ECONOMIA
AUMENTO EN LAS GÓNDOLAS

Distorsión de precios: la diferencia de valor de un mismo producto puede ser de hasta un 70%

La variación se da entre comercios en CABA, según un relevamiento de PERFIL. Economistas explican que esto es parte del reacomodamiento de valores que estaban regulados y de la inflación, que hace difícil contar con valores de referencia. Pero, mientras tarifas, combustibles, prepagas y alimentos se acomodan, los salarios siguen atrasados y sin ajustarse. Por eso, las ventas navideñas cayeron hasta 20%.

precios relativos
INCERTIDUMBRE. Economistas indican que el reordenamiento de precios puede extenderse. | Pablo Cuarterolo

El mismo paquete de yerba, por medio kilo y de la misma marca y calidad, puede costar, en diferentes supermercados de CABA, entre $1011 y $1749, lo que representa una diferencia del 78%. Lo mismo pasa con otros productos como la leche larga vida, que según un relevamiento de PERFIL puede salir –siempre comparando productos idénticos– entre $720 y $920; y el azúcar por kilo, que se ofrece entre $990 y $1335 si se miden los precios de una de las marcas más económicas. Además de la falta de precios de referencia, algunos locales exhiben carteles con máximos de dos por cliente en productos como el aceite o la mayonesa.

Según explicaron economistas a PERFIL, en contextos de incertidumbre como el actual, se trata de imágenes a las que, por un tiempo, deberíamos acostumbrarnos. 

“Esto tiene que ver con todo el proceso de reordenamiento de precios relativos, pero se relaciona mucho también con momentos de alta incertidumbre, alta inflación y la falta de un ancla en el sistema de precios”, explicó a este medio Diego Martínez Burzaco. “Esa dispersión de que un mismo bien pueda tener precios diferentes es producto de que hacia adelante muchos comerciantes no saben cuál es el precio de reposición”. Eso, agregó, debería ir cediendo “en la medida en que funcionen dos cosas: el plan con ancla fiscal que lanzó el Gobierno -y que eso prospere-, y un esquema de mayor competencia que permita evitar esa dispersión”.

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El tema de la falta de precios relativos es de larga data. Ahora, a la inercia inflacionaria de los últimos meses, se le sumó el sinceramiento de precios. “Es algo razonable en algún punto”, comentó el economista Camilo Tiscornia. “Estamos en una especie de proceso de sinceramiento de precios en donde, ante una mayor libertad, las empresas van tratando de fijar los precios como les parece, y se tendrán que ir acomodando ante la realidad del mercado”. 

Dentro de ese nuevo panorama de precios, algunos productos pueden encontrarse con diferencias superiores al 70% entre comercio y comercio. “Los productos no tienen por qué costar lo mismo en todos lados, en tanto y en cuanto los precios reflejen la realidad de la demanda de manera razonable”, agregó Tiscornia. En cambio, opinó, las distorsiones que ocurrían durante la vigencia de precios regulados como el programa Precios Justos “no tenían sentido”.

Dentro de la corrección de precios atrasados, entre ellos el dólar, “comienza a desencadenarse una corrección paulatina de precios relativos”, agregó el economista Salvador Vitelli a PERFIL. “Lo que estamos viendo ahora es un sinceramiento, pero aún no tenemos por definición un plan de estabilización, porque no hay medidas para intentar morigerar el efecto que esto causa en el poder adquisitivo del salario, que es uno de los precios relativos que se termina ajustando”.  

Sin embargo, aclaró también, “tener precios regulados termina generando una deficiente asignación de recursos, debido a que, en la medida en que se controlen precios, va a escasear cantidad”. 

En algunas grandes superficies los carteles de máximo por cliente se mantienen incluso después de la liberación de precios. “Hay algunos casos puntuales. Siempre pasa con inflación elevada”, explicó a este medio Fernando Aguirre, vocero de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), que junto a la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) acordaron con la Secretaría de Comercio y Defensa del Consumidor establecer de manera “voluntaria y transitoria” un descuento del 20% en los precios de 20 productos de la canasta básica. 

Según comunicaron desde las entidades, estos precios diferenciados se pueden encontrar en supermercados de catorce provincias del país desde el 27 de diciembre y por 60 días. 

Hasta el momento, según Aguirre, los consumidores han tenido “muy buena respuesta”. El empresario aclaró que cada supermercado fija el precio y que “no hay marcas ni precios preestablecidos. Es voluntario y no hay controles del Gobierno. Pero la gente los aprecia en un entorno de altísima inflación como el actual”.

Según las consultoras privadas, diciembre cerró con una inflación de entre el 25% y el 30%, y los próximos meses se perfilan con cifras similares.

Mientras tanto, y a la espera del dato oficial, que se conocerá el 11 de este mes, los precios siguen aumentando. “Esta semana recibimos notificación de aumentos de entre el 12% y el 15% por parte de dos empresas lácteas importantes”, comentó a PERFIL Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires (FABA). Otros productos como galletitas y golosinas también sufrieron aumentos de entre el 15% y el 35% durante la semana. Por eso, explicó Savore, “decidimos entre los colegas dejar de comprar”. 

Pero hay productos imprescindibles para esta altura del año, como los repelentes, que sufrieron incrementos de alrededor del 60% y que “tampoco se consiguen”, agregó el titular de FABA. “La caja de espirales, que la vendía a $690 hace días, hoy la tengo que vender a $1100”. 

Con respecto al abastecimiento de otros productos, Savore estimó que no será un gran problema por la importante caída en las ventas que se espera para los próximos meses. “La mercadería duplicó el valor y la gente no puede comprar lo que compró el mes pasado. Y es el doble en todo, no solamente en alimentos. La caída del consumo va a ser muy grave”, explicó. 

En cuanto a productos como el arroz, que falta desde hace meses en mayoristas, Savore agregó que “lo que conseguimos es el arroz fino largo, el más económico, y seguimos con ese precio abusivo. Lo pagábamos hace cuatro meses 450 pesos el kilo y hoy nos cuesta entre $1200 y $1250”.

Las cosas no solamente se complican para los consumidores, sino también para los comercios. “En cuanto a las ventas navideñas estimamos que la caída fue de 20 puntos”, concluyó.