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La metamorfosis económica de Martín Guzmán

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Gestión. El Ministro de Economía negocia con el FMI y el Club de París. | Ministerio de Economía

Al referirse al problema inflacionario apenas asumió el año pasado el ministro de Economía Martín Guzmán comenzó hablando de la multicausalidad del origen de la inflacion. El 28 de enero pasado en un reportaje radial manifestó: “La inflación es un fenómeno multicausal, consecuencia de factores macroeconómicos y pautas de comportamiento y de formación de expectativas que le dan persistencia y continuaremos con el sendero de baja de los precios”.

Luego, a fines de septiembre, al cerrar el acuerdo con los bonistas, expresó que había problemas macroeconómicos y que para solucionarlos necesitaba mejorar las cuentas fiscales con una reducción de los subsidios a las tarifas de servicios como electricidad y gas junto a una moderacion monetaria. Finalmemte, en medio de su gira europea la semana pasada manifestó que “cuando el mercado falla, el Estado tiene que intervenir para bajar la inflación”.

Esta especie de metamorfosis que ha operado en el cambio de visión del ministro genera una gran preocupación en el mundo empresario, en el ambiente financiero y en las personas a la hora de tomar decisiones. En particular, cuando la inflación para este año se proyecta en un valor entre un 45 y 50%.

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Un reciente informe de la consultora M&S destaca que “el 4,8% que dio el IPC en marzo es el sexto mes consecutivo de alta inflación producto del blanqueo del desbarajuste fiscal, monetario cambiario más parte de la represión de precios acumulada durante la pandemia en 2020 y este se produjo sin salto cambiario ni ajuste tarifario ni presión salarial”.

Por lo tanto, habría que preguntarse más allá de los nuevos controles de precios anunciados en los últimos días por la secretaria de Comercio Interior Paula Español, alli Guzmán no tiene ninguna injerencia, qué pasaría con la inflación futura si la cotización del dólar vuelve a subir y se producen ajustes en las tarifas de servicios públicos, en particular de luz y gas, y hay aumentos de salarios por encima de la inflación proyectada por el Gobierno. Es probable que abril sea el séptimo mes de inflación muy alta, la mayoría de las consultoras calcula más de un 3,5%, por lo tanto será difícil conseguir que la inflación llegue al valor del 29 % proyectado por Guzmán.

Con respecto al tema tarifario podemos señalar también un cambio en la visión del ministro. En principio, Guzmán proyectaba que para solucionar el problema del atraso tarifario el Gobierno debería aumentar las tarifas en un valor cercano a ese 29% y además habría que hacer una reducción de los subsidios a las tarifas de servicios públicos para mejorar las cuentas fiscales. Pero luego modificó su posición.

A mediados  de marzo pasado, después de una discusión con el gabinete económico y en particular con el gobernador Axel Kicillof, el ministro debió ceder frente al pedido de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner luego de su viaje a El Calafate para dar explicaciones acerca de ese tema. Por otro lado, el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, como el interventor del Enargas, Federico Bernal, han manifestado recientemente que las tarifas no pueden subir más de un dígito este año.

Ambos dependen del secretario de Energía, Darío Martínez, quien responde directamente a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Guzmán allí tampoco tiene injerencia a pesar de que esa secretaría depende de él. Lo concreto es que la  política tarifaria se modificó y tendrá un costo fiscal anual adicional de unos $ 800 mil millones, un valor similar al gasto adicional de subsidios que pagó el Gobierno a personas y empresas por la pandemia.

En la metamorfosis de Guzmán podemos citar su pelea de mediados de octubre pasado con el presidente del BCRA Miguel Pesce, que provocó una fuerte suba del dólar paralelo. Este  llegó a un récord de 195 pesos el 22 de octubre pasado frente a la incertidumbre provocada por esa pelea. Guzmán unos días antes contradiciendo al presidente Alberto Fernández había manifestado que no habría un endurecimiento del cepo y que el BCRA seguiría vendiendo dólares a los particulares. Desde el 23 de octubre el Central impuso más restricciones a las compras de dólares a particulares y empresas y el valor del dólar paralelo y de los dólares alternativos bajaron en promedio un 25% desde esa fecha. En este caso, Guzmán modificó nuevamente su visión inicial que consistía en no ampliar el cepo cambiario.

También podemos destacar en esta metamorfosis lo que ocurre con respecto a la renegociación de la deuda con el FMI y el Club de París. En un principio, Guzmán quería tener cerrado el nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas a 10 años con el FMI  antes de fines de mayo. Pero, luego de lo acontecido en su gira europea, la intención del ministro sólo se focaliza en alcanzar algún tipo de acuerdo con condicionalidades digeribles para la Argentina y donde tal vez ayuden los aproximadamente US$ 4.500 millones que el Gobierno podría recibir por la ampliación de los DEGS del FMI por la pandemia.

Con respecto al pago de los US$ 2.400 millones de  la deuda con el Club de París que vence a fines de mayo pero que se puede pagar hasta fines de julio, la intención de Guzmán sería evitar ese default pagando con reservas acumuladas en los últimos meses por el BCRA o con parte de los DEGS que se recibirían del FMI. En caso de un hipotético default, Argentina tendría que  pagar todos los intereses desde 2014 pero actualizados a la tasa del 9% más los intereses por mora, un acuerdo que firmó Axel Kicillof cuando era ministro de Economía. El nuevo recálculo  de intereses podría superar los US$ 2.000 millones.

Aquí la visión de Guzmán contrasta con la del Instituto Patria y del gobernador Axel Kicillof, quien se muestra en una posición muy opuesta a la del ministro. Por lo tanto, tal vez y como lo ha venido haciendo hasta ahora en varios temas económicos, Guzmán modifique nuevamente su posición al respecto. Habrá que ver si antes de entrar en default con el Club de Paris Guzmán firma, como pide el kirchnerismo, un acuerdo transitorio similar al que Néstor Kirchner firmó en agosto de 2003, que se aleja de su postura original. La gran duda es saber si el ministro modifica su visión en estos temas económicos por presiones políticas del kirchnerismo o porque su visión sobre los mismos eran desacertadas y por decisión propia cambió de opinión sobre la marcha.

*Periodista.