A pocos días de las elecciones legislativas, el análisis de los encuestadores apunta a un fenómeno que trasciende las etiquetas partidarias: la desafección política y el pragmatismo del voto. Los votantes ya no se mueven tanto por adhesión ideológica como por cálculo: votar para evitar un resultado peor o enviar un mensaje de castigo.
El consultor Manuel Aurelio sintetiza esa lógica con una frase que repite en sus estudios: “La gente vota esperanzada en que lo bueno va a venir, pero lo hace con el bolsillo en la cabeza”. En su lectura, el voto útil gana terreno en un contexto donde las expectativas económicas se deterioran y el humor social se mantiene en terreno negativo.
El campo: entre la confianza y la cautela en un clima político decisivo para Milei
“Hay votantes que se van a tapar la nariz y votarán por los candidatos de La Libertad Avanza para renovar la confianza”, advierte Aurelio, quien además detecta un clima de agotamiento con la gestión nacional: “Se agotó el crédito, los beneficios del esfuerzo nunca llegaron”.
En sintonía, Lucas Romero interpreta que la racionalidad táctica domina sobre la emocional. “Estamos ante una elección legislativa: no se cambia el gobierno, pero sí se envía una señal. El voto estratégico vuelve a tener protagonismo”, sostuvo. Y agregó: “El que gobierna genera antipatía. Hay una agenda cargada de enojo y de anti oficialismo que condiciona la toma de decisiones”.
Crece el número de indecisos y el voto en blanco se consolida como la tercera fuerza
Para Romero, ese clima explica por qué casi el 40% de los electores aún no definió su voto. En las encuestas, persiste una mayoría que se muestra indecisa, apática o poco entusiasmada con la oferta política. “Muchos llegan a la urna sin entusiasmo, pero con un criterio táctico: evitar que gane el que no quieren”, describe.
El partido de Provincias Unidas
En ese terreno movedizo, emergen fuerzas intermedias y regionales que buscan canalizar el desencanto. Provincias Unidas, espacio con anclaje en el interior productivo, podría atraer votantes moderados que rechazan los extremos ideológicos. Por su parte, La Libertad Avanza, según el encuestador Gastón “Toto” Toro, podría captar una porción del 20% de ciudadanos “desencantados de la política”, y con apenas un 5% adicional de ese segmento, consolidar un resultado competitivo en el centro del país.
Recién en ese mapa entran en juego los factores territoriales. Córdoba, Santa Fe y Corrientes aparecen como provincias clave donde el peso de los oficialismos locales y las propuestas federales podría inclinar la balanza. En contraste, el peronismo más vinculado al kirchnerismo, con presencia en solo 14 distritos, enfrenta serias dificultades para replicar su base bonaerense a nivel nacional.
Romero sintetiza el desafío del sistema político: “La controversia de quién gana la genera el propio peronismo, que no está en todos los distritos. Pero lo central es entender que la gente vota menos por afinidad y más por estrategia. En ese contexto, cualquier espacio que interprete el desencanto puede crecer”.