DEPORTES
triunfo de visitante

Racing fue más eficaz que el Rojo, aprovechó la chance que tuvo y ganó el clásico de Avellaneda

Racing tuvo paciencia y al final le dio resultado. Después de un primer tiempo intenso y parejo, con dos equipos que no especularon y fueron a buscar los tres puntos, el equipo de Gustavo Costas esperó que el Rojo bajara el ritmo para dar la estocada. Y lo logró a partir de una habilitación exquisita de Bruno Zuculini y una definición de manual de Adrián Martínez. Con el 0-1, Independiente perdió el control y se limitó a lanzar pelotazos inofensivos. Con este triunfo de visitante, la Academia redondeó una racha positiva: ganó seis de los últimos nueve clásicos.

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Una maravilla. Adrián Martínez deja en el camino al arquero Rey y define. Después de la confirmación del VAR, Racing festejó. | fotobaires

El Rojo no nos acostumbró a perder los clásicos

Claudio Gómez

Cuando tu viejo te hace hincha del mismo club que él y te lleva a la cancha por primera vez no te explica cómo superar una derrota en un clásico. Después la vida hace que vivas muchas derrotas, pero tampoco alcanza. Hasta que tomás conciencia de que no hay fórmulas que se puedan aplicar para aceptar lo inevitable, para tomar de un modo racional el resultado de un partido de fútbol.

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A veces tratás de convencerte de que no tiene demasiado sentido poner en juego tu estado de ánimo en los noventa minutos que dura un partido, que las cosas verdaderamente importantes pasan por otro lugar, que hay otras prioridades. Hasta que llega la fecha. Entonces empezás a mirar cómo están ellos, si le expulsaron a ese delantero que la viene rompiendo o si se lesionó alguno de los defensores. La previa es pura ansiedad. Y el día del partido todo se reconfigura.

Perder con Racing tiene otro condimento: no estamos acostumbrados. El próximo mes se van a cumplir 50 años del partido en que Independiente dio vuelta el historial. Fue un 4-1 con tres goles del Bocha. Desde entonces, en Avellaneda todo fue rojo. La paternidad llegó a sumar 23 partidos, una diferencia irremontable. Hasta el equipo que descendió en 2013 se dio el lujo de ganarles. Eso: Independiente nos acostumbró a otra cosa.

Entonces, cuando ves que Racing viene al Libertadores de América-Ricardo Bochini y se lleva tres puntos que mereció, la desazón es intolerable. Empezás a buscar explicaciones en los cambios, en algún error menor del árbitro, en qué hubiera pasado si entraba esa del primer tiempo.

Pero nada te consuela, por supuesto. Ni siquiera lo bien que el equipo jugó la primera media hora, con presión, actitud y hambre de clásico. Y no hay consuelo, porque también fuiste testigo de cómo se fue desinflando y, sobre todo, de la manera en que terminó, con pelotazos divididos a todos los delanteros que hizo entrar Tevez.

Ahora es el momento de los mensajes de wasap, de las gastadas que te mandan tus amigos de la Academia, de tu foto con gesto de velorio que te sacó un examigo y la hizo circular por grupos en los que vos estás.

Por un momento agradecés que la AFA haya inventado esta fecha con todos los clásicos para que tu derrota pase más desapercibida. ¡Atención, ya arranca Huracán-San Lorenzo! ¡Ojo que mañana es el superclásico! Pero te das cuenta de que no funciona ni como placebo, que el operativo distracción no te engaña. 

Perdimos con Racing en nuestra cancha. No hay consuelo ni explicación. Qué razón tenía Jorge Valdano cuando sentenció que el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes.

 

Un goce y una felicidad que ya empieza a ser habitual

Agustín Colombo

En medio de la felicidad que genera este triunfo entre los hinchas de Racing, no somos pocos los que nos quedamos con un sinsabor propio de este tiempo: no haber dejado la voz con el gol de Maravilla Martínez, que encima sucedió como en cámara lenta: el pase quirúrgico de Zuculini, la salida del arquero Rey, el amague del delantero y el gol, que estuvo inmediatamente seguido del línea levantando la bandera. Ni el propio Martínez lo gritó en ese momento. Por suerte existe el VAR, que corrigió el error del árbitro. Obviamente que hubo sonrisas, abrazos y algún grito, pero no fue lo mismo. Festejos de gol en tiempos de VAR.  

Ese podría ser el asterisco de este clásico de Avellaneda que quedó, otra vez, en manos de Racing. Lo de otra vez no es retórico, sino un dato fáctico: seis de los últimos clásicos fueron para la Academia. Acá al lado, Claudio Gómez estará lamentando este nuevo clásico fallido, algo habitual en esta década, aunque en el historial, los hinchas y estadígrafos de Independiente de PERFIL y de otros medios se empeñen en maquillar. Que copas nacionales sí, que copas nacionales no. Que amateurismo, que profesionalismo. Diseccionan para dibujar números según su conveniencia.  

Racing, este Racing que protagoniza torneos y arma planteles competitivos, este Racing de Gustavo Costas, el más hincha de todos los entrenadores, impuso su jerarquía ante un Independiente que de local exhibe casi todos sus problemas. No alcanza con las ganas que inyecta Carlitos Tevez durante la semana: a veces, hay que pensar más que correr. Y el fútbol siempre es mucho más lindo cuando la tienen jugadores como Juanfer Quintero que cuando varios perros de presa ralean la cancha. Es arte contra destrucción.

¿Mereció ganar Racing? Probablemente sí, aunque también pudo haber recibido algún gol en contra, sobre todo en el primer tiempo, cuando Luna desequilibraba por los dos costados. Estuvo bien Costas en el entretiempo cuando hizo ingresar a Nazareno Colombo, armó una línea de cinco y neutralizó al juvenil. Es uno de los cambios positivos con respecto a la época de Gago: Racing ofrece cierta garantía en el fondo. No es fácil entrarle, y cuando hay grietas, el técnico sabe corregirlas.   

Ahora, con el grito de los jugadores en el Libertadores de América y los hinchas saltando y cantando en sus casas, solo queda la semana de festejo, el goce, alguna cargada sana a algún amigo o compañero de trabajo. Porque todo pudo haber terminado en un empate, pero el destello de Zuculini y la definición de Maravilla lo evitaron. Y Racing, otra vez, volvió a ganarle al Rojo en su casa, donde ganó dos de los últimos tres encuentros.