En el Frente de Todos se venían manejando dos hipótesis de trabajo sobre qué estaba sucediendo en la economía y en la sociedad. La de quienes pensaban –o aún piensan– que se trata de un problema coyuntural, resultado de la falta de dólares, que se resolvería entre agosto y septiembre, producto de una menor erogación para el pago de barcos cargados con gas, una hipótesis que podríamos llamar “hay que pasar el invierno”; y los que creen que el tema es sobre un gobierno que ha perdido la confianza de propios y extraños y que necesita nueva dinámica y nuevo rumbo.
La segunda hipótesis explica el desembarco de Massa como ministro del área económica.
Dijimos la semana anterior que el Gobierno precisaba generar un shock de confianza y que el problema era más político que económico. Antes de Batakis ya se hablaba de la posible irrupción de Sergio Massa y un equipo de colaboradores para darle otra dinámica, otro rumbo y otro volumen político al Gobierno. La decisión se fue demorando y ello le generó aún más desgaste político.
Es claro que la Rosada está en un momento en el que necesita generar expectativas de futuro. No solo el Ejecutivo, sino también el Frente de Todos.
Shock de confianza se necesita
Hasta ahora el oficialismo comunicaba optimismo con la idea de que todo era producto de la guerra en Europa y de una crisis de crecimiento, quizás le llegó la hora de decir que estamos mal pero vamos bien y para eso necesita cambiar. Massa, en la última reunión conocida del Frente Renovador, dijo que las elecciones se ganan con dólares y con plata en el bolsillo de la gente. El oficialismo no tiene dólares ni plata para repartir que no se vaya a inflación.
Uno de los problemas que tendrá que afrontar el nuevo ministro es que para resolver el conjunto de temas debe tomarlos como un todo y no en partecitas con parches. Y que además la demanda social es múltiple.
Están desde quienes le piden un salario básico que atenué la indigencia, hasta quienes presionan por una devaluación. Pero no hay pesos que no alimenten la inflación, no hay devaluación que no vaya a precios. Encima hay dólares de todos los colores que no hacen más que confundir: el CCL, el MEP, el blue, el turista, el ahorro, el oficial, etc. Hoy el Ejecutivo está cuestionado por la opinión pública, por los factores de poder y también por quienes son parte activa de la coalición de gobierno: dirigentes, militantes, sindicalistas, gobernadores. Casi todos cuestionaban por lo que entienden falta de ejecutividad y rumbo.
Lo que sucede no es algo que alegre a los gobernadores. En sus provincias se viven las consecuencias de las decisiones de la Rosada, no hay precios, hay inflación, hay pobreza, hay demanda de generación de empleo genuino. Y encima si hay obras o inversiones comprometidas que no llegaren a realizarse, muchos terminarán pensando que debieran adelantar aún más las elecciones porque el futuro no parece demasiado alentador.
En la última reunión que tuvieron con el Presidente los cuestionamientos a la falta de una gestión económica unificada y eficaz fueron el empujón para que se tomara la decisión de acelerar los cambios.
El problema que tiene la coalición de gobierno es que se encuentran frente a la pared de la realidad y esa realidad marca que perdieron las PASO, que hay una inflación que no pueden dominar, que no hay dólares y que no pueden seguir gastando lo que no hay.
El proyecto de caja única en el que estaba pensando la ex ministra Batakis es el mejor símbolo de que no hay mucho más para gastar. Massa tiene el desafío de relanzar el Gobierno y de generar las condiciones para poner competitiva a la fuerza política de la que es parte. Hasta ahora quienes se incorporaron al gabinete post-PASO con la esperanza de revertir la situación no lograron hacerlo. El tuit del futuro ministro mostrándose trabajando junto al Presidente no es casualidad. Por más que Alberto esté desgastado, es el presidente, y Massa tiene el desafío de saber convivir, además de lograr el objetivo de revertir la situación.
Si se le preguntara por qué decidió asumir en condiciones tan adversas seguramente contestaría que sin coraje no hay futuro ni para él ni para la coalición política de la que es parte.
Aun antes de asumir el mercado le dio un guiño positivo. la expectativa se abrió. A partir del miércoles comenzará el período de evaluación.
En la situación política social y económica en que se encuentra el país, a la oposición sin hacer demasiado le alcanza para ser competitiva. No es sobre ellos donde está puesta hoy la mirada.
*Consultor político.