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¿Qué pasó con las mujeres en la guerra de Malvinas?

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Mujeres. No fueron muchas las que participaron en Malvinas, la mayoría como enfermeras u otros cargos en el área de la atención de la salud. | cedoc

Este año al celebrarse un nuevo aniversario –el 42– de la guerra de Malvinas, volvemos a evocar los momentos tristes y también los desatinos que la rodearon desde la decisión de ir a una guerra imposible hasta el retroceso en la disputa diplomática. Malvinas toca una fibra afectiva que obnubila el raciocinio, pero esto no puede ocurrirle a quienes manejan los destinos del país. En este caso, la dictadura militar necesitaba esta guerra para blanquear y tapar sus métodos de aniquilamiento injustificados. Si bien la violencia se desató antes con la Triple AAA desde el gobierno con la persecución y muerte por la mera pertenencia religiosa /cultural y la asimilación al comunismo. Luego la creación de Montoneros y el ERP, con persecución, secuestro y muerte por pertenecer al poder, produjo un crescendo de violencia con la instalación de la dictadura militar más sangrienta y cruel de nuestra historia. Estos años de violencia culminaron con la guerra de Malvinas. El Reino Unido bajo el gobierno de Margaret Thatcher necesitaba este conflicto armado para distraer a la ciudadanía del Reino Unido de los desastres económicos y políticos de la Señora Thatcher. Los combatientes de ambos países se preguntaban ¿por qué estaban luchando cuando tenían mucho más para compartir que para matarse? Pero ellos no decidieron, fueron las víctimas de quienes lo hacían por sus intereses mezquinos. 

La ciudadanía en nuestro país acompañó la decisión de la dictadura militar, se plegó a exaltar la importancia de esta guerra y a dar argumentos para enaltecerla, sin entender que era una misión imposible y que era otra trampa que nos tendían los militares que habían usurpado el poder. En ese frenesí nacionalista la gran mayoría de los políticos se plegaron y no levantaron su voz para advertir esto. Solo Raúl Alfonsín fue claro oponiéndose y planteando como esto perjudicaba la política de negociación internacional que se venía desarrollando en Naciones Unidas con mucho apoyo. Advirtiendo que muchos de los países que apoyaban las resoluciones o se abstenían, frente al conflicto armado se iban a aliar con el Reino Unido, como Estados Unidos. Esto no fue escuchado por la ciudadanía ni por la mayoría de los decisores políticos.

La pérdida de la guerra con un final anunciado dejó a la ciudadanía desguarnecida, por eso los máximos jefes militares hicieron un operativo para desmalvinizar la situación. Esto hizo que los combatientes que sobrevivieron y volvieron fueran casi ignorados, ellos fueron testigos de la realidad de esa guerra sin conducción, con soldados inexpertos que lucharon por la Patria. Las pocas mujeres que actuaron en Malvinas y sus inmediaciones adonde llegaban los heridos fueron directamente recluidas para que no hablaran. No fueron muchas las mujeres que participaron, la mayoría desde su papel de enfermeras, instrumentistas u otros en el área de la atención de la salud. Muy pocas fueron como ayudantes técnicas, por ejemplo, telegrafista u otras. La mayoría atendió a heridos en el campo de batalla, o en el hospital de referencia adonde llegaban, los vio, escuchó y contuvo a los que llegaban. Ellas fueron testigos y confidentes de las desventuras sufridas, desde los castigos por desobediencias similares a los que aplicaban a los civiles en los centros de reclusión, a otras atrocidades como la obsolescencia e inutilidad de las armas, la falta de conducción y el desconocimiento de los jefes de las técnicas militares, la falta de solidaridad, entre otras. Tardaron casi 30 años para reconocer a las mujeres que fueron, aunque solo las nombraban. Ahora ya no se acepta su no inclusión, pero aún no gozan de los beneficios económicos. Mucho se evolucionó en las Fuerzas Armadas en la incorporación de mujeres incluso en los niveles de comando, pero aún no se superó el machismo de los años 80. ¡¡Lamentable!! Esta columna es un aporte para pagar esa deuda.

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