COLUMNISTAS
tensiones que exceden a la política

La insoportable exageración de la imagen

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Mensajes corporales. Un joven se “incendia” en la Laver Cup como protesta. | AFP

Vale la pena pensar sobre la exageración de las imágenes que ofrece el tiempo actual, en especial en relación a una supuesta ilusión de tipo causal. El mundo capitalista inicial del siglo XIX no solo tuvo que reflexionar sobre su exagerada aparición, en lo que incluía el debate sobre las formas de gobierno, la desigualdad económica sobre la base del mercado, la creación de ciudades urbanas y el surgimiento de la tensión entre individuo y sociedad, sino también en cuanto a la posibilidad de intervención en esa combinación compleja de lo nuevo para mejorarlo o definitivamente cambiarlo.

En todos estos casos se necesitaban cuerpos, personas que lo hicieran, involucramientos allí mismo, donde sean requeridos y siempre masivos. Así, las causas que generaban efectos, eran personas haciendo cosas. Hoy, con las imágenes, parece creerse en aumento que tanto lío, no sería necesario. Esto tiene características interesantes con los movimientos de protesta, en los que la exposición de momentos llamativos se ha convertido en el corazón esencial de su actividad en una tradición tal vez inaugurada por Greenpeace, que no solo accionaba sobre barcos, sino que después se ofrecía la acción para ser promocionada en videos alrededor del mundo para buscar fondos y sostener su actividad. Hoy, esta organización y otras, necesitan de desajustes en el medio ambiente para poder generar nuevas imágenes sobre acciones impactantes en una combinación compleja de cambio de mundo y continuidad en la búsqueda de fondos. Qué sería de ellos sin los pesqueros japoneses, es algo que no queda del todo claro.       

Algo está terminado

Esta dinámica ofrece un cambio de perspectiva que no siempre es señalado. Si las organizaciones de protesta necesitan de los problemas sobre los cuales protestan como forma de sobrevivencia, si Macri y Patricia Bullrich necesitan de Cristina Kirchner para ganar elecciones, si los programas de chimentos requieren de problemas en los elencos pata tener algo que contar, si los sistemas de billetera electrónica de gente fuera del sistema financiero para lograr clientes nuevos o los abogados de clientes que no cumplan con las leyes, se puede encontrar con facilidad de que no es este un mundo de las causas y los efectos, en términos de intención voluntaria, sino de simultaneidad de necesidades, de múltiples presentes. No es más el mundo que hay que cambiar con una revolución, sino el espacio en el que cada uno deberá encontrar la forma de sobrevivir en ese esquema múltiple de necesidades. Para todos, habrá algo.    

Los movimientos revolucionarios de fines de siglo XIX o del siglo XX trataban con menos diversidad el asunto de la sociedad, y esto no era solo producto del marxismo. El conservadurismo nacionalista o católico proponía un regreso a un supuesto orden esencial basado en criterios de organización casi cósmicos que el capitalismos había desvirtuado, por lo que en todo caso a ese caos debía que devolvérsele un orden despilfarrado por intenciones malignas.

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No debe confundirse esto con la ausencia en la consideración de la idea de la imagen como manera de comunicación masiva, ya que se pueden reconocer los esfuerzos de ilustración gráfica en que esas visiones de mundo eran instalados (algo que la batalla de imágenes de la guerra civil española puede atestiguar con asombrosa maestría) pero que eran en todo caso formas de discutir y buscar adeptos a una causa total en la que los cuerpos de personas debían sumarse para forjar un cambio general. El chico que se prende fuego en la despedida de Federer grita y apaga a toda velocidad su brazo, exponiendo la contradicción de su intención de imagen y lo que su cuerpo soportaba. Queda, en términos del siglo XX como un héroe incompleto, pero para Instagram y la búsqueda de fondos en la segunda década del siglo XXI, como un ejemplo a seguir.      

La política se muestra de esa manera igualmente fragmentada. Todos son el joven de la Laver Cup que se asusta con su acción breve en su brazo y que contrasta con la acción del monje budista en Vietnam del Sur en 1963, cuyo fuego completo sobre su cuerpo solo recibía su quietud. Hoy, los cuerpos en imágenes evalúan sus reacciones en función de la popularidad en forma de reacciones y simulan la idea de que un buen rendimiento de público sería de esta manera una causa que motorizaría un buen desempeño electoral.

Si la acción en forma de imagen, que es casi una “no acción”, recibe rechazos, habrá que hacer lo inverso y apagar ese fuego que supuestamente quema, igual que supuestamente mejora la elección, la imagen que no produciría incendios. De la acción revolucionaría que se desplazaba hacia el futuro con cuerpos e impactos en esos cuerpos, a la quietud inmediata de una imagen que solo necesita saber si queda o no allí para seguir siendo observada, ya se comienzan a pensar las estrategias electorales de 2023.    

De rígidos a flexibles

El camino que esta condición implanta es el de la impostación. El periodista puede incansablemente enojarse con el kirchnerismo, mientras el periodista equivalente puede indignarse en el mismo horario y en otro canal con el macrismo; y todos ellos llevando invitados con los que solo se utilizará el tiempo para coincidir en la observación de lo diverso, pero priorizando la mirada preocupada en forma de exageración, con gestos ásperos logrando generar contenido para redes sociales y buscando así los votos necesarios para la importante batalla general. No importa la semana, de alguna manera siempre aparecen los mismos, diciendo de nuevo lo semejante. El mundo del cambio ya quedó atrás, es solo el de los gestos.     

El mundo moderno tiene en todo esto su problema trágico. Todos necesitan su parte para sobrevivir, su momento, su porción necesaria. En cada segmento del mundo habrá algo para aprovechar, y cada ventaja que se obtendrá brindará una nueva dependencia de la que se pasará a exigir su continuidad, en forma de aceptación o de rechazo, para que siga igualmente teniendo sentido al hacer con imágenes, a pesar de que los cuerpos y la gente, solo simulen estar por allí haciendo algo.

Así anda Macri justamente, simulando ser el cambio, con gestos y rostros, como si todavía el mundo de 2015 estuviera por aquí. En eso mismo lo acompaña Cristina, que no puede detener la pasión de usar las redes para contar lo que le pasa, mientras el mundo simultáneo seguirá sin pausa generando oportunidades de dependencia que nadie podrá desaprovechar y de las cuáles habrá muchas nuevas imágenes para contar lo que a cada uno le pasa, sin por eso hacer nada más que aumentar los problemas de todos, pero con fotos muy lindas que valga la pena compartir.  

*Sociólogo.