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¿En qué quedó?

La ministra de seguridad, Patricia Bullrich 20231214
La ministra de seguridad, Patricia Bullrich, durante la conferencia de prensa que ofreció esta tarde. | NA

La ministra de seguridad ya está en funciones: amenazando, extorsionando, metiendo miedo. Y eso sin que se haya aclarado debidamente el tan delicado asunto de la bomba que puso o se supone que puso. Entiendo que no seremos pocos los que nos quedamos preocupados con esa cuestión, desde el momento en que fue justamente quien la acusó, a saber, el presidente de la Nación, quien luego la designó para el cargo. Fue él quien le endilgó tener las manos manchadas de sangre por haber puesto una bomba en un jardín de infantes. Y cuando se retractó, lo hizo muy relativamente, pues ajustó la versión para decir que puso la bomba en el jardín de un infante (siniestro equívoco verbal el suyo), con lo que sus manos estarían manchadas de sangre de todas formas.

¿Importan estas cuestiones del pasado, en un país con tan altos niveles de pobreza? Importan, claro que sí, porque no es desconociendo el pasado como habrán de resolverse los problemas del presente. Y de hecho fue el Presidente, cuando era candidato al puesto, quien las trajo a colación. Lo hizo de manera drástica, con la actitud que alguien adopta cuando se encuentra frente a un hecho inadmisible. Y entonces, después, ¿qué pasó? ¿En qué quedó la cosa: puso o no puso la ministra una bomba en un jardín de infantes, o en el jardín de un infante, tiene o no tiene las manos manchadas de sangre? ¿Cómo pudo dejarse de lado así sin más una acusación de esa índole, sobre un hecho tan terrible? ¿O acaso, en su momento, fue dicha por decir nomás, con ligereza, con negligencia, como hace una persona cuando habla de lo que en verdad no le importa?