El miércoles fue un día agitado para la política y para la población. La política comenzó a la mañana con discursos del Presidente ante la Asamblea Legislativa; de Larreta en su despedida como jefe de Gobierno, y algunos gobernadores como Manzur, que en sus provincias dijeron presente. Por la tarde el apagón, producto de un incendio, valga la redundancia, apagó la atención pública en las repercusiones políticas y las anécdotas que dejaron los discursos. El calor agobiante, la falta de electricidad, la dificultad para transportarse, puede más que los enfrentamientos políticos.
Más tarde aparecería el atentado contra la familia de la esposa de Messi. Rosario volvió a ser noticia y la violencia y la inseguridad continúan junto a la inflación como centro de la discusión cotidiana.
Aparecen las fotos que muestran cómo el presidente Bukele construye cárceles para combatir a las maras mientras lo critica el presidente de Ecuador. Y esa es una discusión que se viene en la campaña electoral: Bukele habla de mano durísima; Lasso, de mejorar la economía y dar educación muy, parecida a las posiciones que tienen nuestros dirigentes. Pero no es solo una discusión entre el Frente de Todos y la oposición, también lo es dentro del oficialismo y la oposición. Perotti, gobernador de Santa fe, le reclama al Ejecutivo nacional más presencia policial y de Gendarmería.
La política no puede controlar la mirada pública
Dentro de Juntos se enciende la interna donde Patricia pide que intervenga el Ejército mientras Vidal y Larreta hablan de llamar a la Gendarmería. Vidal agrega que enviaría al Ejército a la frontera. Otro coletazo de la misma discusión. ¿Volverá el Ejército a las calles?
Por la mañana habló Larreta y, cerca del mediodía, el Presidente. Algunas cosas se parecieron, otras fueron diametralmente opuestas. Los dos hablaron de diálogo, de generar trabajo, de la República. Ambos entienden diferente el sentido de las palabras del otro. Ambos disienten sobre el rol del Estado. Por eso Alberto dijo que “si crecimos y generamos más empleo, más inversión y más consumo, fue porque adoptamos desde el Estado políticas activas”. Imposible que Larreta esté de acuerdo con esta afirmación. Son dos mundos irreconciliables. Ambos se echan culpas mutuamente del momento complicado por las angustias que padece la sociedad. Pero también ambos tienen problemas con quienes se arrogan ser jefes de sus espacios políticos. Tanto Mauricio como Cristina los tildan de tibios. Ambos buscan demostrar que no lo son. Larreta por ahora discute con Bullrich y espera no tener que enfrentarse con Mauricio.
Alberto el 1° de marzo , aunque muchos no lo perciban, buscó diferenciarse de Cristina. Mientras el jefe de Gobierno reafirmó su decisión de ser presidente y competir en las PASO, en el caso del Alberto Fernández se pueden hacer lecturas diferentes sobre lo que entiende será su futuro.
Podemos leer su actitud ante la Asamblea Legislativa como una reafirmación de que está decidido a buscar su reelección o podemos leerla como un balance de gestión hecho a modo de despedida.
El Presidente se definió como un moderado que da pelea, que se pelea con la Corte, que defiende a Evo, a Lula, a las Malvinas. Se define a sí mismo como alguien que sabe que la solución es generar empleo al tiempo que reconoce que hay millones de argentinos viviendo en barrios populares y que gran parte de los empleos que se crearon son informales.
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Es claro que buscó sacarse de encima las críticas de ser blando y carente de decisión que le enrostra el kirchnerismo. Se trata de demostrar finalmente que hay una tarea cumplida, que hay obras, que hay un gobierno que trabaja. Para eso llevó sus casos testigo: el empresario emprendedor, el trabajador de la construcción, la receptora de un crédito, etc. Pero además buscó diferenciarse. Apoyándose en Massa, definió la idea de que hay que terminar con el déficit fiscal. Para defender a la vicepresidenta no habló de proscripción sino de intento de inhabilitación, y le da a la Justicia aún la posibilidad de retractarse, lo mismo que dice el documento del PJ, del que él es presidente. Para el kirchnerismo, Cristina está proscripta. Son matices que generan diferencias enormes. Al punto que se escucha a Larroque y a Grabois decir las peores cosas del Presidente.
Las palabras de Larroque, cada vez más despectivo con el Presidente, y la ausencia de Máximo y Kicillof a la Asamblea Legislativa, más la gestualidad de la vicepreidenta hacia el Presidente, son una muestra más de que hasta que no se definan las candidaturas en el oficialimo y las PASO en Cambiemos tendremos una dirigencia cada vez más ocupada en sus temas.
Mientras tanto, Messi y la Selección siguen siendo noticia.
*Consultor y analista político.