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PANORAMA / CUENTAS BONAERENSES

Lo peor ya pasó

Vidal, Massa e Insaurralde alumbraron el Presupuesto. Temas pendientes y el factor K.

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Silenzio stampa Sergio Massa | DIBUJO: PABLO TEMES

La sanción del Presupuesto 2019 en la Legislatura bonaerense y la autorización a María Eugenia Vidal para tomar deuda encierra una curiosa reivindicación del diagnóstico con el que Marcos Peña no logró diluir las dudas de la gobernadora y su gabinete de ministros sobre el programa económico, en la reunión de La Plata el 24 de octubre. Bastante antes, el peronismo bonaerense fue más receptivo al enunciado que tantos trastornos ocasionó al jefe del Gabinete.

En septiembre habilitó una discreta negociación con Vidal detrás de un doble propósito. Acordar la distribución de recursos en un año electoral y persuadir a Cristina Fernández de Kirchner de que dejarla sin presupuesto equivalía a debilitar la gobernabilidad de los municipios que administra el PJ. Un riesgo que siempre estuvo fuera del cálculo presupuestario.

La propuesta original de traspasar 13 mil millones por subsidios de luz, gas y transporte, poner un techo del 38% a la suba de tasas y la inelasticidad para disponer del Fondo Educativo hubiese provocado un impacto negativo también en los que gobiernan Cambiemos. De allí el dócil silencio con que la Provincia absorbió el costo económico de suprimir esas medidas.

Interlocutores. Pero el centro de las negociaciones políticas no estuvo en la aprobación de los gastos por 929 mil millones de pesos, sino en la posibilidad del oficialismo para intervenir con Martín Insaurralde y Sergio Massa en el proceso de unidad que se debate en la oposición. El intendente de Lomas de Zamora y el líder del disminuido Frente Renovador son los dos principales interlocutores que tiene en ese espacio.

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Por motivos diferentes comparten la necesidad de participar con un delegado en el Tribunal de Cuentas, en virtual estado de parálisis. Solo sigue activo Eduardo Grinberg, su presidente. La jubilación del último vocal en actividad, Fernando Tellechea, está otorgada. Aunque condicionada a que este fin de año el Senado bonaerense pueda cubrir las tres vacantes de ese cuerpo. Le permitiría volver a expedirse sobre la gestión del Ejecutivo, organismos descentralizados e intendentes. Y auxiliaría a Massa para que Julio Zamora acepte una solución amistosa a la crisis que atraviesa su sociedad política. Al intendente de Tigre lo acerca al kirchnerismo la probabilidad de perder las elecciones con Segundo Cernadas, de Cambiemos. Pero más lo inquieta el estado de las finanzas municipales tras las dos últimas campañas de Massa.

A Insaurralde lo preocupa que siga abierta la causa en la que el Ministerio Público investiga la actividad de Hernán Rosín mientras fue contador general del municipio de Lomas de Zamora. Y la asignación al fiscal Pablo Rossi del área de delitos complejos. Rossi es titular de la UFI N° 8 de Lomas de Zamora, especializada en delitos económicos y violencia institucional.

La urgencia por un lugar en el Tribunal se combina con otra más compleja: conservar el rol de mediador con Vidal pero también con Cristina, por los principales intendentes del Conurbano, con excepción de La Matanza. Allí gana terreno la idea que animó a Insaurralde a negociar el Presupuesto. Por eso hay dudas de renovar el leasing con Cristina. La intendenta Verónica Magario cree que la continuidad sería favorecida si antes de marzo estuviesen resueltas las candidaturas.

Sobre todo la de Axel Kicillof a la gobernación, que no está dispuesta a tolerar. Su álter ego, Fernando Espinoza, sospecha que Insaurralde tiene la misma intención y que por eso cedió a Juliana Di Tullio una de las dos sillas de director del Bapro asignada a la oposición. Máximo Kirchner creyó tener la oportunidad de ir más lejos. Le pidió que negociara para Unidad Ciudadana la vacante libre desde hace dos años en la Corte Suprema.

Cambiemos aceptó solo la propuesta de Di Tullio si un par de legisladores K votasen el presupuesto en Diputados. En el Senado logra la mayoría con los propios. Insaurralde delegó en Federico Otermín esa misión. O en su defecto, una alternativa. Convencer al kirchnerismo de votar a mano alzada y no nominalmente, si no se abstenía.

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Movida. Otermín pertenece a la bancada de los intendentes pero mantiene afinidad con Unidad Ciudadana. Con el correr de las horas quedó claro que ese bloque no respetaría el compromiso con Insaurralde. La situación fue palpable por el desplazamiento de la negociación desde la oficina de Otermín a la de Marisol Merquel, del interior agropecuario, cuyo sector productivo no comulga con Cristina. Un factor clave para el predominio de Cambiemos en esa región. Insaurralde se inclinó por Merquel cuando compitió con Otermín para ocupar la vicepresidencia de la Cámara de Diputados.

Contradicción. Espinoza explotó esa contradicción. Agitó el voto en contra con el jefe del bloque Unidad Ciudadana, Walter Abarca, María Laura Ramírez y Juan Carlos Haljan. Pero consiguió también alinear a Fabiana Bertino, ligada a Fernando Gray: próximo presidente del PJ e intendente de Esteban Echeverría, apodado Madame Tussaud por sus detractores. Ese cumplimiento defectuoso del trato de Insaurralde con Cambiemos podría condicionar la designación de Di Tullio el próximo 13 de diciembre por el Senado y también la conformación del Tribunal de Cuentas. El balance parece más positivo para Massa. Logró la creación de una bicameral que deberá analizar el desdoblamiento de las elecciones, con la que condicionó el voto al Presupuesto, finalmente rechazado por el Frente Renovador.

La presidirá Manuel Mosca. El titular de la de Diputados es el principal vínculo con Massa en la Legislatura y es la referencia de Vidal en ese ámbito. Cualquier resolución dependerá de la gobernadora, algo molesta con Massa por pretender instalar en las horas previas que era él quien tenía la llave para destrabar ese tema.

No fue lo único que obtuvo y generó rispidez. Para votar el endeudamiento se aprobó la ley de Blanca Cantero, que obliga a que el 0,50% de las ventas mayoristas de naftas vayan a la capacitación y prevención de riesgos laborales en los empleados de estaciones de servicio. Cantero es la esposa de Carlos Acuña, titular del Soesgype, el sindicato que nuclea a esos trabajadores. Vidal ya adelantó el veto.

Acuña responde a Luis Barrionuevo, esposo de Graciela Camaño, jefa del bloque de Diputados del Frente Renovador en el Congreso. Como ella, Massa suele criticar la política recesiva aplicada por Cambiemos. Aunque es probable que en adelante modifique ese juicio. Quizá para él también lo peor ya pasó.