El arranque de la gestión de Javier Milei estuvo marcado por una narrativa clara: "todo marcha de acuerdo a lo planeado". El gobierno transmitía confianza en que la inflación se desplomaría, el riesgo país bajaría, la actividad repuntaría y el cepo cambiario tendría fecha de vencimiento. Sin embargo, esa expectativa empezó a resquebrajarse en los últimos meses, dando paso a un clima de incertidumbre en los mercados y de tensión política que compromete las chances de estabilización.
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Así lo planteó el economista Gastón Utrera durante un nuevo desayuno de coyuntura organizado por Punto a Punto en el edificio corporativo de Grupo Edisur y acompañado por Pueblo Nativo, Eguia, Kolektor, Hospital Privado y Copa Airlines. Su diagnóstico fue contundente: "El gobierno perdió el aura de anticipación y ejecución perfecta. Ahora corre de atrás y los datos contradicen sus previsiones".
El fin del optimismo
Según Utrera, las promesas de una inflación cercana al 10% anual en 2026 se desdibujan rápidamente. "El escenario más probable es de más inflación, con un piso cercano al 27% si se mantiene la dinámica actual de 2% mensual", apuntó. A eso se suma la dificultad para reducir el riesgo país: "Si no baja, no hay regreso a los mercados, ni refinanciación de deuda, lo que implica mayores presiones cambiarias".

La expectativa de un crecimiento del 5% para el año próximo también aparece como ilusoria. "La actividad ya cayó en mayo y junio, y aun en el mejor escenario las simulaciones no alcanzan ese nivel de expansión", explicó.
El bloqueo político
El mayor giro, sin embargo, vino desde la política. El revés electoral dejó al oficialismo con un horizonte de bloqueo legislativo: la posibilidad de sostener vetos y evitar un juicio político, pero sin capacidad de aprobar sus propias leyes. En ese contexto, las reformas estructurales que Milei defendió en campaña —tributaria, previsional y laboral— lucen cada vez más lejanas.
"La política cambió el escenario. Lo que antes parecía una negociación desde la fortaleza, ahora exige concesiones. El presidente necesita sentarse con los gobernadores y con el Congreso, y eso implica abandonar el traje de economista para asumir el rol de político", advirtió Utrera.

La percepción de incapacidad política del mandatario agrava el panorama. "Milei no aparece como un líder que convence, sino como un jefe que impone. Su estilo confrontativo con legisladores, gobernadores y hasta médicos y periodistas lo deja aislado. Y sin margen para oxigenar el gabinete, porque llegó con un equipo mínimo y no logra sumar figuras de peso", sostuvo.
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"Milei mostró que está desnudo en términos de gobernabilidad. Tiene muchas restricciones políticas para manejar el país", aseguró.
El dilema económico
Frente a la falta de dólares y las presiones cambiarias, el economista anticipa que el gobierno podría soltar el dólar, convencido de que no habrá un traslado significativo a precios. Esto permitiría bajar tasas, aunque con un tipo de cambio real más alto que, si bien favorece a la industria y la construcción, deteriora salarios y consumo interno.
"El presupuesto presentado responde al escenario anterior, con inflación baja y crecimiento. Hoy esas premisas están desactualizadas. La buena noticia es que más inflación significa más recursos fiscales, lo que podría darle aire al gobierno en la discusión presupuestaria", planteó.