CULTURA
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Milan Kundera: ¿próximo Nobel de Literatura?

El escritor checo recibió el galardón que históricamente significa la antesala del Nobel. Acusaciones a un autor perseguido y con quien es necesario subsanar viejas ofensas.

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Ayer y hoy. Milan Kundera en octubre del año pasado, caminando por una calle parisina (izq). El escritor en 1968 (der), y la novela que lo lanzó a la fama, La broma. | cedoc

A los 91 años, Milan Kundera recibió el Premio Franz Kafka, galardón que otorga la Sociedad homónima y la ciudad de Praga, República Checa, con el aval del presidente del Senado y la alcaldía de la ciudad. El mismo consta de 10.000 dólares y una estatuilla a escala del monumento al que se puede clasificar como el primer escritor en lengua alemana cuando Alemania se constituyó como Estado. Vale decir: Kafka fue el primer escritor en alemán, quien logró un cambio radical en la literatura, siendo un judío que ni siquiera había nacido y vivido allí. Mensaje que trastoca el tiempo y anida irrefutable a la sombra de un genocidio que, luego de su muerte, en 1924, obró sobre sus hermanas, Ottla, Valli y Gabriele.

El camino de Kundera resulta una inversión al de Kafka: pudo migrar. Nacido en Brno (Moravia), ciudad donde partisanos judíos formaron una brigada para rescatar los libros del saqueo nazi y la ocupación soviética, escapó de Checoslovaquia en 1975, a 5 años de sufrir la miseria a raíz de su segunda expulsión del Partido Comunista al relacionarlo con la revuelta conocida como la Primavera de Praga. La leyenda del escape –convengamos que toda evasión de un escritor genera una historia fantástica– refiere a que se materializó en un auto donde cargó a la esposa y gran parte de su biblioteca personal. El destino final sería Francia, país donde en un principio sobrevivió como docente en el ámbito universitario.

De la primera expulsión partidaria da cuenta La broma, novela escrita en lengua checa (lengua madre que abandonaría en 1994 por el francés). A ella siguieron La vida está en otra parte y La despedida, novelas que recibieron premios internacionales que a los ojos del régimen checo lo convertían en un intocable y sospechoso, digno de espionaje. Ya instalado en Francia, recibió la nacionalidad gala por oficio del célebre ministro de cultura Jack Lang, al mismo tiempo que Julio Cortázar, luego de que el régimen comunista checo le quitara la propia convirtiéndolo en apátrida. Situación que no tenía el argentino: Videla no quitaba la nacionalidad sino la presencia humana a quien correspondía el nombre del pasaporte. Saldado tal malentendido de nacionalidad, Kundera continuó su obra literaria consagrando un best seller: La insoportable levedad del ser. Al éxito editorial siguió el cine y la traducción a más de cuarenta idiomas, en un suceso de consagración hacia la elaborada maquinaria de su escritura.

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En 2004 la República Checa ingresó al Mercado Común Europeo, de allí su clase política trató de saldar el daño cultural heredado por la dictadura pro soviética, tanto como ocultar su propio vínculo, reivindicando a las figuras expulsadas para lucir el aspecto de una nación integrada a la Europa del siglo XXI. 

Como parte de ese plan, en 2007 Kundera recibe el Premio Nacional de Literatura y no asiste a recibirlo, un desplante que tal vez originó al año siguiente cierta difamación proveniente de una investigación sobre archivos de inteligencia: se lo indica como colaborador del régimen, que señaló como espía a alguien en la escuela de cine donde trabajaba. A esto contestó tajante con que eran puras mentiras.

De todas formas, las paces con el pasado ocurren y en diciembre pasado se le restituyó la nacionalidad checa que el escritor aceptó con un gesto: donó su biblioteca personal y archivo a la biblioteca de Brno. Pero para empañar tal suceso, este año se publicó en checo la biografía de Kundera escrita por Jan Novák, lo que instaló esa inquina stalinista como prólogo a su premio. La escritora y traductora checa Monika Zgustová, el lunes publicó un artículo en el sitio web de la revista Counter Punch donde advierte sobre Novák y el espionaje que sufría Kundera: “El archivo más consultado es el de la policía secreta, la temida StB (Státní bezpečnost), versión checa de la Stasi de la República Democrática Alemana. (…) Sin dudas, si un biógrafo va husmeando en archivos policiales de esta naturaleza, se enterará de ciertos detalles íntimos sobre su tema. El uso de dicha información es, al menos, cuestionable: ¿es ético basar una biografía en datos que han sido obtenidos ilegalmente?” También destaca que la otra fuente del biógrafo es el psiquiatra y sexólogo Ivo Pondělíček, un infidente sospechoso de mitomanía. 

Desde 2001, el Premio Franz Kafka se otorgó a escritores como Philip Roth, Yves Bonnefoy, John Banville, Amos Oz y Margaret Atwood. Antes del Premio Nobel de Literatura también lo recibieron: Harold Pinter, Elfriede Jelinek y Peter Handke. Tal vez es hora que el destino sea justo con Milan Kundera y también reciba el Nobel, una manera de subsanar la ofensa que lo real hace a lo fantástico.