En el marco de un proceso electoral –un juego no cooperativo donde cada uno juega su estrategia– se les propuso a los argentinos para que fueran a votar su candidato de preferencia. Pero esta propuesta dejó la evidencia de haber sido una propuesta con un análisis previo cuanto menos escaso (sino nulo) de las posibles repercusiones que los resultados podían desencadenar en el plano económico del país. Claro está que ningún votante pensaría en cambiar su decisión pensando en el resultado posible, pero sí estaba en manos de quienes abrían el juego a una Primaria Abierta Obligatoria el anticiparse y ver posibles costos y beneficios de este juego.
Ya jugado el partido, ahora resta ver cómo seguir. Los mercados respondieron, los activos financieros vieron alterados su rendimiento, los dólares comenzaron a escasear. Cambios de funcionarios y nuevas medidas fueron, entre otras, las primeras consecuencias de las PASO, cuando la tensión e incertidumbre se hicieron protagonistas.
¿Qué esperar? En materia fiscal, ya se han producido algunos cambios como la reducción del IVA en alimentos básicos, ajustes en Ganancias y subsidios que buscan alivianar la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos. En este sentido, haber tenido las cuentas fiscales bajo el programa del Fondo Monetario Internacional, si bien por un lado deja menos margen de maniobra, por el otro nos encuentra con cuentas en proceso de saneamiento, lo que permite ahora poder hacer estos cambios propuestos.
En cuanto a la política monetaria y cambiaria, el nivel de reservas actual del Banco Central permite el uso racional y no discrecional de las mismas, en torno a la búsqueda de la estabilidad de la moneda y tipo de cambio – tal vez aún éste último en proceso de overshooting (sobrerreacción) y búsqueda del nuevo equilibrio.
Ahora, es cierto, que tanto el Ministerio de Economía como el Banco Central cuentan con las políticas económicas del manejo de la coyuntura como lo son la política fiscal, la política monetaria y la política cambiaria, no hay que perder de vista otras cuestiones que podrían dar por terminado cualquier intento de estabilización de la macroeconomía.
Se le está prestando especial atención a la importancia, pedido de responsabilidad y consecuente cooperación en lo que refiere a los discursos y accionar de los principales candidatos a Presidente, con vistas a querer reducir la incertidumbre y volatilidad. Hasta aquí, todo correcto. Sin embargo, se le está prestando poca atención al plano internacional que siempre es una variable exógena e incontrolable.
El riesgo es que la incertidumbre y volatilidad que trae estar inmersos en las discordias e internas políticas nos lleven a consumirnos las reservas internacionales del Banco Central, en la búsqueda de equilibrar la macro, dejándonos sin amortiguador en términos de reservas frente a cualquier crisis o coletazo que pueda llegar a venir desde el plano internacional.
Así que, a tener cuidado y prestar atención porque, si bien la Argentina es un país chico, estando hoy el mundo globalizado e interconectado como lo está a través de los mercados financieros, cualquier decisión internacional podría afectar significativamente a la Argentina.
Por último, en el plano local, siendo el proceso electoral un juego no cooperativo entre competidores, el pacto implícito y actual de los principales candidatos políticos en el intento de traer estabilidad en este escenario post PASO podría rápidamente mutar, con la proximidad de la nueva fecha de urnas. En estos últimos días se observa cierta moderación en los discursos de los candidatos, donde todos parecen estar de acuerdo en mayor o menor medida con el nuevo tipo de cambio y la política de transición. Pero habrá que ver si, más próximos al 27 de octubre, no se empieza a polarizar el discurso, generando nuevamente incertidumbre y volatilidad.
*Coordinadora de la Maestría en Economía Aplicada de UADE Business School.