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Nunca desapareció

El antisemitismo sale de los túneles

La noticia de la existencia de un túnel en una sinagoga de Nueva York despertó el antisemitismo más antiguo. Calumnias que datan de la Edad Media afloran, en un contexto de aumento del odio contra los judíos desde el comienzo de la guerra en Gaza. La verdad del túnel, y las génesis del antisemitismo moderno.

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La noticia de la existencia de un túnel en una sinagoga de Nueva York despertó el antisemitismo más antiguo. | cedoc

Desde el 7 de octubre, con el comienzo de la guerra en la Franja de Gaza, son múltiples las voces que denuncian el resurgimiento del antisemitismo en el mundo. La reciente noticia del descubrimiento de un túnel en la principal sinagoga de Nueva York fue un episodio idóneo para que los clásicos prejuicios y acusaciones antisemitas se hagan explícitos una vez más. 

En notas de tantos medios, y en los comentarios de las redes sociales, se ha leído una y otra vez una insinuación que data de la Edad Media. Hay usuarios que navegan por internet que realmente creen que en el judaísmo se toman niños para sacrificios. La existencia de un cochecito de bebé arrumbado en aquel túnel fue suficiente para alimentar aquella calumnia de la Europa medieval. 

Este tipo de acusaciones tuvieron consecuencias terribles en la historia moderna. De hecho, en Polonia, en 1946, el pogrom de Kielce, contra los sobrevivientes del Holocausto, fue iniciado por la desaparición de un niño, que retornó a su casa dos días después, y que en 1998 admitió que nunca fue secuestrado y que su padre le dijo que debía seguir con la versión de un “secuestro judío”.

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“La teología cristiana enseña comúnmente que la dispersión de Israel es el castigo divino por la crucifixión”, afirma el historiador francés Jules Isaac en su libro Las raíces cristianas del antisemitismo. El autor indica este mito como uno de los centrales que aún en la modernidad predominan en el inconsciente para justificar el antisemitismo.

Isaac cita al teólogo Franz Leenhardt para explicar esta calumnia: “El pueblo que debía hallar su justificación en la tan esperada llegada del Mesías rechazó al Mesías. Desde entonces está disperso”. Jules desglosa este pensamiento: “Nada es más molesto que la oposición de los judíos a reconocer a Jesús como Mesías”. 

Sin embargo, el autor explica que en “todos los ultrajes, la flagelación y la crucifixión de Jesús desaparece Poncio Pilatos, los soldados romanos y toda realidad histórica”. Además, “la verdad es que la dispersión comenzó más de medio milenio antes de la era cristiana”. Y, finalmente, indica que “tenemos, por consiguiente, el derecho de afirmar que (ésta) acusación es sin fundamentos”. “Todas las voces autorizadas lo afirman: un verdadero cristiano no puede ser antisemita”, asegura.

Con la misma noticia, se vinculó, además, al actual presidente con una “secta judía”, vale decir que no existe ninguna secta y que también esas acusaciones datan de décadas atrás. Más específicamente se refiere a Los protocolos de los sabios de Sion, un documento falsificado de 1902, que denuncia una conspiración mundial y que se utilizó para justificar los pogroms de la Rusia zarista. 

Fuerza primitiva. “El antisemitismo judío es la pulsión más antigua, persistente y mutante de la historia humana. Como bien demostró Freud, esas fuerzas primitivas no desaparecen nunca. La cultura no termina jamás de deglutirlas, sino que siempre hay un resto que vuelve a surgir en situaciones determinadas que funcionan como el caldo de cultivo para que vuelvan a aflorar”, afirma la doctora en filosofía, escritora y miembro del Foro Argentino Contra el Antisemitismo Diana Sperling. 

“El filósofo Emmanuel Lévinas, en un ensayo de 1934, advierte, con el ascenso del nazismo, cómo esas fuerzas primitivas están siempre esperando la oportunidad para salir a la luz. Como el monstruo del Lago Ness, como seres que habitan en las profundidades y en la oscuridad. El cine de ciencia ficción y de terror están absolutamente llenos de ejemplos de esto. Frente a determinadas ocasiones, se abre una grieta en la tierra y estos monstruos vuelven a salir”, dice la licenciada.

“Estas fuerzas primitivas que Lévinas percibe en 1934, disfrazadas de reivindicaciones nacionales, son absolutamente irracionales y esto queda hoy demostrado cuando ya no son las derechas más rancias las que esgrimen argumentos antisemitas, sino las izquierdas y muchos de los movimientos progres y los que dicen defender los derechos humanos, que, no solo adhieren, sino que defienden y justifican masacres, que son absolutamente incompatibles con la más esencial racionalidad y la defensa de lo humano”, indica Sperling.

“Por último, diría que esto va a seguir sucediendo. Si a mí me preguntan cuál es la razón, puedo decir que hay una tradición antihebrea que se remonta a más de 3 mil años, con mitos medievales y teorías conspirativas que van desde deicidio hasta asesinar niños para amasar la matzá. Suficiente para darse cuenta de cómo se crean cuentos de hadas y cuentos de terror: con bases absolutamente ridículas. Igual que la idea de los judíos ricos, poderosos, conspirativos.

Si así fuera, los medios no estarían difundiendo permanentemente argumentos antisemitas”, sostiene. 

Fanáticos y pestes. “Este tipo de prejuicios generalmente, nacen de la ignorancia, pero la mayor parte de las veces de la mala intención de los antisemitas que están buscando cualquier hecho mínimo, para difamar a un pueblo que ya viene perseguido desde el fondo de historia. Esto es como si me pusiera a hablar de los túneles del Vaticano: no lo utilizaría para atacar a los católicos ni para atacar al Papa. No se me ocurriría. Esto es una muestra de un antisemitismo exacerbado de quienes siguen las mentiras de todos aquellos fanáticos terroristas, que quieren destruir la civilización occidental tal como la conocemos”, afirma la escritora y miembro del Foro Argentino Contra el Antisemitismo (FACA) Silvia Plager.

“Los prejuicios de siempre nacen con las pestes. Se moría la gente por todo tipo de enfermedades terribles que mataban a las poblaciones donde no había remedios ni cirugías. Los niños fallecían, era muy común. Y la gente tenía que buscar un chivo expiatorio. Ahí nació la idea de que los judíos mataban niños”, explica la autora que se dedica, principalmente, a las novelas históricas. “Decir que en el judaísmo hay ‘sectas’ es como si dijera que una secta es un grupo de gente católica que decide vivir una vida retirada, rezando. Es una elección de vida”, agrega.

“Yo creo que se puede convencer al ignorante, y a ellos me dirijo. Yo estoy en contra de todo tipo de discriminación. Tenemos que perder esa característica de culpar al otro por todo lo que nos pasa. Así que lo único que quiero enviar como mensaje, yo, que tengo abuelos asesinados en la Shoá, es que me duele enormemente lo que está pasando en Israel. Los judíos somos un pueblo, somos una nación, aparte de una religión”, indica la autora.

Edad Media. “El precedente de este tipo de acusaciones data de la Edad Media. Por ejemplo, la peste negra mataba menos judíos que el resto de la población, porque hay una bendición hebrea, totalmente anormal para la época, que es el NetilatIadaim (lavado de manos) y en ese momento fueron ridículamente acusados de promover, irónicamente, el contagio”, explica Julián Schvindlerman, quien posee una maestría en Ciencias Sociales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

“También está el libelo de sangre, a pesar de que el pueblo judío fue, desde tiempos bíblicos, la primera nación en prohibir el consumo de sangre y los sacrificios humanos. Sin embargo, esta acusación se esparció sumamente rápido. Data del año 1100, en Inglaterra. Y estos prejuicios actuales, alrededor del túnel, tienen este precedente en la conciencia colectiva”, responde. 

“Creo que el tema de los túneles tuvo una resonancia muy fea por lo que está pasando en Gaza, donde Hamas construyó muchos túneles para atacar a Israel”, opina.

“Hay antisemitas que siempre están agazapados en la sombra y aprovechan noticias como estas. Al final, se trataba de un túnel debajo de un templo que podría haber estado debajo de cualquier otro edificio de otro credo o de un supermercado; no importa, hay gente que está esperando estas oportunidades para destilar su veneno”, explica el exministro de Educación de la Nación, diputado nacional, y miembro del FACA, Alejandro Finocchiaro. 

“El antisemitismo existe y está absolutamente vivo; hoy enmascarado detrás del antisionismo. El pueblo de Israel, –luego con la desaparición de las doce tribus ‘el pueblo de Yehuda’–, fue muy singular en todos los aspectos. En un universo de pueblos politeístas, ellos adoptaron el monoteísmo. Y esa singularidad siempre atrajo prejuicios”, apunta. 

Los hechos. Si bien no hay una sola versión, el túnel puede haber sido utilizado para dos propósitos. El primero, para trasladarse a la sinagoga durante la pandemia que permanecía cerrada desde su puerta principal, pero se podía ingresar a partir de casas aledañas. O dos, para agrandar la sinagoga. 

Lo cierto es que anteriormente el sótano funcionaba como una mikve, un espacio para un baño ritual que las mujeres ortodoxas realizan una vez al mes luego del período. Las mikves consisten, principalmente, aunque la palabra “ritual” pueda dar a entender que hay algo más, en una bañera. El espacio fue clausurado por haber sido utilizado durante tantos años y estar dañado. 

La sinagoga se divide en una parte para hombres y otra para mujeres, y el túnel en cuestión está del lado de las mujeres, de modo que ellas tenían rápido y discreto acceso cuando llegaba el momento de la inmersión. 

La cuestión del túnel generó demasiado ruido en las redes sociales, cuando en realidad, solo se trataba de una disputa entre miembros de una comunidad que ya lleva décadas.

“Hace un tiempo, un grupo de estudiantes extremistas rompió algunas paredes en propiedades adyacentes a la sinagoga en 784-788 Eastern Parkway, para brindarles acceso no autorizado”, explicó en sus redes Motti Seligson, el director de medios de la organización Jabad.

“Hoy temprano, trajeron un camión de cemento para reparar esas paredes. Esos esfuerzos fueron interrumpidos por los extremistas que rompieron el muro de la sinagoga, destrozando el santuario, en un esfuerzo por preservar su acceso no autorizado”, relata.

 

Polémica por el secretario de Culto

El hombre señalado como el probablemente próximo secretario de Culto de la Nación, el exdiputado Francisco Sánchez, mantuvo una conversación, durante una entrevista reflotada en la última semana en redes, donde su interlocutora menciona el “sionismo internacional”, y Sánchez permanece en silencio, y luego retoma la conversación. “Son todas personas que operan como agentes del globalismo, como bien acabas de exponer, muchos involucrados con el sionismo internacional”, dice ella en la entrevista.

“Sí que ha tenido palabras desafortunadas. No se animó o no quiso contradecir a la entrevistadora. Esa opinión conspirativa del poder la vengo escuchando hace mucho. Hay tantos otros hombres y mujeres que no son judíos que tienen poder”, afirma Plager del FACA.

“El señor forma parte de una manera mecánica de responder. Creo que debería rectificarse y aclarar, porque justamente va a ocuparse de los cultos”, indica.

“Yo creo que cuando un funcionario es señalado por cuestiones como estas hay que preguntarle lo que opina. El antisemitismo debería ser un ‘pasa o no pasa’ para ser un funcionario de gobierno”, opina Finocchiaro.