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Desafíos

El atentado y la incertidumbre

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Luciani. A las acusaciones del fiscal contra CFK les siguió un cambio en la dinámica política. | Juan Obregón

Qué decir ante la locura de ver un revólver sobre la cabeza de Cristina. Una imagen de horror y estremecimiento que obliga a pensar qué hubiera sucedido si el hecho se hubiera consumado. No podemos saber cómo continuarán los acontecimientos políticos y sociales pero estamos seguros de que hechos como estos cambian todo lo previsto.

Dice el premio Nobel Daniel Kahneman en su paper “Elecciones, valores y marcos” que “los análisis de la toma de decisiones comúnmente distinguen entre elecciones arriesgadas y elecciones sin riesgo. Las elecciones arriesgadas como las de tomar o no un paraguas o la de ir a una guerra se hacen sin conocimiento previo de sus consecuencias. Las consecuencias de estas acciones dependen de eventos inciertos, como el tiempo o las determinaciones del enemigo”. Lo cito porque las decisiones que se toman en política y en economía difícilmente carezcan de riesgo. Siempre dependen de un contexto que nadie controla.

La frase “siempre hay que saber cabalgar la historia” se refiere a esto. Todos creen que sus acciones van a generar los resultados calculados por ellos, pero lo cierto es que no manejan el contexto ni la reacción del conjunto de sujetos involucrados.

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Entre la grieta y la demanda ciudadana

Al plan económico que podía tener Guzmán se lo deglutieron tanto la situación internacional como los condicionamientos internos dentro del Frente de Todos. A las acusaciones del fiscal Luciani contra la vicepresidenta les siguió un cambio en la dinámica política.

El intento de asesinato contra Cristina del jueves pegó una nueva vuelta de tuerca. Hasta hace un mes todo parecía certero. La oposición ganaba, el oficialismo perdía. Y la oposición se dedicó a discutir quién podría ser el nuevo presidente. Sus diferencias internas terminaron de explotar con Carrió, poniendo en negro sobre blanco las contradicciones, a ello se le sumaron las consecuencias del frustrado “vallado” de Larreta, fuertemente cuestionado por Bullrich, más un sector del radicalismo que se opone al pedido de juicio político al Presidente y cansados de ser furgón de cola del PRO.

Por otro lado, tenemos una coalición de gobierno que carecía de toda expectativa. Un gobierno criticado por propios y extraños y que hoy parece parado sobre pilares de los que carecía. Con La Cámpora aceptando que el plan Massa es la posibilidad para ilusionarse con una mejora económica en el mediano plazo y una Cristina Kirchner que envuelve al peronismo sin que nadie se anime a cuestionarla, las contradicciones que se manifestaban en la coalición de gobierno quedan por ahora borradas detrás de las emociones que ya se vivían antes del frustrado atentado. Cristina les da un motivo para pensar que tienen futuro.

Consensos políticos y demandas sociales

Si el oficialismo toma la iniciativa, logra mejorar la economía y consigue suspender las PASO, el supuesto de la coalición opositora de que tienen el instrumento para que sea la ciudadanía la que dirima sus diferencias dejará de ser válido y deberán pensar en otra hipótesis de trabajo. Las certidumbres se esfuman.

Está claro que todo se desenvuelve en un marco de complicación económica, enojo ciudadano y grieta llevada a su máxima expresión. Con ciudadanos cansados de políticos que discuten sobre cosas que no les interesan, sus demandas de cambio no pueden leerse linealmente. Hay creencias guía que debemos tomar en cuenta. Pareciera que quienes más cuestionan el rol activo del Estado en la economía más oportunidades electorales tienen –ya que la suma de Milei más Juntos por el Cambio es superior a la del Frente de Todos–. Pero cuando le preguntamos a la sociedad si para resolver los problemas del país el Estado debe intervenir más en la economía o hay que darles más protagonismo a las empresas privadas, solo un 35% piensa en la empresa privada y cuando hemos preguntado si prefiere a alguien que resuelva lo económico, aunque no sea respetuoso de la democracia o alguien que priorice los valores democráticos sin ser totalmente eficiente en lo económico, las respuestas siempre fueron en favor de que se resuelva la economía como sea.

Como vemos, las dos principales fuerzas políticas están ante un desafío. Porque se prefiere Estado a empresa y a la democracia se la valora en tanto sea un marco que permita la resolución de los problemas.

El futuro sigue siendo un interrogante. Estamos viendo una película cuyo guion aún se está escribiendo.

*Consultor político.