política en la George Washington University, donde Duran Barba es profesor.
Algunos consejos que aparecen en esas URL: “En todas las sociedades hay múltiples olas de opinión entre la gente. Pero detrás de ellas siempre hay una dicotomía básica: una ola de continuidad y una ola de cambio”. “Si se ataca al adversario en su debilidad, se podrá hacerle algún daño pero nunca derrotarlo; para derrotarlo hay que hacer un ataque exitoso contra su fortaleza”.
Hubiera sido inimaginable Alfonsín con un consultor político; en aquella época se tenía publicistas como David Ratto en su caso, Ramiro Agulla en el de De la Rúa y Ernesto Savaglio en el de Macri (heredado de López Murphy en la época en que PRO era Propuesta Republicana) previo a Duran Barba.
Lavagna es el único candidato que, a la vieja usanza, no valora el aporte que pueden hacer los consultores políticos
A la vieja usanza queda, entre los políticos que descreen de los consultores políticos, Roberto Lavagna. Quizás es mutua la desconsideración que Duran Barba transmite por él durante su reportaje. Duran Barba sostiene que la política tiene mucho de psicología y uno de sus principales colaboradores es Roberto Zapata, el sociólogo que interpreta los focus groups en clave psicoanalítica usando metáforas de animales y personajes de la ficción para catalogar lo que los candidatos representan en el inconsciente colectivo.
¿Ciencia o arte? ¿Técnica o arte? Son discusiones que trascienden la política y tocan todos los campos de la creación humana. La inspiración y el olfato de los autores y escritores son sustituidos por los algoritmos que indican con precisión las preferencias del público. Pero que siempre serán las preferencias pasadas.
Jaime Duran Barba escribe en el diario PERFIL desde antes de que existiera el PRO. Nuestra relación fue creciendo en base a intercambio intelectual, recomendaciones de libros y discusiones sobre política, a veces fuertes. En 2017 me pidió que escribiera el prólogo de su libro La política en el siglo XXI, aun sabiendo que iba a disentir con él. Luego, me envió el primer ejemplar con esta dedicatoria: “Estimado Jorge, este libro es fruto del diálogo con algunas personas, algunas de las cuales coinciden más con mis puntos de vista. Contigo tuvimos diálogos y discusiones que me inspiraron mucho a lo largo de una década. Te entrego este libro del que, de alguna manera, eres autor”. Como todo escolástico, Duran Barba cree que en una discusión gana el que pierde porque se lleva la razón del que gana.
En broma, aunque él sabe que Freud les atribuía a los chistes ser la forma de expresar verdades reprimidas, Duran Barba decía en 2016 que merecía el Premio Nobel a la consultoría política por haber hecho presidente a un empresario en un país anticapitalista como Argentina y que además se llamara Macri. Si, como él confía, en 2019 volviera a lograrlo aun con crisis económica, sería más sorprendente todavía.
¡Cómo se extraña a Alfonsín!