Álvaro Aparicio Díaz, el imputado por liderar la denominada “secta de los sanadores egipcios”, volvió a la escena pública con una “masterclass” que promociona desde una cuenta nueva en redes sociales. La propuesta, que replica el formato que habría usado para captar víctimas, generó alarma entre sobrevivientes y especialistas.
Aparicio Díaz, junto a su pareja Carolina Laura Canes, está procesado por trata de personas con fines de explotación laboral y económica, abuso sexual, estafas reiteradas y ejercicio ilegal de la psicología. Ambos estuvieron bajo prisión preventiva durante tres años, pero ahora se encuentran en libertad a la espera del juicio oral, con la etapa de instrucción ya concluida.
El abogado querellante Martín Pautasso alertó sobre el impacto que esta reaparición genera entre quienes fueron víctimas del grupo. “Esto no es un delito en sí, pero preocupa. Ya hay personas interesadas en el curso, y esa era justamente la forma en que comenzaban la captación”, sostuvo. Asegura que el nuevo perfil social desde el que se difunden los cursos —bajo el nombre “Egipto aprender a pensar”— omite el nombre de Aparicio y su alias anterior, aunque contiene interacciones de su entorno y material que remite directamente al caso.
En ese marco, este martes se presentaron en la Justicia al menos cuatro mujeres que se identifican como víctimas de Aparicio, entre ellas Liliana Dariomerlo, quien brindó un testimonio contundente. “Es un escrito en donde ponemos en conocimiento la mirada de la víctima. En donde manifestamos que utiliza un lenguaje que se burla de la Justicia, que nos trata de mentirosas. Es muy encriptado, pero algo habitual en su modalidad de engaño. Es muy rebuscado”, expresó en El Doce.
Dariomerlo sostuvo que hay más de 250 víctimas reales. “Nos armaron una asociación ilícita. Estuvimos meses detenidas. Fue una vergüenza la causa en la Justicia de Córdoba”, denunció. También remarcó el material secuestrado durante los allanamientos: “Tenía libros sobre psicología oscura y ‘Cómo crear tu secta’. La fiscal hizo una investigación profunda. Hay un tramo vinculado a delitos informáticos que falta profundizar”.
Respecto al impacto que causaba el grupo, recordó su experiencia en Huinca Renancó: “La gente se acercaba porque nos veía muy bien, les encantaba la dinámica de trabajo. Creo que fuimos una suerte de instrumentos de Aparicio. Nos da bronca que siga imputado por trata, esclavitud y abuso, y que hoy esté promocionando cursos como si nada”.
La mujer también narró el nivel de manipulación que ejercía el acusado. “Llegamos a tenerle miedo. Él decía que podía hacerse presente en nuestras casas y leer nuestra mente. Te humillaba frente a 70 u 80 personas. Yo caminé el infierno y salí ilesa”, concluyó ante las cámaras de Arriba Córdoba.
